Job 36; Job 37; Hechos 15:22-41

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Job 36

1 Y AñADIO Eliú, y dijo:
2 Espérame un poco, y enseñarte he; Porque todavía tengo razones en orden á Dios.
3 Tomaré mi noticia de lejos, Y atribuiré justicia á mi Hacedor.
4 Porque de cierto no son mentira mis palabras; Contigo está el que es íntegro en sus conceptos.
5 He aquí que Dios es grande, mas no desestima á nadie; Es poderoso en fuerza de sabiduría.
6 No otorgará vida al impío, Y á los afligidos dará su derecho.
7 No quitará sus ojos del justo; Antes bien con los reyes los pondrá en solio para siempre, Y serán ensalzados.
8 Y si estuvieren prendidos en grillos, Y aprisionados en las cuerdas de aflicción,
9 El les dará á conocer la obra de ellos, Y que prevalecieron sus rebeliones.
10 Despierta además el oído de ellos para la corrección, Y díce les que se conviertan de la iniquidad.
11 Si oyeren, y le sirvieren, Acabarán sus días en bien, y sus años en deleites.
12 Mas si no oyeren, serán pasados á cuchillo, Y perecerán sin sabiduría.
13 Empero los hipócritas de corazón lo irritarán más, Y no clamarán cuando él los atare.
14 Fallecerá el alma de ellos en su mocedad, Y su vida entre los sodomitas.
15 Al pobre librará de su pobreza, Y en la aflicción despertará su oído.
16 Asimismo te apartaría de la boca de la angustia A lugar espacioso, libre de todo apuro; Y te asentará mesa llena de grosura.
17 Mas tú has llenado el juicio del impío, En vez de sustentar el juicio y la justicia.
18 Por lo cual teme que en su ira no te quite con golpe, El cual no puedas apartar de ti con gran rescate.
19 ¿Hará él estima de tus riquezas, ni del oro, Ni de todas las fuerzas del poder?
20 No anheles la noche, En que desaparecen los pueblos de su lugar.
21 Guárdate, no tornes á la iniquidad; Pues ésta escogiste más bien que la aflicción.
22 He aquí que Dios es excelso con su potencia; ¿Qué enseñador semejante á él?
23 ¿Quién le ha prescrito su camino? ¿Y quién le dirá: Iniquidad has hecho?
24 Acuérdate de engrandecer su obra, La cual contemplan los hombres.
25 Los hombres todos la ven; Mírala el hombre de lejos.
26 He aquí, Dios es grande, y nosotros no le conocemos; Ni se puede rastrear el número de sus años.
27 El reduce las gotas de las aguas, Al derramarse la lluvia según el vapor;
28 Las cuales destilan las nubes, Goteando en abundancia sobre los hombres.
29 ¿Quién podrá tampoco comprender la extensión de las nubes, Y el sonido estrepitoso de su pabellón?
30 He aquí que sobre él extiende su luz, Y cobija con ella las raíces de la mar.
31 Bien que por esos medios castiga á los pueblos, A la multitud da comida.
32 Con las nubes encubre la luz, Y mándale no brillar, interponiendo aquéllas.
33 Tocante á ella anunciará el trueno, su compañero, Que hay acumulación de ira sobre el que se eleva.
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Job 37

1 A ESTO también se espanta mi corazón, Y salta de su lugar.
2 Oid atentamente su voz terrible, y el sonido que sale de su boca.
3 Debajo de todos los cielos lo dirige, Y su luz hasta los fines de la tierra.
4 Después de ella bramará el sonido, Tronará él con la voz de su magnificencia; Y aunque sea oída su voz, no los detiene.
5 Tronará Dios maravillosamente con su voz; El hace grandes cosas, que nosotros no entendemos.
6 Porque á la nieve dice: Desciende á la tierra; También á la llovizna, Y á los aguaceros de su fortaleza.
7 Así hace retirarse á todo hombre, Para que los hombres todos reconozcan su obra.
8 La bestia se entrará en su escondrijo, Y estaráse en sus moradas.
9 Del mediodía viene el torbellino, Y el frío de los vientos del norte.
10 Por el soplo de Dios se da el hielo, Y las anchas aguas son constreñidas.
11 Regando también llega á disipar la densa nube, Y con su luz esparce la niebla.
12 Asimismo por sus designios se revuelven las nubes en derredor, Para hacer sobre la haz del mundo, En la tierra, lo que él les mandara.
13 Unas veces por azote, otras pos causa de su tierra, Otras por misericordia las hará parecer.
14 Escucha esto, Job; Repósate, y considera las maravillas de Dios.
15 ¿Supiste tú cuándo Dios las ponía en concierto, Y hacía levantar la luz de su nube?
16 ¿Has tú conocido las diferencias de las nubes, Las maravillas del Perfecto en sabiduría?
17 ¿Por qué están calientes tus vestidos Cuando se fija el viento del mediodía sobre la tierra?
18 ¿Extendiste tú con él los cielos, Firmes como un espejo sólido?
19 Muéstranos qué le hemos de decir; Porque nosotros no podemos componer las ideas á causa de las tinieblas.
20 ¿Será preciso contarle cuando yo hablaré? Por más que el hombre razone, quedará como abismado.
21 He aquí aún: no se puede mirar la luz esplendente en los cielos, Luego que pasa el viento y los limpia,
22 Viniendo de la parte del norte la dorada claridad. En Dios hay una majestad terrible.
23 El es Todopoderoso, al cual no alcanzamos, grande en potencia; Y en juicio y en multitud de justicia no afligirá.
24 Temerlo han por tanto los hombres: El no mira á los sabios de corazón.
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Hechos 15:22-41

22 Entonces pareció bien á los apóstoles y á los ancianos, con toda la iglesia, elegir varones de ellos, y enviarlos á Antioquía con Pablo y Bernabé: á Judas que tenía por sobrenombre Barsabas, y á Silas, varones principales entre los hermanos;
23 Y escribir por mano de ellos: Los apóstoles y los ancianos y los hermanos, á los hermanos de los Gentiles que están en Antioquía, y en Siria, y en Cilicia, salud:
24 Por cuanto hemos oído que algunos que han salido de nosotros, os han inquietado con palabras, trastornando vuestras almas, mandando circuncidaros y guardar la ley, á los cuales no mandamos;
25 Nos ha parecido, congregados en uno, elegir varones, y enviarlos á vosotros con nuestros amados Bernabé y Pablo,
26 Hombres que han expuesto sus vidas por el nombre de nuestro Señor Jesucristo.
27 Así que, enviamos á Judas y á Silas, los cuales también por palabra os harán saber lo mismo.
28 Que ha parecido bien al Espíritu Santo, y á nosotros, no imponeros ninguna carga más que estas cosas necesarias:
29 Que os abstengáis de cosas sacrificadas á ídolos, y de sangre, y de ahogado, y de fornicación; de las cuales cosas si os guardareis, bien haréis. Pasadlo bien.
30 Ellos entonces enviados, descendieron á Antioquía; y juntando la multitud, dieron la carta.
31 La cual, como leyeron, fueron gozosos de la consolación.
32 Judas también y Silas, como ellos también eran profetas, consolaron y confirmaron á los hermanos con abundancia de palabra.
33 Y pasando allí algún tiempo, fueron enviados de los hermanos á los apóstoles en paz.
34 Mas á Silas pareció bien el quedarse allí.
35 Y Pablo y Bernabé se estaban en Antioquía, enseñando la palabra del Señor y anunciando el evangelio con otros muchos.
36 Y después de algunos días, Pablo dijo á Bernabé: Volvamos á visitar á los hermanos por todas las ciudades en las cuales hemos anunciado la palabra del Señor, cómo están.
37 Y Bernabé quería que tomasen consigo á Juan, el que tenía por sobrenombre Marcos;
38 Mas á Pablo no le parecía bien llevar consigo al que se había apartado de ellos desde Pamphylia, y no había ido con ellos á la obra.
39 Y hubo tal contención entre ellos, que se apartaron el uno del otro; y Bernabé tomando á Marcos, navegó á Cipro.
40 Y Pablo escogiendo á Silas, partió encomendado de los hermanos á la gracia del Señor.
41 Y anduvo la Siria y la Cilicia, confirmando á las iglesias.
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