Salmos 58; Salmos 59; Salmos 60; Salmos 61; Salmos 62; Salmos 63; Salmos 64; Salmos 65

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Salmos 58

1 OH congregación, ¿pronunciáis en verdad justicia? ¿Juzgáis rectamente, hijos de los hombres?
2 Antes con el corazón obráis iniquidades: Hacéis pesar la violencia de vuestras manos en la tierra.
3 Enajenáronse los impíos desde la matriz; Descarriáronse desde el vientre, hablando mentira.
4 Veneno tienen semejante al veneno de la serpiente: Son como áspide sordo que cierra su oído;
5 Que no oye la voz de los que encantan, Por más hábil que el encantador sea.
6 Oh Dios, quiebra sus dientes en sus bocas: Quiebra, oh Jehová, las muelas de los leoncillos.
7 Corránse como aguas que se van de suyo: En entesando sus saetas, luego sean hechas pedazos.
8 Pasen ellos como el caracol que se deslíe: Como el abortivo de mujer, no vean el sol.
9 Antes que vuestras ollas sientan las espinas, Así vivos, así airados, los arrebatará él con tempestad.
10 Alegraráse el justo cuando viere la venganza: Sus pies lavará en la sangre del impío.
11 Entonces dirá el hombre: Ciertamente hay fruto para el justo; Ciertamente hay Dios que juzga en la tierra.
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Salmos 59

1 LIBRAME de mis enemigos, oh Dios mío: Ponme en salvo de los que contra mí se levantan.
2 Líbrame de los que obran iniquidad, Y sálvame de hombres sanguinarios.
3 Porque he aquí están acechando mi vida: Hanse juntado contra mí fuertes, No por falta mía, ni pecado mío, oh Jehová.
4 Sin delito mío corren y se aperciben: Despierta para venir á mi encuentro, y mira.
5 Y tú, Jehová Dios de los ejércitos, Dios de Israel, Despierta para visitar todas las gentes: No hayas misericordia de todos los que se rebelan con iniquidad. (Selah.)
6 Volveránse á la tarde, ladrarán como perros, Y rodearán la ciudad.
7 He aquí proferirán con su boca; Cuchillos están en sus labios, Porque dicen: ¿Quién oye?
8 Mas tú, Jehová, te reirás de ellos, Te burlarás de todas las gentes.
9 De su fuerza esperaré yo en ti: Porque Dios es mi defensa.
10 El Dios de mi misericordia me prevendrá: Dios me hará ver en mis enemigos mi deseo.
11 No los matarás, porque mi pueblo no se olvide: Hazlos vagar con tu fortaleza, y abátelos. Oh Jehová, escudo nuestro,
12 Por el pecado de su boca, por la palabra de sus labios; Y sean presos por su soberbia, Y por la maldición y mentira que profieren.
13 Acábalos con furor, acábalos, y no sean: Y sepan que Dios domina en Jacob Hasta los fines de la tierra. (Selah).
14 Vuelvan pues á la tarde, y ladren como perros, Y rodeen la ciudad.
15 Anden ellos errantes para hallar qué comer: Y si no se saciaren, murmuren.
16 Yo empero cantaré tu fortaleza, Y loaré de mañana tu misericordia: Porque has sido mi amparo Y refugio en el día de mi angustia.
17 Fortaleza mía, á ti cantaré; Porque eres Dios de mi amparo, Dios de mi misericordia.
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Salmos 60

1 OH Dios, tú nos has desechado, nos disipaste; Te has airado: vuélvete á nosotros.
2 Hiciste temblar la tierra, abrístela: Sana sus quiebras, porque titubea.
3 Has hecho ver á tu pueblo duras cosas: Hicístenos beber el vino de agitación.
4 Has dado á los que te temen bandera Que alcen por la verdad. (Selah.)
5 Para que se libren tus amados, Salva con tu diestra, y óyeme.
6 Dios pronunció por su santuario; yo me alegraré; Partiré á Sichêm, y mediré el valle de Succoth.
7 Mío es Galaad, y mío es Manasés; Y Ephraim es la fortaleza de mi cabeza; Judá, mi legislador;
8 Moab, la vasija de mi lavatorio; Sobre Edom echaré mi zapato: Haz júbilo sobre mí, oh Palestina.
9 ¿Quién me llevará á la ciudad fortalecida? ¿Quién me llevará hasta Idumea?
10 Ciertamente, tú, oh Dios, que nos habías desechado; Y no salías, oh Dios, con nuestros ejércitos.
11 Danos socorro contra el enemigo, Que vana es la salud de los hombres.
12 En Dios haremos proezas; Y él hollará nuestros enemigos.
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Salmos 61

1 OYE, oh Dios, mi clamor; A mi oración atiende.
2 Desde el cabo de la tierra clamaré á ti, cuando mi corazón desmayare: A la peña más alta que yo me conduzcas.
3 Porque tú has sido mi refugio, Y torre de fortaleza delante del enemigo.
4 Yo habitaré en tu tabernáculo para siempre: Estaré seguro bajo la cubierta de tus alas.
5 Porque tú, oh Dios, has oído mis votos, Has dado heredad á los que temen tu nombre.
6 Días sobre días añadirás al rey: Sus años serán como generación y generación.
7 Estará para siempre delante de Dios: Misericordia y verdad prepara que lo conserven.
8 Así cantaré tu nombre para siempre, Pagando mis votos cada día.
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Salmos 62

1 EN Dios solamente está callada mi alma: De él viene mi salud.
2 El solamente es mi fuerte, y mi salud; Es mi refugio, no resbalaré mucho.
3 ¿Hasta cuándo maquinaréis contra un hombre? Pereceréis todos vosotros, Caeréis como pared acostada, como cerca ruinosa.
4 Solamente consultan de arrojarle de su grandeza; Aman la mentira, Con su boca bendicen, pero maldicen en sus entrañas. (Selah.)
5 Alma mía, en Dios solamente reposa; Porque de él es mi esperanza.
6 El solamente es mi fuerte y mi salud: Es mi refugio, no resbalaré.
7 En Dios está mi salvación y mi gloria: En Dios está la roca de mi fortaleza, y mi refugio.
8 Esperad en él en todo tiempo, oh pueblos; Derramad delante de él vuestro corazón: Dios es nuestro amparo. (Selah.)
9 Por cierto, vanidad son los hijos de los hombres, mentira los hijos de varón: Pesándolos á todos igualmente en la balanza, Serán menos que la vanidad.
10 No confiéis en la violencia, Ni en la rapiña; no os envanezcáis: Si se aumentare la hacienda, no pongáis el corazón en ella.
11 Una vez habló Dios; Dos veces he oído esto: Que de Dios es la fortaleza.
12 Y de ti, oh Señor, es la misericordia: Porque tú pagas á cada uno conforme á su obra.
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Salmos 63

1 DIOS, Dios mío eres tú: levantaréme á ti de mañana: Mi alma tiene sed de ti, mi carne te desea, En tierra de sequedad y transida sin aguas;
2 Para ver tu fortaleza y tu gloria, Así como te he mirado en el santuario.
3 Porque mejor es tu misericordia que la vida: Mis labios te alabarán.
4 Así te bendeciré en mi vida: En tu nombre alzaré mis manos.
5 Como de meollo y de grosura será saciada mi alma; Y con labios de júbilo te alabará mi boca,
6 Cuando me acordaré de ti en mi lecho, Cuando meditaré de ti en las velas de la noche.
7 Porque has sido mi socorro; Y así en la sombra de tus alas me regocijaré.
8 Está mi alma apegada á ti: Tu diestra me ha sostenido.
9 Mas los que para destrucción buscaron mi alma, Caerán en los sitios bajos de la tierra.
10 Destruiránlos á filo de espada; Serán porción de las zorras.
11 Empero el rey se alegrará en Dios; Será alabado cualquiera que por él jura: Porque la boca de los que hablan mentira, será cerrada.
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Salmos 64

1 ESCUCHA, oh Dios, mi voz en mi oración: Guarda mi vida del miedo del enemigo.
2 Escóndeme del secreto consejo de los malignos; De la conspiración de los que obran iniquidad:
3 Que amolaron su lengua como cuchillo, Y armaron por su saeta palabra amarga;
4 Para asaetear á escondidas al íntegro: De improviso lo asaetean, y no temen.
5 Obstinados en su inicuo designio, Tratan de esconder los lazos, Y dicen: ¿Quién los ha de ver?
6 Inquieren iniquidades, hacen una investigación exacta; Y el íntimo pensamiento de cada uno de ellos, así como el corazón, es profundo.
7 Mas Dios los herirá con saeta; De repente serán sus plagas.
8 Y harán caer sobre sí sus mismas lenguas: Se espantarán todos los que los vieren.
9 Y temerán todos los hombres, Y anunciarán la obra de Dios, Y entenderán su hecho.
10 Alegraráse el justo en Jehová, y confiaráse en él; Y se gloriarán todos los rectos de corazón.
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Salmos 65

1 A TI es plácida la alabanza en Sión, oh Dios: Y á ti se pagarán los votos.
2 Tú oyes la oración: A ti vendrá toda carne.
3 Palabras de iniquidades me sobrepujaron: Mas nuestras rebeliones tú las perdonarás.
4 Dichoso el que tú escogieres, é hicieres llegar á ti, Para que habite en tus atrios: Seremos saciados del bien de tu casa, De tu santo templo.
5 Con tremendas cosas, en justicia, nos responderás tú, Oh Dios de nuestra salud, Esperanza de todos los términos de la tierra, Y de los más remotos confines de la mar.
6 Tú, el que afirma los montes con su potencia, Ceñido de valentía:
7 El que amansa el estruendo de los mares, el estruendo de sus ondas, Y el alboroto de las gentes.
8 Por tanto los habitadores de los fines de la tierra temen de tus maravillas. Tú haces alegrar las salidas de la mañana y de la tarde.
9 Visitas la tierra, y la riegas: En gran manera la enriqueces Con el río de Dios, lleno de aguas: Preparas el grano de ellos, cuando así la dispones.
10 Haces se empapen sus surcos, Haces descender sus canales: Ablándasla con lluvias, Bendices sus renuevos.
11 Tú coronas el año de tus bienes; Y tus nubes destilan grosura.
12 Destilan sobre las estancias del desierto; Y los collados se ciñen de alegría.
13 Vístense los llanos de manadas, Y los valles se cubren de grano: Dan voces de júbilo, y aun cantan.
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