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Proverbios 1

1 El propósito de los proverbios
Estos son los proverbios de Salomón, hijo de David, rey de Israel.
2 El propósito de los proverbios es enseñar sabiduría y disciplina,
y ayudar a las personas a comprender la inteligencia de los sabios.
3 Su propósito es enseñarles a vivir una vida disciplinada y exitosa,
y ayudarles a hacer lo que es correcto, justo e imparcial.
4 Estos proverbios darán inteligencia al ingenuo,
conocimiento y discernimiento al joven.
5 Que el sabio escuche estos proverbios y se haga aún más sabio.
Que los que tienen entendimiento reciban dirección
6 al estudiar el significado de estos proverbios y estas parábolas,
las palabras de los sabios y sus enigmas.
7 El temor del Señor
es la base del verdadero conocimiento,
pero los necios desprecian la sabiduría y la disciplina.
8 La exhortación de un padre: adquiere sabiduría
Hijo mío, presta atención cuando tu padre te corrige;
no descuides la instrucción de tu madre.
9 Lo que aprendas de ellos te coronará de gracia
y será como un collar de honor alrededor de tu cuello.
10 Hijo mío, si los pecadores quieren engatusarte,
¡dales la espalda!
11 Quizás te digan: «Ven con nosotros.
¡Escondámonos y matemos a alguien!
¡Vamos a emboscar a los inocentes, solo para divertirnos!
12 Vamos a tragarlos vivos, como lo hace la tumba;
vamos a tragarlos enteros, como a quienes descienden a la fosa de la muerte.
13 ¡Piensa en todas las grandes cosas que conseguiremos!
Llenaremos nuestras casas con todo lo robado.
14 Ven, únete a nosotros;
entre todos compartiremos el botín».
15 ¡Hijo mío, no vayas con ellos!
Mantente alejado de sus caminos.
16 Ellos corren a cometer malas acciones;
van de prisa a matar.
17 Si un pájaro ve que le tienden una trampa,
sabe que tiene que alejarse.
18 En cambio, esa gente se tiende una emboscada a sí misma,
pareciera que busca su propia muerte.
19 Así terminan todos los que codician el dinero;
esa codicia les roba la vida.
20 La Sabiduría hace oír su voz en las calles
La Sabiduría hace oír su voz en las calles;
clama en la plaza pública.
21 La Sabiduría clama a los que están reunidos frente a la entrada de la ciudad
y a las multitudes por la calle principal:
22 «Simplones, ¿hasta cuándo insistirán en su ignorancia?
Burlones, ¿hasta cuándo disfrutarán de sus burlas?
Necios, ¿hasta cuándo odiarán el saber?
23 Vengan y escuchen mi consejo.
Les abriré mi corazón
y los haré sabios.
24 »Los llamé muy a menudo pero no quisieron venir;
les tendí la mano pero no me hicieron caso.
25 No prestaron atención a mi consejo
y rechazaron la corrección que les ofrecí.
26 ¡Por eso me reiré cuando tengan problemas!
Me burlaré de ustedes cuando les llegue la desgracia,
27 cuando la calamidad caiga sobre ustedes como una tormenta,
cuando el desastre los envuelva como un ciclón,
y la angustia y la aflicción los abrumen.
28 »Entonces, cuando clamen por ayuda, no les responderé.
Aunque me busquen con ansiedad, no me encontrarán.
29 Pues odiaron el conocimiento
y decidieron no temer al Señor
.
30 Rechazaron mi consejo
y no prestaron atención cuando los corregía.
31 Por lo tanto, tendrán que comer el fruto amargo de vivir a su manera
y se ahogarán con sus propias intrigas.
32 Pues los simplones se apartan de mí hacia la muerte.
Los necios son destruidos por su despreocupación.
33 En cambio, todos los que me escuchan vivirán en paz,
tranquilos y sin temor del mal».
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Proverbios 2

1 Los beneficios de la sabiduría
Hijo mío, presta atención a lo que digo
y atesora mis mandatos.
2 Afina tus oídos a la sabiduría
y concéntrate en el entendimiento.
3 Clama por inteligencia
y pide entendimiento.
4 Búscalos como si fueran plata,
como si fueran tesoros escondidos.
5 Entonces comprenderás lo que significa temer al Señor
y obtendrás conocimiento de Dios.
6 ¡Pues el Señor
concede sabiduría!
De su boca provienen el saber y el entendimiento.
7 Al que es honrado, él le concede el tesoro del sentido común.
Él es un escudo para los que caminan con integridad.
8 Él cuida las sendas de los justos
y protege a los que le son fieles.
9 Entonces comprenderás lo que es correcto, justo e imparcial
y encontrarás el buen camino que debes seguir.
10 Pues la sabiduría entrará en tu corazón,
y el conocimiento te llenará de alegría.
11 Las decisiones sabias te protegerán;
el entendimiento te mantendrá a salvo.
12 La sabiduría te salvará de la gente mala,
de los que hablan con palabras retorcidas.
13 Estos hombres se alejan del camino correcto
para andar por sendas tenebrosas.
14 Se complacen en hacer lo malo
y disfrutan los caminos retorcidos del mal.
15 Sus acciones son torcidas,
y sus caminos son errados.
16 La sabiduría te librará de la mujer inmoral,
de las palabras seductoras de la mujer promiscua.
17 Ella abandonó a su marido
y no hace caso del pacto que hizo ante Dios.
18 Entrar a su casa lleva a la muerte;
es el camino a la tumba.
19 El hombre que la visita está condenado;
nunca llegará a los senderos de la vida.
20 Tú, en cambio, sigue los pasos de los hombres buenos
y permanece en los caminos de los justos.
21 Pues solo los justos vivirán en la tierra
y los íntegros permanecerán en ella.
22 Pero los perversos serán quitados de la tierra,
y los traidores serán arrancados de raíz.
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Proverbios 3

1 La confianza en el Señor
Hijo mío, nunca olvides las cosas que te he enseñado;
guarda mis mandatos en tu corazón.
2 Si así lo haces, vivirás muchos años,
y tu vida te dará satisfacción.
3 ¡Nunca permitas que la lealtad ni la bondad te abandonen!
Átalas alrededor de tu cuello como un recordatorio.
Escríbelas en lo profundo de tu corazón.
4 Entonces tendrás tanto el favor de Dios como el de la gente,
y lograrás una buena reputación.
5 Confía en el Señor
con todo tu corazón,
no dependas de tu propio entendimiento.
6 Busca su voluntad en todo lo que hagas,
y él te mostrará cuál camino tomar.
7 No te dejes impresionar por tu propia sabiduría.
En cambio, teme al Señor
y aléjate del mal.
8 Entonces dará salud a tu cuerpo
y fortaleza a tus huesos.
9 Honra al Señor
con tus riquezas
y con lo mejor de todo lo que produces.
10 Entonces él llenará tus graneros,
y tus tinajas se desbordarán de buen vino.
11 Hijo mío, no rechaces la disciplina del Señor
ni te enojes cuando te corrige.
12 Pues el Señor
corrige a los que ama,
tal como un padre corrige al hijo que es su deleite.
13 Alegre es el que encuentra sabiduría,
el que adquiere entendimiento.
14 Pues la sabiduría da más ganancia que la plata
y su paga es mejor que el oro.
15 La sabiduría es más preciosa que los rubíes;
nada de lo que desees puede compararse con ella.
16 Con la mano derecha, te ofrece una larga vida;
con la izquierda, riquezas y honor.
17 Te guiará por sendas agradables,
todos sus caminos dan satisfacción.
18 La sabiduría es un árbol de vida a los que la abrazan;
felices son los que se aferran a ella.
19 Con sabiduría el Señor
fundó la tierra,
con entendimiento creó los cielos.
20 Con su conocimiento se abrieron las fuentes profundas de la tierra
e hizo que el rocío se asiente bajo el cielo de la noche.
21 Hijo mío, no pierdas de vista el sentido común ni el discernimiento.
Aférrate a ellos,
22 porque refrescarán tu alma;
son como las joyas de un collar.
23 Te mantienen seguro en tu camino,
y tus pies no tropezarán.
24 Puedes irte a dormir sin miedo;
te acostarás y dormirás profundamente.
25 No hay por qué temer la calamidad repentina
ni la destrucción que viene sobre los perversos,
26 porque el Señor
es tu seguridad.
Él cuidará que tu pie no caiga en una trampa.
27 No dejes de hacer el bien a todo el que lo merece,
cuando esté a tu alcance ayudarlos.
28 Si puedes ayudar a tu prójimo hoy, no le digas:
«Vuelve mañana y entonces te ayudaré».
29 No trames hacerle daño a tu vecino,
porque los que viven cerca confían en ti.
30 No busques pelea sin motivo,
cuando nadie te ha hecho daño.
31 No envidies a las personas violentas,
ni imites su conducta.
32 El Señor
detesta a esa gente perversa;
en cambio, ofrece su amistad a los justos.
33 El Señor
maldice la casa del perverso,
pero bendice el hogar de los justos.
34 El Señor
se burla de los burlones,
pero muestra su bondad a los humildes.
35 Los sabios heredan honra,
¡pero los necios son avergonzados!
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Proverbios 4

1 El sabio consejo de un padre
Hijos míos, escuchen cuando su padre los corrige.
Presten atención y aprendan buen juicio,
2 porque les doy una buena orientación.
No se alejen de mis instrucciones.
3 Pues yo, igual que ustedes, fui hijo de mi padre,
amado tiernamente como el hijo único de mi madre.
4 Mi padre me enseñó:
«Toma en serio mis palabras.
Sigue mis mandatos y vivirás.
5 Adquiere sabiduría, desarrolla buen juicio.
No te olvides de mis palabras ni te alejes de ellas.
6 No des la espalda a la sabiduría, pues ella te protegerá;
ámala, y ella te guardará.
7 ¡Adquirir sabiduría es lo más sabio que puedes hacer!
Y en todo lo demás que hagas, desarrolla buen juicio.
8 Si valoras la sabiduría, ella te engrandecerá.
Abrázala, y te honrará.
9 Te pondrá una hermosa guirnalda de flores sobre la cabeza;
te entregará una preciosa corona».
10 Hijo mío, escúchame y haz lo que te digo,
y tendrás una buena y larga vida.
11 Te enseñaré los caminos de la sabiduría
y te guiaré por sendas rectas.
12 Cuando camines, no te detendrán;
cuando corras, no tropezarás.
13 Aférrate a mis instrucciones, no las dejes ir;
cuídalas bien, porque son la clave de la vida.
14 No hagas lo que hacen los perversos
ni sigas el camino de los malos.
15 ¡Ni se te ocurra! No tomes ese camino.
Aléjate de él y sigue avanzando.
16 Pues las personas malvadas no pueden dormir sin hacer la mala acción del día.
No pueden descansar sin antes hacer tropezar a alguien.
17 ¡Se alimentan de la perversidad
y beben el vino de la violencia!
18 El camino de los justos es como la primera luz del amanecer,
que brilla cada vez más hasta que el día alcanza todo su esplendor.
19 Pero el camino de los perversos es como la más densa oscuridad;
ni siquiera saben con qué tropiezan.
20 Hijo mío, presta atención a lo que te digo.
Escucha atentamente mis palabras.
21 No las pierdas de vista.
Déjalas llegar hasta lo profundo de tu corazón,
22 pues traen vida a quienes las encuentran
y dan salud a todo el cuerpo.
23 Sobre todas las cosas cuida tu corazón,
porque este determina el rumbo de tu vida.
24 Evita toda expresión perversa;
aléjate de las palabras corruptas.
25 Mira hacia adelante
y fija los ojos en lo que está frente a ti.
26 Traza un sendero recto para tus pies;
permanece en el camino seguro.
27 No te desvíes,
evita que tus pies sigan el mal.
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Proverbios 5

1 Evita a las mujeres inmorales
Hijo mío, presta atención a mi sabiduría,
escucha cuidadosamente mi sabio consejo.
2 Entonces demostrarás discernimiento,
y tus labios expresarán lo que has aprendido.
3 Pues los labios de una mujer inmoral son tan dulces como la miel
y su boca es más suave que el aceite.
4 Pero al final ella resulta ser tan amarga como el veneno,
tan peligrosa como una espada de dos filos.
5 Sus pies descienden a la muerte,
sus pasos conducen derecho a la tumba.
6 Pues a ella no le interesa en absoluto el camino de la vida.
Va tambaleándose por un sendero torcido y no se da cuenta.
7 Así que ahora, hijos míos, escúchenme.
Nunca se aparten de lo que les voy a decir:
8 ¡Aléjate de ella!
¡No te acerques a la puerta de su casa!
9 Si lo haces perderás el honor,
y perderás todo lo que has logrado a manos de gente que no tiene compasión.
10 Gente extraña consumirá tus riquezas,
y otro disfrutará del fruto de tu trabajo.
11 Al final, gemirás de angustia
cuando la enfermedad consuma tu cuerpo.
12 Dirás: «¡Cuánto odié la disciplina!
¡Si tan solo no hubiera despreciado todas las advertencias!
13 ¿Por qué no escuché a mis maestros?
¿Por qué no presté atención a mis instructores?
14 He llegado al borde de la ruina
y ahora mi vergüenza será conocida por todos».
15 Bebe el agua de tu propio pozo,
comparte tu amor sólo con tu esposa.
16 ¿Para qué derramar por las calles el agua de tus manantiales
teniendo sexo con cualquiera?
17 Deben reservarla solo para los dos;
jamás la compartan con desconocidos.
18 Que tu esposa sea una fuente de bendición para ti.
Alégrate con la esposa de tu juventud.
19 Es una cierva amorosa, una gacela llena de gracia.
Que sus pechos te satisfagan siempre.
Que siempre seas cautivado por su amor.
20 Hijo mío, ¿por qué dejarte cautivar por una mujer inmoral
o acariciar los pechos de una mujer promiscua?
21 Pues el Señor
ve con claridad lo que hace el hombre,
examina cada senda que toma.
22 Un hombre malvado queda preso por sus propios pecados;
son cuerdas que lo atrapan y no lo sueltan.
23 Morirá por falta de control propio;
se perderá a causa de su gran insensatez.
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Proverbios 6

1 Lecciones para la vida diaria
Hijo mío, si has salido fiador por la deuda de un amigo
o has aceptado garantizar la deuda de un extraño,
2 si quedaste atrapado por el acuerdo que hiciste
y estás enredado por tus palabras,
3 sigue mi consejo y sálvate,
pues te has puesto a merced de tu amigo.
Ahora trágate tu orgullo;
ve y suplica que tu amigo borre tu nombre.
4 No postergues el asunto, ¡hazlo enseguida!
No descanses hasta haberlo realizado.
5 Sálvate como una gacela que escapa del cazador,
como un pájaro que huye de la red.
6 Tú, holgazán, aprende una lección de las hormigas.
¡Aprende de lo que hacen y hazte sabio!
7 A pesar de que no tienen príncipe
ni gobernador ni líder que las haga trabajar,
8 se esfuerzan todo el verano,
juntando alimento para el invierno.
9 Pero tú, holgazán, ¿hasta cuándo seguirás durmiendo?
¿Cuándo despertarás?
10 Un rato más de sueño, una breve siesta,
un pequeño descanso cruzado de brazos.
11 Entonces la pobreza te asaltará como un bandido;
la escasez te atacará como un ladrón armado.
12 ¿Cómo son las personas despreciables y perversas?
Nunca dejan de mentir,
13 demuestran su engaño al guiñar con los ojos,
al dar golpes suaves con los pies o hacer gestos con los dedos.
14 Sus corazones pervertidos traman el mal,
y andan siempre provocando problemas.
15 Sin embargo, serán destruidos de repente,
quebrantados en un instante y sin la menor esperanza de recuperarse.
16 Hay seis cosas que el Señor
odia,
no, son siete las que detesta:
17 los ojos arrogantes,
la lengua mentirosa,
las manos que matan al inocente,
18 el corazón que trama el mal,
los pies que corren a hacer lo malo,
19 el testigo falso que respira mentiras,
y el que siembra discordia en una familia.
20 Hijo mío, obedece los mandatos de tu padre,
y no descuides la instrucción de tu madre.
21 Guarda siempre sus palabras en tu corazón;
átalas alrededor de tu cuello.
22 Cuando camines, su consejo te guiará.
Cuando duermas, te protegerá.
Cuando despiertes, te orientará.
23 Pues su mandato es una lámpara
y su instrucción es una luz;
su disciplina correctiva
es el camino que lleva a la vida.
24 Te protegerán de la mujer inmoral,
de la lengua suave de la mujer promiscua.
25 No codicies su belleza;
no dejes que sus miradas coquetas te seduzcan.
26 Pues una prostituta te llevará a la pobreza,
pero dormir con la mujer de otro hombre te costará la vida.
27 ¿Acaso puede un hombre echarse fuego sobre las piernas
sin quemarse la ropa?
28 ¿Podrá caminar sobre carbones encendidos
sin ampollarse los pies?
29 Así le sucederá al hombre que duerme con la esposa de otro hombre.
El que la abrace no quedará sin castigo.
30 Tal vez haya excusas para un ladrón
que roba porque se muere de hambre.
31 Pero si lo atrapan, deberá pagar siete veces la cantidad que robó,
aunque tenga que vender todo lo que hay en su casa.
32 Pero el hombre que comete adulterio es un necio total,
porque se destruye a sí mismo.
33 Será herido y deshonrado.
Su vergüenza no se borrará jamás.
34 Pues el marido celoso de la mujer se enfurecerá,
y no tendrá misericordia cuando se cobre venganza.
35 No aceptará ninguna clase de compensación
ni habrá suma de dinero que lo satisfaga.
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Proverbios 7

1 Más advertencia sobre mujeres inmorales
Hijo mío, sigue mi consejo,
atesora siempre mis mandatos.
2 ¡Obedece mis mandatos y vive!
Guarda mis instrucciones tal como cuidas tus ojos.
3 Átalas a tus dedos como un recordatorio;
escríbelas en lo profundo de tu corazón.
4 Ama a la sabiduría como si fuera tu hermana
y haz a la inteligencia un querido miembro de tu familia.
5 Deja que ellas te prevengan de tener una aventura con una mujer inmoral
y de escuchar las adulaciones de una mujer promiscua.
6 Mientras estaba junto a la ventana de mi casa,
mirando a través de la cortina,
7 vi a unos muchachos ingenuos;
a uno en particular que le faltaba sentido común.
8 Cruzaba la calle cercana a la casa de una mujer inmoral
y se paseaba frente a su casa.
9 Era la hora del crepúsculo, al anochecer,
mientras caía la densa oscuridad.
10 La mujer se le acercó,
vestida de manera seductora y con corazón astuto.
11 Era rebelde y descarada,
de esas que nunca están conformes con quedarse en casa.
12 Suele frecuentar las calles y los mercados,
ofreciéndose en cada esquina.
13 Lo rodeó con sus brazos y lo besó,
y mirándolo con descaro le dijo:
14 «Acabo de hacer mis ofrendas de paz
y de cumplir mis votos.
15 ¡Tú eres precisamente al que estaba buscando!
¡Salí a encontrarte y aquí estás!
16 Mi cama está tendida con hermosas colchas,
con coloridas sábanas de lino egipcio.
17 La he perfumado
con mirra, áloes y canela.
18 Ven, bebamos sin medida la copa del amor hasta el amanecer.
Disfrutemos de nuestras caricias,
19 ahora que mi esposo no está en casa.
Se fue de viaje por mucho tiempo.
20 Se llevó la cartera llena de dinero
y no regresará hasta fin de mes».
21 Y así lo sedujo con sus dulces palabras
y lo engatusó con sus halagos.
22 Él la siguió de inmediato,
como un buey que va al matadero.
Era como un ciervo que cayó en la trampa,
23 en espera de la flecha que le atravesaría el corazón.
Era como un ave que vuela directo a la red,
sin saber que le costará la vida.
24 Por eso, hijos míos, escúchenme
y presten atención a mis palabras.
25 No dejen que el corazón se desvíe tras ella.
No anden vagando por sus caminos descarriados.
26 Pues ella ha sido la ruina de muchos;
numerosos hombres han caído en sus garras.
27 Su casa es el camino a la tumba.
Su alcoba es la guarida de la muerte.
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Proverbios 8

1 Llamado de la Sabiduría
¡Escuchen cuando la Sabiduría llama!
¡Oigan cuando el entendimiento alza su voz!
2 La Sabiduría toma su puesto en las encrucijadas,
en la cumbre de la colina, junto al camino.
3 Junto a las puertas de entrada a la ciudad,
en el camino de ingreso, grita con fuerza:
4 «¡A ustedes los llamo, a todos ustedes!
Levanto mi voz a toda persona.
5 Ustedes, ingenuos, usen el buen juicio.
Ustedes, necios, muestren un poco de entendimiento.
6 ¡Escúchenme! Tengo cosas importantes que decirles.
Todo lo que digo es correcto
7 pues hablo la verdad
y detesto toda clase de engaño.
8 Mi consejo es sano;
no tiene artimañas ni falsedad.
9 Mis palabras son obvias para todos los que tienen entendimiento,
claras para los que poseen conocimiento.
10 Elijan mi instrucción en lugar de la plata
y el conocimiento antes que el oro puro.
11 Pues la sabiduría es mucho más valiosa que los rubíes.
Nada de lo que uno pueda desear se compara con ella.
12 »Yo, la Sabiduría, convivo con el buen juicio.
Sé dónde encontrar conocimiento y discernimiento.
13 Todos los que temen al Señor
odiarán la maldad.
Por eso odio el orgullo y la arrogancia,
la corrupción y el lenguaje perverso.
14 El sentido común y el éxito me pertenecen.
La fuerza y la inteligencia son mías.
15 Gracias a mí reinan los reyes
y los gobernantes dictan decretos justos.
16 Los mandatarios gobiernan con mi ayuda
y los nobles emiten juicios justos.
17 »Amo a todos los que me aman.
Los que me buscan, me encontrarán.
18 Tengo riquezas y honor,
así como justicia y prosperidad duraderas.
19 ¡Mis dones son mejores que el oro, aun el oro más puro;
mi paga es mejor que la plata refinada!
20 Camino en rectitud,
por senderos de justicia.
21 Los que me aman heredan riquezas;
llenaré sus cofres de tesoros.
22 »El Señor
me formó desde el comienzo,
antes de crear cualquier otra cosa.
23 Fui nombrada desde la eternidad,
en el principio mismo, antes de que existiera la tierra.
24 Nací antes de que los océanos fueran creados,
antes de que brotara agua de los manantiales.
25 Antes de que se formaran las montañas,
antes que las colinas, yo nací,
26 antes de que el Señor
hiciera la tierra y los campos
y los primeros puñados de tierra.
27 Estaba presente cuando él estableció los cielos,
cuando trazó el horizonte sobre los océanos.
28 Estaba ahí cuando colocó las nubes arriba,
cuando estableció los manantiales en lo profundo de la tierra.
29 Estaba ahí cuando puso límites a los mares,
para que no se extendieran más allá de sus márgenes.
Y también cuando demarcó los cimientos de la tierra,
30 era la arquitecta a su lado.
Yo era su constante deleite,
y me alegraba siempre en su presencia.
31 ¡Qué feliz me puse con el mundo que él creó;
cuánto me alegré con la familia humana!
32 »Y ahora, hijos míos, escúchenme,
pues todos los que siguen mis caminos son felices.
33 Escuchen mi instrucción y sean sabios;
no la pasen por alto.
34 ¡Alegres son los que me escuchan,
y están atentos a mis puertas día tras día,
y me esperan afuera de mi casa!
35 Pues todo el que me encuentra, halla la vida
y recibe el favor del Señor
.
36 Pero el que no me encuentra se perjudica a sí mismo.
Todos los que me odian aman la muerte».
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Proverbios 9

1 La Sabiduría edificó su casa,
labró sus siete pilares.
2 Preparó un gran banquete,
mezcló los vinos y puso la mesa.
3 Envió a sus sirvientes para que invitaran a todo el mundo.
Ahora convoca desde el lugar más alto con vista a la ciudad:
4 «Entren conmigo», clama a los ingenuos.
Y a quienes les falta buen juicio, les dice:
5 «Vengan, disfruten mi comida
y beban el vino que he mezclado.
6 Dejen atrás sus caminos de ingenuidad y empiecen a vivir;
aprendan a usar el buen juicio».
7 El que reprende a un burlón recibirá un insulto a cambio;
el que corrige al perverso saldrá herido.
8 Por lo tanto, no te molestes en corregir a los burlones;
solo ganarás su odio.
En cambio, corrige a los sabios
y te amarán.
9 Instruye a los sabios,
y se volverán aún más sabios.
Enseña a los justos,
y aprenderán aún más.
10 El temor del Señor
es la base de la sabiduría.
Conocer al Santo da por resultado el buen juicio.
11 La sabiduría multiplicará tus días
y dará más años a tu vida.
12 Si te haces sabio, serás tú quien se beneficie.
Si desprecias la sabiduría, serás tú quien sufra.
13 Llamado de la Necedad
La mujer llamada Necedad es una atrevida
y aunque no se da cuenta es una ignorante.
14 Se sienta a la entrada de su casa,
en el lugar más alto con vista a la ciudad.
15 Llama a los hombres que pasan por ahí,
ocupados en sus propios asuntos.
16 «Entren conmigo», les dice a los ingenuos.
Y a los que les falta buen juicio, les dice:
17 «¡El agua robada es refrescante;
lo que se come a escondidas es más sabroso!».
18 Pero lo que menos se imaginan es que allí están los muertos.
Sus invitados están en lo profundo de la tumba.
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