Mateo 26:51-61

51 pero uno de los hombres que estaban con Jesús sacó su espada e hirió al esclavo del sumo sacerdote cortándole una oreja.
52 —le dijo Jesús—.
53 ¿No te das cuenta de que yo podría pedirle a mi Padre que enviara miles
de ángeles para que nos protejan, y él los enviaría de inmediato?
54 Pero si lo hiciera, ¿cómo se cumplirían las Escrituras, que describen lo que tiene que suceder ahora?».
55 Luego Jesús le dijo a la multitud:
56 En ese momento, todos los discípulos lo abandonaron y huyeron.
57 Jesús ante el Concilio
Luego la gente que había arrestado a Jesús lo llevó a la casa de Caifás, el sumo sacerdote, donde se habían reunido los maestros de la ley religiosa y los ancianos.
58 Mientras tanto, Pedro lo siguió de lejos y llegó al patio del sumo sacerdote. Entró, se sentó con los guardias y esperó para ver cómo acabaría todo.
59 Adentro, los principales sacerdotes y todo el Concilio Supremo
intentaban encontrar testigos que mintieran acerca de Jesús para poder ejecutarlo.
60 Sin embargo, aunque encontraron a muchos que accedieron a dar un falso testimonio, no pudieron usar el testimonio de ninguno. Finalmente, se presentaron dos hombres
61 y declararon: «Este hombre dijo: “Puedo destruir el templo de Dios y reconstruirlo en tres días”».
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