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Y cerca de la hora novena, Jesús exclamó con gran voz, diciendo: Elí, Elí, ¿lama sabactani? Esto es: Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado
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Y algunos de los que estaban allí, oyéndolo, decían: A Elías llama éste
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Y luego, corriendo uno de ellos, tomó una esponja, y la empapó de vinagre, y poniéndola en una caña, le daba de beber
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Y los otros decían: Deja, veamos si viene Elías a librarle
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Mas Jesús, habiendo otra vez exclamado con gran voz, dio el Espíritu
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Y he aquí, el velo del Templo se rompió en dos, de alto a bajo; y la tierra tembló, y las piedras se hendieron
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y se abrieron los sepulcros, y muchos cuerpos de santos que habían dormido, se levantaron
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y salidos de los sepulcros, después de su resurrección, vinieron a la santa ciudad, y aparecieron a muchos
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Y el centurión, y los que estaban con él guardando a Jesús, visto el terremoto, y las cosas que habían sido hechas, temieron en gran manera, diciendo: Verdaderamente Hijo de Dios era éste
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Y estaban allí muchas mujeres mirando de lejos, las cuales habían seguido de Galilea a Jesús, sirviéndole
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entre las cuales estaban María Magdalena, y María de Jacobo, y la madre de José, y la madre de los hijos de Zebedeo