Zacarías 8:11-21

11 »Pero ahora no trataré al remanente de mi pueblo como lo hice antes, dice el Señor
de los Ejércitos Celestiales.

12 Pues estoy plantando semillas de paz y prosperidad entre ustedes. Las vides estarán cargadas de fruta, la tierra producirá sus cosechas y los cielos soltarán el rocío. Una vez más yo haré que el remanente de Judá y de Israel herede estas bendiciones.

13 Entre las demás naciones, Judá e Israel se convirtieron en símbolo de una nación maldita. ¡Pues ya no lo serán más! Ahora los rescataré y los haré símbolo y fuente de bendición. Así que no tengan miedo. ¡Sean fuertes y sigan con la reconstrucción del templo!

14 »Pues el Señor
de los Ejércitos Celestiales dice: estaba decidido a castigarlos cuando sus antepasados me hicieron enojar y no cambié de parecer, dice el Señor
de los Ejércitos Celestiales.

15 Sin embargo, ahora estoy decidido a bendecir a Jerusalén y al pueblo de Judá, así que no tengan miedo.

16 Pero ustedes deben hacer lo siguiente: digan la verdad unos a otros. En sus tribunales, pronuncien veredictos que sean justos y que conduzcan a la paz.

17 No tramen el mal unos contra otros. Dejen de amar el decir mentiras y jurar que son verdad. Yo odio todas esas cosas, dice el Señor
».

18 Este es otro mensaje que me dio el Señor
de los Ejércitos Celestiales:

19 «El Señor
de los Ejércitos Celestiales dice: los ayunos tradicionales y los tiempos de luto que han mantenido al principio del verano, en pleno verano, en el otoño y en el invierno
ahora han terminado. Se convertirán en festivales de alegría y celebración para el pueblo de Judá. Así que amen la verdad y la paz.

20 »El Señor
de los Ejércitos Celestiales dice: gente de naciones y ciudades en todo el mundo viajará a Jerusalén.

21 La gente de una ciudad dirá a la gente de otra: “Vengan con nosotros a Jerusalén para pedir que el Señor
nos bendiga. Adoremos al Señor
de los Ejércitos Celestiales. Yo estoy decidido a ir”.

Zacarías 8:11-21 Meaning and Commentary

INTRODUCTION TO ZECHARIAH 8

This chapter contains promises of various blessings to the people of the Jews; and exhortations to each of the duties incumbent on them; and is concluded with a prophecy of the calling of the Gentiles. The cause of all the blessings promised is the love of God to them, signified by zeal, or jealousy for them, Zec 8:1,2. The blessings promised are the Lord's return to dwell in Jerusalem, and the integrity and holiness of that city, Zec 8:3. The long life of the inhabitants of it, and the plenty of children that should be born in it, Zec 8:4,5 and, however wonderful and incredible this might seem to some, it was not to the Lord, who was determined to bring his people that were in various distant countries to Jerusalem, and settle them there; and renew and reestablish his covenant with them, Zec 8:6-8 wherefore the Lord encourages them to go on in rebuilding the temple, Zec 8:9 and promises them that things would be better with them than in times past; that whereas there had been nothing but penury, affliction, and distress, now there should be great affluence and prosperity, Zec 8:10-12 and though before they were a curse among the nations, now they should be a blessing; and though their fathers were punished, they should be dealt well with, Zec 8:13-15 and then they are exhorted to the discharge of several duties mentioned, to which they are induced by the Lord's hatred of that which is evil, and by his turning their fasts into cheerful feasts. Zec 8:16-19 to which is added a prophecy of the calling and conversion of the Gentiles, which would make for the glory of the Jewish church; who are described by their numbers, being many people, and the inhabitants of many cities; by their association together, to pray to the Lord, and worship him; by their coming up to Jerusalem for that purpose; and by their junction with the Jews, to which they will be encouraged by having heard that God is with them, Zec 8:20-23.