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El reino de los cielos es semejante a un tesoro escondido en el campo, que al encontrarlo un hombre, lo vuelve a esconder, y de alegría por ello, va, vende todo lo que tiene y compra aquel campo.
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El reino de los cielos también es semejante a un mercader que busca perlas finas,
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y al encontrar una perla de gran valor, fue y vendió todo lo que tenía y la compró.
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El reino de los cielos también es semejante a una red barredera que se echó en el mar, y recogió peces de toda clase;
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y cuando se llenó, la sacaron a la playa; y se sentaron y recogieron los peces buenos en canastas, pero echaron fuera los malos.