6
Y el sacerdote esparza la sangre sobre el altar del SEÑOR, a la puerta del tabernáculo del testimonio, y haga perfume del sebo en olor muy aceptable al SEÑOR
7
Y nunca más sacrificarán sus sacrificios a los demonios, tras
de los cuales fornican; tendrán esto por estatuto perpetuo por sus edades
8
Les dirás también: Cualquier varón de la Casa de Israel, o de los extranjeros que peregrinan entre vosotros, que ofreciere holocausto o sacrificio
9
y no lo trajere a la puerta del tabernáculo del testimonio, para hacerlo al SEÑOR, el tal varón también será cortado de su pueblo
10
Y cualquier varón de la Casa de Israel, o de los extranjeros que peregrinan entre ellos, que comiere alguna sangre,
yo pondré mi rostro contra la persona que comiere sangre, y la cortaré de entre su pueblo
11
Porque el alma
(o la vida) de la carne en la sangre está; y yo os la he dado para reconciliar vuestras personas
(almas) sobre el altar; por lo cual la misma sangre reconciliará la persona
12
Por tanto, he dicho a los hijos de Israel: Ninguna persona de vosotros comerá sangre, ni el extranjero que peregrina entre vosotros comerá sangre
13
Y cualquier varón de los hijos de Israel, o de los extranjeros que peregrinan entre ellos, que cogiere caza de animal o de ave que
sea de comer, derramará su sangre y la cubrirá con tierra
14
Porque el alma de toda carne, su vida,
está en su sangre; por tanto he dicho a los hijos de Israel: No comeréis la sangre de ninguna carne, porque el alma
(o la vida) de toda carne
es su sangre; cualquiera que la comiere será cortado
15
Y cualquier persona que comiere
cosa mortecina o despedazada
por fiera, así de los naturales como de los extranjeros, lavará sus vestidos, y a sí
mismo se lavará con agua, y será inmundo hasta la tarde; y se limpiará
16
Y si no
los lavare, ni lavare su carne, llevará su iniquidad