La oposición de los samaritanos
51 Como se acercaba el tiempo de que fuera llevado al cielo, Jesús se hizo el firme propósito de ir a Jerusalén.
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Envió por delante mensajeros, que entraron en un pueblo samaritano para prepararle alojamiento;
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pero allí la gente no quiso recibirlo porque se dirigía a Jerusalén.
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Cuando los discípulos Jacobo y Juan vieron esto, le preguntaron:—Señor, ¿quieres que hagamos caer fuego del cielo para que los destruya?
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Pero Jesús se volvió a ellos y los reprendió.
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Luego siguieron la jornada a otra aldea.
Lo que cuesta seguir a Jesús
57 Iban por el camino cuando alguien le dijo:—Te seguiré a dondequiera que vayas.
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—Las zorras tienen madrigueras y las aves tienen nidos —le respondió Jesús—, pero el Hijo del hombre no tiene dónde recostar la cabeza.
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A otro le dijo:—Sígueme.—Señor —le contestó—, primero déjame ir a enterrar a mi padre.
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—Deja que los muertos entierren a sus propios muertos, pero tú ve y proclama el reino de Dios —le replicó Jesús.
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Otro afirmó:—Te seguiré, Señor; pero primero déjame despedirme de mi familia.
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Jesús le respondió:—Nadie que mire atrás después de poner la mano en el arado es apto para el reino de Dios.