Juan 10:27-37

27 Mis ovejas escuchan mi voz; yo las conozco, y ellas me siguen.
28 Les doy vida eterna, y nunca perecerán. Nadie puede quitármelas,
29 porque mi Padre me las ha dado, y él es más poderoso que todos.
Nadie puede quitarlas de la mano del Padre.
30 El Padre y yo somos uno.
31 Una vez más, las personas tomaron piedras para matarlo.
32 Jesús dijo:
33 —No te apedreamos por ninguna buena acción, ¡sino por blasfemia! —contestaron—. Tú, un hombre común y corriente, afirmas ser Dios.
34 Jesús respondió:
35 Y ustedes bien saben que las Escrituras no pueden ser modificadas. Así que, si a las personas que recibieron el mensaje de Dios se les llamó “dioses”,
36 ¿por qué ustedes me acusan de blasfemar cuando digo: “Soy el Hijo de Dios”? Después de todo, el Padre me separó y me envió al mundo.
37 No me crean a menos que lleve a cabo las obras de mi Padre;

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