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le dieron a beber vinagre mezclado con hiel; y gustándolo, no quiso beberlo.
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Y después que le hubieron colgado del madero, repartieron sus vestidos, echando suertes, para que se cumpliese lo que fue dicho por el profeta: Se repartieron mis vestidos, y sobre mi ropa echaron suertes.
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Y sentados le guardaban allí.
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Y pusieron sobre su cabeza su causa escrita: ESTE ES JESUS EL REY DE LOS JUDIOS.
38
Entonces colgaron en maderos con él dos ladrones, uno a la derecha, y otro a la izquierda.
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Y los que pasaban, le decían injurias, meneando sus cabezas,
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y diciendo: Tú, el que derribas el Templo, y en tres días
lo reedificas, sálvate a ti mismo. Si eres Hijo de Dios, desciende del madero.
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De esta manera también los príncipes de los sacerdotes, escarneciendo con los escribas y los ancianos, decían:
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A otros salvó, a sí mismo no puede salvar; si es el Rey de Israel, descienda ahora del madero, y creeremos a él.
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Confió en Dios; líbrele ahora si le quiere; porque ha dicho: Soy Hijo de Dios.
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Lo mismo también le injuriaban los ladrones que estaban colgados en maderos con él.