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Pero el sacerdote Joiada sacó a los capitanes de centenas que estaban al mando del ejército, y les dijo: Sacadla de entre las filas; y al que la siga, matadlo a espada. Porque el sacerdote había dicho: No la matéis en la casa del SEÑOR
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Al oír Atalía el estruendo del pueblo que corría y alababa al rey, se llegó al pueblo en la casa del SEÑOR,
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y miró, y he aquí, el rey estaba de pie junto a su columna a la entrada, y los capitanes y los trompetas estaban junto al rey. Y todo el pueblo del país se regocijaba y tocaba trompetas, y los cantores con sus instrumentos de música dirigían la alabanza. Entonces Atalía rasgó sus vestidos, y gritó: ¡Traición! ¡Traición!
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Pero el sacerdote Joiada sacó a los capitanes de centenas que estaban al mando del ejército, y les dijo: Sacadla de entre las filas; y al que la siga, matadlo a espada. Porque el sacerdote había dicho: No la matéis en la casa del SEÑOR
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Y le echaron mano, y cuando ella llegó a la entrada de la puerta de los Caballos de la casa del rey, allí la mataron.
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Entonces Joiada hizo un pacto entre todo el pueblo y el rey, de que ellos serían el pueblo del SEÑOR.