Hechos 20:18-28

18 Cuando llegaron, Pablo declaró: «Ustedes saben que desde el día que pisé la provincia de Asia hasta ahora,
19 he hecho el trabajo del Señor con humildad y con muchas lágrimas. He soportado las pruebas que me vinieron como consecuencia de las conspiraciones de los judíos.
20 Nunca me eché para atrás a la hora de decirles lo que necesitaban oír, ya fuera en público o en sus casas.
21 He tenido un solo mensaje para los judíos y los griegos por igual: la necesidad de arrepentirse del pecado, de volver a Dios y de tener fe en nuestro Señor Jesucristo.
22 »Ahora estoy obligado por el Espíritu
a ir a Jerusalén. No sé lo que me espera allí,
23 solo que el Espíritu Santo me dice que en ciudad tras ciudad, me esperan cárcel y sufrimiento;
24 pero mi vida no vale nada para mí a menos que la use para terminar la tarea que me asignó el Señor Jesús, la tarea de contarles a otros la Buena Noticia acerca de la maravillosa gracia de Dios.
25 »Y ahora sé que ninguno de ustedes, a quienes les he predicado del reino, volverá a verme.
26 Declaro hoy que he sido fiel. Si alguien sufre la muerte eterna, no será mi culpa,
27 porque no me eché para atrás a la hora de declarar todo lo que Dios quiere que ustedes sepan.
28 »Entonces cuídense a sí mismos y cuiden al pueblo de Dios. Alimenten y pastoreen al rebaño de Dios —su iglesia, comprada con su propia sangre
— sobre quien el Espíritu Santo los ha designado ancianos.
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