Juan 19:31-41

31 Era el día de preparación, y los líderes judíos no querían que los cuerpos permanecieran allí colgados el día siguiente, que era el día de descanso (y uno muy especial, porque era la Pascua). Entonces le pidieron a Pilato que mandara a quebrarles las piernas a los crucificados para apresurarles la muerte. Así podrían bajar los cuerpos.
32 Entonces los soldados fueron y les quebraron las piernas a los dos hombres crucificados con Jesús.
33 Cuando llegaron a Jesús, vieron que ya estaba muerto, así que no le quebraron las piernas.
34 Sin embargo, uno de los soldados le atravesó el costado con una lanza y, de inmediato, salió sangre y agua.
35 (La información anterior proviene de un testigo ocular que presenta un relato fiel. Él dice la verdad para que ustedes también crean
).
36 Esas cosas sucedieron para que se cumplieran las Escrituras que dicen: «Ni uno de sus huesos será quebrado»
37 y «Mirarán al que atravesaron»
.
38 Entierro de Jesús
Más tarde, José de Arimatea, quien había sido un discípulo secreto de Jesús (por temor a los líderes judíos), pidió permiso a Pilato para bajar el cuerpo de Jesús. Cuando Pilato concedió el permiso, José fue a buscar el cuerpo y se lo llevó.
39 Lo acompañó Nicodemo, el hombre que había ido a ver a Jesús de noche. Llevó consigo unos treinta y tres kilos
de ungüento perfumado, una mezcla de mirra y áloe.
40 De acuerdo con la costumbre de los entierros judíos, envolvieron el cuerpo de Jesús untado con las especias en largos lienzos de lino.
41 El lugar de la crucifixión estaba cerca de un huerto donde había una tumba nueva que nunca se había usado.
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