Salmos 137; Salmos 138; Salmos 139; 1 Corintios 13

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Salmos 137

1 JUNTO á los ríos de Babilonia, Allí nos sentábamos, y aun llorábamos, Acordándonos de Sión.
2 Sobre los sauces en medio de ella Colgamos nuestras arpas.
3 Y los que allí nos habían llevado cautivos nos pedían que cantásemos, Y los que nos habían desolado nos pedían alegría, diciendo:
4 Cantadnos algunos de los himnos de Sión. ¿Cómo cantaremos canción de Jehová En tierra de extraños?
5 Si me olvidare de ti, oh Jerusalem, Mi diestra sea olvidada.
6 Mi lengua se pegue á mi paladar, Si de ti no me acordare; Si no ensalzare á Jerusalem Como preferente asunto de mi alegría.
7 Acuérdate, oh Jehová, de los hijos de Edom En el día de Jerusalem; Quienes decían: Arrasadla, arrasadla Hasta los cimientos.
8 Hija de Babilonia destruída, Bienaventurado el que te diere el pago De lo que tú nos hiciste.
9 Bienaventurado el que tomará y estrellará tus niños Contra las piedras.
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Salmos 138

1 ALABARTE he con todo mi corazón: Delante de los dioses te cantaré salmos.
2 Encorvaréme al templo de tu santuario, Y alabaré tu nombre por tu misericordia y tu verdad: Porque has hecho magnífico tu nombre, y tu dicho sobre todas las cosas.
3 En el día que clamé, me respondiste; Esforzásteme con fortaleza en mi alma.
4 Confesarte han, oh Jehová, todos los reyes de la tierra, Cuando habrán oído los dichos de tu boca.
5 Y cantarán de los caminos de Jehová: Que la gloria de Jehová es grande.
6 Porque el alto Jehová atiende al humilde; Mas al altivo mira de lejos.
7 Si anduviere yo en medio de la angustia, tú me vivificarás: Contra la ira de mis enemigos extenderás tu mano, Y salvaráme tu diestra.
8 Jehová cumplirá por mí: Tu misericordia, oh Jehová, es para siempre; No dejarás la obra de tus manos.
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Salmos 139

1 OH Jehová, tú me has examinado y conocido.
2 Tú has conocido mi sentarme y mi levantarme, Has entendido desde lejos mis pensamientos.
3 Mi senda y mi acostarme has rodeado, Y estás impuesto en todos mis caminos.
4 Pues aun no está la palabra en mi lengua, Y he aquí, oh Jehová, tú la sabes toda.
5 Detrás y delante me guarneciste, Y sobre mí pusiste tu mano.
6 Más maravillosa es la ciencia que mi capacidad; Alta es, no puedo comprenderla.
7 ¿Adónde me iré de tu espíritu? ¿Y adónde huiré de tu presencia?
8 Si subiere á los cielos, allí estás tú: Y si en abismo hiciere mi estrado, he aquí allí tú estás.
9 Si tomare las alas del alba, Y habitare en el extremo de la mar,
10 Aun allí me guiará tu mano, Y me asirá tu diestra.
11 Si dijere: Ciertamente las tinieblas me encubrirán; Aun la noche resplandecerá tocante á mí.
12 Aun las tinieblas no encubren de ti, Y la noche resplandece como el día: Lo mismo te son las tinieblas que la luz.
13 Porque tú poseiste mis riñones; Cubrísteme en el vientre de mi madre.
14 Te alabaré; porque formidables, maravillosas son tus obras: Estoy maravillado, Y mi alma lo conoce mucho.
15 No fué encubierto de ti mi cuerpo, Bien que en oculto fuí formado, Y compaginado en lo más bajo de la tierra.
16 Mi embrión vieron tus ojos, Y en tu libro estaban escritas todas aquellas cosas Que fueron luego formadas, Sin faltar una de ellas.
17 Así que ¡cuán preciosos me son, oh Dios, tus pensamientos! ¡Cuán multiplicadas son sus cuentas!
18 Si los cuento, multiplícanse más que la arena: Despierto, y aun estoy contigo.
19 De cierto, oh Dios, matarás al impío; Apartaos pues de mí, hombres sanguinarios.
20 Porque blasfemias dicen ellos contra ti: Tus enemigos toman en vano tu nombre
21 ¿No tengo en odio, oh Jehová, á los que te aborrecen, Y me conmuevo contra tus enemigos?
22 Aborrézcolos con perfecto odio; Téngolos por enemigos.
23 Examíname, oh Dios, y conoce mi corazón: Pruébame y reconoce mis pensamientos:
24 Y ve si hay en mí camino de perversidad, Y guíame en el camino eterno.
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1 Corintios 13

1 SI yo hablase lenguas humanas y angélicas, y no tengo caridad, vengo á ser como metal que resuena, ó címbalo que retiñe.
2 Y si tuviese profecía, y entendiese todos los misterios y toda ciencia; y si tuviese toda la fe, de tal manera que traspasase los montes, y no tengo caridad, nada soy.
3 Y si repartiese toda mi hacienda para dar de comer a pobres, y si entregase mi cuerpo para ser quemado, y no tengo caridad, de nada me sirve.
4 La caridad es sufrida, es benigna; la caridad no tiene envidia, la caridad no hace sinrazón, no se ensancha;
5 No es injuriosa, no busca lo suyo, no se irrita, no piensa el mal;
6 No se huelga de la injusticia, mas se huelga de la verdad;
7 Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta.
8 La caridad nunca deja de ser: mas las profecías se han de acabar, y cesarán las lenguas, y la ciencia ha de ser quitada;
9 Porque en parte conocemos, y en parte profetizamos;
10 Mas cuando venga lo que es perfecto, entonces lo que es en parte será quitado.
11 Cuando yo era niño, hablaba como niño, pensaba como niño, juzgaba como niño, mas cuando ya fuí hombre hecho, dejé lo que era de niño.
12 Ahora vemos por espejo, en obscuridad; mas entonces veremos cara á cara: ahora conozco en parte; mas entonces conoceré como soy conocido.
13 Y ahora permanecen la fe, la esperanza, y la caridad, estas tres: empero la mayor de ellas es la caridad.
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