9
»Pero ante los ojos de mi pueblo
destruí a los amorreos,
aunque eran tan altos como cedros
y tan fuertes como robles.
Destruí el fruto de sus ramas
y arranqué sus raíces.
10
Fui yo quien los rescató a ustedes de Egipto
y los guió por el desierto durante cuarenta años
para que pudieran poseer la tierra de los amorreos.
11
Elegí a algunos de sus hijos para ser profetas
y a otros para ser nazareos.
¿Acaso puedes negar esto, Israel, pueblo mío?
—pregunta el Señor
—.
12
Pero ustedes hicieron que los nazareos pecaran, forzándolos a beber vino,
y les ordenaron a los profetas: “¡Cállense!”