Salmos 63; Salmos 64; Salmos 65; Romanos 6

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Salmos 63

1 Oh Dios, tú eres mi Dios; te buscaré con afán . Mi alma tiene sed de ti, mi carne te anhela cual tierra seca y árida donde no hay agua.
2 Así te contemplaba en el santuario, para ver tu poder y tu gloria.
3 Porque tu misericordia es mejor que la vida, mis labios te alabarán.
4 Así te bendeciré mientras viva, en tu nombre alzaré mis manos.
5 Como con médula y grosura está saciada mi alma; y con labios jubilosos te alaba mi boca.
6 Cuando en mi lecho me acuerdo de ti, en ti medito durante las vigilias de la noche.
7 Porque tú has sido mi socorro, y a la sombra de tus alas canto gozoso.
8 A ti se aferra mi alma; tu diestra me sostiene.
9 Pero los que buscan mi vida para destruirla, caerán a las profundidades de la tierra.
10 Serán entregados al poder de la espada; presa serán de las zorras.
11 Mas el rey se regocijará en Dios; y todo el que por El jura se gloriará, porque la boca de los que dicen mentiras será cerrada.
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Salmos 64

1 Escucha mi voz, oh Dios, en mi queja ; guarda mi vida del terror del enemigo.
2 Escóndeme de los planes secretos de los malhechores, del asalto de los obradores de iniquidad,
3 que afilan su lengua como espada, y lanzan palabras amargas como saeta,
4 para herir en oculto al íntegro; lo hieren repentinamente, y no temen.
5 Se aferran en propósitos malignos; hablan de tender trampas en secreto, y dicen: ¿Quién las verá?
6 Traman injusticias, diciendo: Estamos listos con una trama bien concebida; pues los pensamientos del hombre y su corazón son profundos .
7 Pero Dios les disparará con saeta; repentinamente serán heridos.
8 Vuelven su lengua tropezadero contra sí mismos; todos los que los vean menearán la cabeza.
9 Entonces todos los hombres temerán, y declararán la obra de Dios, y considerarán sus hechos.
10 El justo se alegrará en el SEÑOR, y en El se refugiará; y todos los rectos de corazón se gloriarán.
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Salmos 65

1 Silencio habrá delante de ti, y alabanza en Sion, oh Dios; y a ti se cumplirá el voto.
2 ¡Oh tú, que escuchas la oración! Hasta ti viene todo hombre .
3 Las iniquidades prevalecen contra mí; mas nuestras transgresiones tú las perdonas.
4 Cuán bienaventurado es el que tú escoges, y acercas a ti, para que more en tus atrios. Seremos saciados con el bien de tu casa, tu santo templo.
5 Con grandes prodigios nos respondes en justicia, oh Dios de nuestra salvación, confianza de todos los términos de la tierra, y del más lejano mar;
6 tú, el que afirma los montes con su poder, ceñido de potencia;
7 el que calma el rugido de los mares, el estruendo de las olas, y el tumulto de los pueblos.
8 Por eso los que moran en los confines de la tierra temen tus obras, tú haces cantar de júbilo a la aurora y al ocaso.
9 Tú visitas la tierra y la riegas en abundancia, en gran manera la enriqueces; el río de Dios rebosa de agua; tú les preparas su grano, porque así preparas la tierra.
10 Riegas sus surcos abundantemente, allanas sus camellones, la ablandas con lluvias, bendices sus renuevos.
11 Tú has coronado el año con tus bienes, y tus huellas destilan grosura.
12 Destilan los pastos del desierto, y los collados se ciñen de alegría.
13 Las praderas se visten de rebaños, y los valles se cubren de grano; dan voces de júbilo, sí, cantan.
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Romanos 6

1 ¿Qué diremos, entonces? ¿Continuaremos en pecado para que la gracia abunde?
2 ¡De ningún modo! Nosotros, que hemos muerto al pecado, ¿cómo viviremos aún en él?
3 ¿O no sabéis que todos los que hemos sido bautizados en Cristo Jesús, hemos sido bautizados en su muerte?
4 Por tanto, hemos sido sepultados con El por medio del bautismo para muerte, a fin de que como Cristo resucitó de entre los muertos por la gloria del Padre, así también nosotros andemos en novedad de vida.
5 Porque si hemos sido unidos a El en la semejanza de su muerte, ciertamente lo seremos también en la semejanza de su resurrección,
6 sabiendo esto, que nuestro viejo hombre fue crucificado con El, para que nuestro cuerpo de pecado fuera destruido, a fin de que ya no seamos esclavos del pecado;
7 porque el que ha muerto, ha sido libertado del pecado.
8 Y si hemos muerto con Cristo, creemos que también viviremos con El,
9 sabiendo que Cristo, habiendo resucitado de entre los muertos, no volverá a morir; ya la muerte no tiene dominio sobre El.
10 Porque por cuanto El murió, murió al pecado de una vez para siempre; pero en cuanto vive, vive para Dios.
11 Así también vosotros, consideraos muertos para el pecado, pero vivos para Dios en Cristo Jesús.
12 Por tanto, no reine el pecado en vuestro cuerpo mortal para que no obedezcáis sus lujurias;
13 ni presentéis los miembros de vuestro cuerpo al pecado como instrumentos de iniquidad, sino presentaos vosotros mismos a Dios como vivos de entre los muertos, y vuestros miembros a Dios como instrumentos de justicia.
14 Porque el pecado no tendrá dominio sobre vosotros, pues no estáis bajo la ley sino bajo la gracia.
15 ¿Entonces qué? ¿Pecaremos porque no estamos bajo la ley, sino bajo la gracia? ¡De ningún modo!
16 ¿No sabéis que cuando os presentáis a alguno como esclavos para obedecerle, sois esclavos de aquel a quien obedecéis, ya sea del pecado para muerte, o de la obediencia para justicia?
17 Pero gracias a Dios, que aunque erais esclavos del pecado, os hicisteis obedientes de corazón a aquella forma de doctrina a la que fuisteis entregados;
18 y habiendo sido libertados del pecado, os habéis hecho siervos de la justicia.
19 Hablo en términos humanos, por causa de la debilidad de vuestra carne. Porque de la manera que presentasteis vuestros miembros como esclavos a la impureza y a la iniquidad, para iniquidad, así ahora presentad vuestros miembros como esclavos a la justicia, para santificación.
20 Porque cuando erais esclavos del pecado, erais libres en cuanto a la justicia.
21 ¿Qué fruto teníais entonces en aquellas cosas de las cuales ahora os avergonzáis? Porque el fin de esas cosas es muerte.
22 Pero ahora, habiendo sido libertados del pecado y hechos siervos de Dios, tenéis por vuestro fruto la santificación, y como resultado la vida eterna.
23 Porque la paga del pecado es muerte, pero la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro.
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