Salmos 120; Salmos 121; Salmos 122; 1 Corintios 9

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Salmos 120

1 En mi angustia clamé al SEÑOR, y El me respondió.
2 Libra mi alma, SEÑOR, de labios mentirosos, y de lengua engañosa.
3 ¿Qué se te dará, y qué se te añadirá, oh lengua engañosa?
4 Agudas flechas de guerrero, con brasas de enebro.
5 ¡Ay de mí, porque soy peregrino en Mesec, y habito entre las tiendas de Cedar!
6 Demasiado tiempo ha morado mi alma con los que odian la paz.
7 Yo amo la paz, mas cuando hablo, ellos están por la guerra.
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Salmos 121

1 Levantaré mis ojos a los montes; ¿de dónde vendrá mi socorro?
2 Mi socorro viene del SEÑOR, que hizo los cielos y la tierra.
3 No permitirá que tu pie resbale; no se adormecerá el que te guarda.
4 He aquí, no se adormecerá ni dormirá el que guarda a Israel.
5 El SEÑOR es tu guardador; el SEÑOR es tu sombra a tu mano derecha.
6 El sol no te herirá de día, ni la luna de noche.
7 El SEÑOR te protegerá de todo mal; El guardará tu alma.
8 El SEÑOR guardará tu salida y tu entrada desde ahora y para siempre.
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Salmos 122

1 Yo me alegré cuando me dijeron: Vamos a la casa del SEÑOR.
2 Plantados están nuestros pies dentro de tus puertas, oh Jerusalén.
3 Jerusalén, que está edificada como ciudad compacta, bien unida,
4 a la cual suben las tribus, las tribus del SEÑOR, (lo cual es ordenanza para Israel) para alabar el nombre del SEÑOR.
5 Porque allí se establecieron tronos para juicio, los tronos de la casa de David.
6 Orad por la paz de Jerusalén: Sean prosperados los que te aman.
7 Haya paz dentro de tus muros, y prosperidad en tus palacios.
8 Por amor de mis hermanos y de mis amigos diré ahora: Sea la paz en ti.
9 Por amor de la casa del SEÑOR nuestro Dios procuraré tu bien.
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1 Corintios 9

1 ¿No soy libre? ¿No soy apóstol? ¿No he visto a Jesús nuestro Señor? ¿No sois vosotros mi obra en el Señor?
2 Si para otros no soy apóstol, por lo menos para vosotros sí lo soy; pues vosotros sois el sello de mi apostolado en el Señor.
3 Mi defensa contra los que me examinan es ésta:
4 ¿Acaso no tenemos derecho a comer y beber?
5 ¿Acaso no tenemos derecho a llevar con nosotros una esposa creyente, así como los demás apóstoles y los hermanos del Señor y Cefas?
6 ¿O acaso sólo Bernabé y yo no tenemos el derecho a no trabajar?
7 ¿Quién ha servido alguna vez como soldado a sus propias expensas? ¿Quién planta una viña y no come de su fruto? ¿O quién cuida un rebaño y no bebe de la leche del rebaño?
8 ¿Acaso digo esto según el juicio humano? ¿No dice también la ley esto mismo?
9 Pues en la ley de Moisés está escrito: NO PONDRAS BOZAL AL BUEY CUANDO TRILLA. ¿Acaso le preocupan a Dios los bueyes?
10 ¿O lo dice especialmente por nosotros? Sí, se escribió por nosotros, porque el que ara debe arar con esperanza, y el que trilla debe trillar con la esperanza de recibir de la cosecha.
11 Si en vosotros sembramos lo espiritual, ¿será demasiado que de vosotros cosechemos lo material?
12 Si otros tienen este derecho sobre vosotros, ¿no lo tenemos aún más nosotros? Sin embargo, no hemos usado este derecho, sino que sufrimos todo para no causar estorbo al evangelio de Cristo.
13 ¿No sabéis que los que desempeñan los servicios sagrados comen la comida del templo, y los que regularmente sirven al altar, del altar reciben su parte?
14 Así también ordenó el Señor que los que proclaman el evangelio, vivan del evangelio.
15 Mas yo de nada de esto me he aprovechado. Y no escribo esto para que así se haga conmigo; porque mejor me fuera morir, que permitir que alguno me prive de esta gloria.
16 Porque si predico el evangelio, no tengo nada de qué gloriarme, pues estoy bajo el deber de hacerlo; pues ¡ay de mí si no predico el evangelio!
17 Porque si hago esto voluntariamente, tengo recompensa; pero si lo hago en contra de mi voluntad, un encargo se me ha confiado.
18 ¿Cuál es, entonces, mi recompensa? Que al predicar el evangelio, pueda ofrecerlo gratuitamente sin hacer pleno uso de mi derecho en el evangelio.
19 Porque aunque soy libre de todos, de todos me he hecho esclavo para ganar a mayor número.
20 A los judíos me hice como judío, para ganar a los judíos; a los que están bajo la ley, como bajo la ley (aunque yo no estoy bajo la ley) para ganar a los que están bajo la ley;
21 a los que están sin ley, como sin ley (aunque no estoy sin la ley de Dios, sino bajo la ley de Cristo) para ganar a los que están sin ley.
22 A los débiles me hice débil, para ganar a los débiles; a todos me he hecho todo, para que por todos los medios salve a algunos.
23 Y todo lo hago por amor del evangelio, para ser partícipe de él.
24 ¿No sabéis que los que corren en el estadio, todos en verdad corren, pero sólo uno obtiene el premio? Corred de tal modo que ganéis.
25 Y todo el que compite en los juegos se abstiene de todo. Ellos lo hacen para recibir una corona corruptible, pero nosotros, una incorruptible.
26 Por tanto, yo de esta manera corro, no como sin tener meta; de esta manera peleo, no como dando golpes al aire,
27 sino que golpeo mi cuerpo y lo hago mi esclavo, no sea que habiendo predicado a otros, yo mismo sea descalificado.
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