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Génesis 13; Génesis 14; Génesis 15; Mateo 5:1-26
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Génesis 13
1
SUBIO, pues, Abram de Egipto hacia el Mediodía, él y su mujer, con todo lo que tenía, y con él Lot.
2
Y Abram era riquísimo en ganado, en plata y oro.
3
Y volvió por sus jornadas de la parte del Mediodía hacia Bethel, hasta el lugar donde había estado antes su tienda entre Bethel y Hai;
4
Al lugar del altar que había hecho allí antes: é invocó allí Abram el nombre de Jehová.
5
Y asimismo Lot, que andaba con Abram, tenía ovejas, y vacas, y tiendas.
6
Y la tierra no podía darles para que habitasen juntos: porque su hacienda era mucha, y no podían morar en un mismo lugar.
7
Y hubo contienda entre los pastores del ganado de Abram y los pastores del ganado de Lot: y el Cananeo y el Pherezeo habitaban entonces en la tierra.
8
Entonces Abram dijo á Lot: No haya ahora altercado entre mí y ti, entre mis pastores y los tuyos, porque somos hermanos.
9
¿No está toda la tierra delante de ti? Yo te ruego que te apartes de mí. Si fueres á la mano izquierda, yo iré á la derecha: y si tú á la derecha, yo iré á la izquierda.
10
Y alzó Lot sus ojos, y vió toda la llanura del Jordán, que toda ella era de riego, antes que destruyese Jehová á Sodoma y á Gomorra, como el huerto de Jehová, como la tierra de Egipto entrando en Zoar.
11
Entonces Lot escogió para sí toda la llanura del Jordán: y partióse Lot de Oriente, y apartáronse el uno del otro.
12
Abram asentó en la tierra de Canaán, y Lot asentó en las ciudades de la llanura, y fué poniendo sus tiendas hasta Sodoma.
13
Mas los hombres de Sodoma eran malos y pecadores para con Jehová en gran manera.
14
Y Jehová dijo á Abram, después que Lot se apartó de él: Alza ahora tus ojos, y mira desde el lugar donde estás hacia el Aquilón, y al Mediodía, y al Oriente y al Occidente;
15
Porque toda la tierra que ves, la daré á ti y á tu simiente para siempre.
16
Y haré tu simiente como el polvo de la tierra: que si alguno podrá contar el polvo de la tierra, también tu simiente será contada.
17
Levántate, ve por la tierra á lo largo de ella y á su ancho; porque á ti la tengo de dar.
18
Abram, pues, removiendo su tienda, vino y moró en el alcornocal de Mamre, que es en Hebrón, y edificó allí altar á Jehová.
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Génesis 14
1
Y ACONTECIO en los días de Amraphel, rey de Shinar, Arioch, rey de Elazar, Chêdorlaomer, rey de Elá, y Tidal, rey de naciones,
2
Que éstos hicieron guerra contra Bera, rey de Sodoma, y contra Birsha, rey de Gomorra, y contra Shinab, rey de Adma, y contra Shemeber, rey de Zeboim, y contra el rey de Bela, la cual es Zoar.
3
Todos estos se juntaron en el valle de Siddim, que es el mar salado.
4
Doce años habían servido á Chêdorlaomer, y al décimotercio año se rebelaron.
5
Y en el año décimocuarto vino Chêdorlaomer, y los reyes que estaban de su parte, y derrotaron á los Raphaitas en Ashteroth-carnaim, á los Zuzitas en Ham, y á los Emitas en Shave-Kiriataim.
6
Y á los Horeos en el monte de Seir, hasta la llanura de Parán, que está junto al desierto.
7
Y volvieron y vinieron á Emmisphat, que es Cades, y devastaron todas las haciendas de los Amalacitas, y también al Amorrheo, que habitaba en Hazezón-tamar.
8
Y salió el rey de Sodoma, y el rey de Gomorra, y el rey de Adma, y el rey de Zeboim, y el rey de Bela, que es Zoar, y ordenaron contra ellos batalla en el valle de Siddim;
9
Es á saber, contra Chêdorlaomer, rey de Elam, y Tidal, rey de naciones, y Amraphel, rey de Shinar, y Arioch, rey de Elasar; cuatro reyes contra cinco.
10
Y el valle de Siddim estaba lleno de pozos de betún: y huyeron el rey de Sodoma y el de Gomorra, y cayeron allí; y los demás huyeron al monte.
11
Y tomaron toda la riqueza de Sodoma y de Gomorra, y todas sus vituallas, y se fueron.
12
Tomaron también á Lot, hijo del hermano de Abram, que moraba en Sodoma, y su hacienda, y se fueron.
13
Y vino uno de los que escaparon, y denunciólo á Abram el Hebreo, que habitaba en el valle de Mamre Amorrheo, hermano de Eschôl y hermano de Aner, los cuales estaban confederados con Abram.
14
Y oyó Abram que su hermano estaba prisionero, y armó sus criados, los criados de su casa, trescientos dieciocho, y siguiólos hasta Dan.
15
Y derramóse sobre ellos de noche él y sus siervos, é hiriólos, y fuélos siguiendo hasta Hobah, que está á la izquierda de Damasco.
16
Y recobró todos los bienes, y también á Lot su hermano y su hacienda, y también las mujeres y gente.
17
Y salió el rey de Sodoma á recibirlo, cuando volvía de la derrota de Chêdorlaomer y de los reyes que con él estaban, al valle de Shave, que es el valle del Rey.
18
Entonces Melchîsedec, rey de Salem, sacó pan y vino; el cual era sacerdote del Dios alto;
19
Y bendíjole, y dijo: Bendito sea Abram del Dios alto, poseedor de los cielos y de la tierra;
20
Y bendito sea el Dios alto, que entregó tus enemigos en tu mano. Y dióle Abram los diezmos de todo.
21
Entonces el rey de Sodoma dijo á Abram: Dame las personas, y toma para ti la hacienda.
22
Y respondió Abram al rey de Sodoma: He alzado mi mano á Jehová Dios alto, poseedor de los cielos y de la tierra,
23
Que desde un hilo hasta la correa de un calzado, nada tomaré de todo lo que es tuyo, porque no digas: Yo enriquecí á Abram:
24
Sacando solamente lo que comieron los mancebos, y la porción de los varones que fueron conmigo, Aner, Eschôl, y Mamre; los cuales tomarán su parte.
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Génesis 15
1
DESPUÉS de estas cosas fué la palabra de Jehová á Abram en visión, diciendo: No temas, Abram; yo soy tu escudo, y tu galardón sobremanera grande.
2
Y respondió Abram: Señor Jehová ¿qué me has de dar, siendo así que ando sin hijo, y el mayordomo de mi casa es ese Damasceno Eliezer?
3
Dijo más Abram: Mira que no me has dado prole, y he aquí que es mi heredero uno nacido en mi casa.
4
Y luego la palabra de Jehová fué á él diciendo: No te heredará éste, sino el que saldrá de tus entrañas será el que te herede.
5
Y sacóle fuera, y dijo: Mira ahora á los cielos, y cuenta las estrellas, si las puedes contar. Y le dijo: Así será tu simiente.
6
Y creyó á Jehová, y contóselo por justicia.
7
Y díjole: Yo soy Jehová, que te saqué de Ur de los Caldeos, para darte á heredar esta tierra.
8
Y él respondió: Señor Jehová ¿en qué conoceré que la tengo de heredar?
9
Y le dijo: Apártame una becerra de tres años, y una cabra de tres años, y un carnero de tres años, una tórtola también, y un palomino.
10
Y tomó él todas estas cosas, y partiólas por la mitad, y puso cada mitad una enfrente de otra; mas no partió las aves.
11
Y descendían aves sobre los cuerpos muertos, y ojeábalas Abram.
12
Mas á la caída del sol sobrecogió el sueño á Abram, y he aquí que el pavor de una grande obscuridad cayó sobre él.
13
Entonces dijo á Abram: Ten por cierto que tu simiente será peregrina en tierra no suya, y servirá á los de allí, y serán por ellos afligidos cuatrocientos años.
14
Mas también á la gente á quien servirán, juzgaré yo; y después de esto saldrán con grande riqueza.
15
Y tú vendrás á tus padres en paz, y serás sepultado en buena vejez.
16
Y en la cuarta generación volverán acá: porque aun no está cumplida la maldad del Amorrheo hasta aquí.
17
Y sucedió que puesto el sol, y ya obscurecido, dejóse ver un horno humeando, y una antorcha de fuego que pasó por entre los animales divididos.
18
En aquel día hizo Jehová un pacto con Abram diciendo: A tu simiente daré esta tierra desde el río de Egipto hasta el río grande, el río Eufrates;
19
Los Cineos, y los Ceneceos, y los Cedmoneos,
20
Y los Hetheos, y los Pherezeos, y los Raphaitas,
21
Y los Amorrheos, y los Cananeos, y los Gergeseos, y los Jebuseos.
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Mateo 5:1-26
1
Y VIENDO las gentes, subió al monte; y sentándose, se llegaron á él sus discípulos.
2
Y abriendo su boca, les enseñaba, diciendo:
3
Bienaventurados los pobres en espíritu: porque de ellos es el reino de los cielos.
4
Bienaventurados los que lloran: porque ellos recibirán consolación.
5
Bienaventurados los mansos: porque ellos recibirán la tierra por heredad.
6
Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia: porque ellos serán hartos.
7
Bienaventurados los misericordiosos: porque ellos alcanzarán misericordia.
8
Bienaventurados los de limpio corazón: porque ellos verán á Dios.
9
Bienaventurados los pacificadores: porque ellos serán llamados hijos de Dios.
10
Bienaventurados los que padecen persecución por causa de la justicia: porque de ellos es el reino de los cielos.
11
Bienaventurados sois cuando os vituperaren y os persiguieren, y dijeren de vosotros todo mal por mi causa, mintiendo.
12
Gozaos y alegraos; porque vuestra merced es grande en los cielos: que así persiguieron á los profetas que fueron antes de vosotros.
13
Vosotros sois la sal de la tierra: y si la sal se desvaneciere ¿con qué será salada? no vale más para nada, sino para ser echada fuera y hollada de los hombres.
14
Vosotros sois la luz del mundo: una ciudad asentada sobre un monte no se puede esconder.
15
Ni se enciende una lámpara y se pone debajo de un almud, mas sobre el candelero, y alumbra á todos los que están en casa.
16
Así alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras obras buenas, y glorifiquen á vuestro Padre que está en los cielos.
17
No penséis que he venido para abrogar la ley ó los profetas: no he venido para abrogar, sino á cumplir.
18
Porque de cierto os digo, que hasta que perezca el cielo y la tierra, ni una jota ni un tilde perecerá de la ley, hasta que todas las cosas sean hechas.
19
De manera que cualquiera que infringiere uno de estos mandamientos muy pequeños, y así enseñare á los hombres, muy pequeño será llamado en el reino de los cielos: mas cualquiera que hiciere y enseñare, éste será llamado grande en el reino de los cielos.
20
Porque os digo, que si vuestra justicia no fuere mayor que la de los escribas y de los Fariseos, no entraréis en el reino de los cielos.
21
Oísteis que fué dicho á los antiguos: No matarás; mas cualquiera que matare, será culpado del juicio.
22
Mas yo os digo, que cualquiera que se enojare locamente con su hermano, será culpado del juicio; y cualquiera que dijere á su hermano, Raca, será culpado del concejo; y cualquiera que dijere, Fatuo, será culpado del infierno del fuego.
23
Por tanto, si trajeres tu presente al altar, y allí te acordares de que tu hermano tiene algo contra ti,
24
Deja allí tu presente delante del altar, y vete, vuelve primero en amistad con tu hermano, y entonces ven y ofrece tu presente.
25
Concíliate con tu adversario presto, entre tanto que estás con él en el camino; porque no acontezca que el adversario te entregue al juez, y el juez te entregue al alguacil, y seas echado en prisión.
26
De cierto te digo, que no saldrás de allí, hasta que pagues el último cuadrante.
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