5
Y se puso Josafat en pie en la congregación de Judá y de Jerusalén, en la Casa del SEÑOR, delante del atrio nuevo;
6
y dijo: SEÑOR Dios de nuestros padres, ¿no eres tú Dios en los cielos, y te enseñoreas en todos los reinos de los gentiles? ¿No está en tu mano la fuerza y potencia, que no hay quien te resista?
7
Dios nuestro, ¿no echaste tú los moradores de esta tierra delante de tu pueblo Israel, y la diste a la simiente de Abraham tu amigo para siempre?
8
Y ellos han habitado en ella, y te han edificado en ella santuario a tu nombre, diciendo:
9
Si mal viniere sobre nosotros, o cuchillo de juicio, o pestilencia, o hambre, nos presentaremos delante de esta Casa, y delante de ti (porque tu Nombre está en esta Casa), y de nuestras tribulaciones clamaremos a ti, y tú nos oirás y salvarás.
10
Ahora, pues, he aquí los hijos de Amón y de Moab, y
los del monte de Seir, por los cuales no quisiste que pasase Israel cuando venían de la tierra de Egipto, sino que se apartasen de ellos, y no los destruyesen;
11
he aquí ellos nos dan el pago, viniendo a echarnos de tu posesión, que tú nos diste que poseamos.
12
¡
Oh Dios nuestro! ¿No los juzgarás tú? Porque en nosotros no hay fuerza contra tan grande multitud que viene contra nosotros; no sabemos lo que hemos de hacer, mas a ti están
puestos nuestros ojos.