Salmos 7; Salmos 27; Salmos 31; Salmos 34; Salmos 52

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Salmos 7

1 Oh SEÑOR, Dios mío, en ti me refugio; sálvame de todos los que me persiguen, y líbrame,
2 no sea que alguno desgarre mi alma cual león, despedazándola sin que haya quien me libre.
3 Oh SEÑOR, Dios mío, si yo he hecho esto, si hay en mis manos injusticia,
4 si he pagado con el mal al que estaba en paz conmigo, o he despojado al que sin causa era mi adversario,
5 que persiga el enemigo mi alma y la alcance; que pisotee en tierra mi vida, y eche en el polvo mi gloria. (Selah)
6 Levántate, oh SEÑOR, en tu ira; álzate contra la furia de mis adversarios, y despiértate en favor mío; tú has establecido juicio.
7 Que te rodee la asamblea de los pueblos, y tú en lo alto regresa sobre ella.
8 El SEÑOR juzga a los pueblos; júzgame oh SEÑOR, conforme a mi justicia y a la integridad que hay en mí.
9 Acabe la maldad de los impíos, mas establece tú al justo, pues el Dios justo prueba los corazones y las mentes .
10 Mi escudo está en Dios, que salva a los rectos de corazón.
11 Dios es juez justo, y un Dios que se indigna cada día contra el impío.
12 Y si el impío no se arrepiente, El afilará su espada; tensado y preparado está su arco.
13 Ha preparado también sus armas de muerte; hace de sus flechas saetas ardientes.
14 He aquí, con la maldad sufre dolores, y concibe la iniquidad y da a luz el engaño.
15 Ha cavado una fosa y la ha ahondado, y ha caído en el hoyo que hizo.
16 Su iniquidad volverá sobre su cabeza, y su violencia descenderá sobre su coronilla.
17 Daré gracias al SEÑOR conforme a su justicia, y cantaré alabanzas al nombre del SEÑOR, el Altísimo.
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Salmos 27

1 El SEÑOR es mi luz y mi salvación; ¿a quién temeré? El SEÑOR es la fortaleza de mi vida; ¿de quién tendré temor?
2 Cuando para devorar mis carnes vinieron sobre mí los malhechores, mis adversarios y mis enemigos, ellos tropezaron y cayeron.
3 Aunque un ejército acampe contra mí, no temerá mi corazón; aunque en mi contra se levante guerra, a pesar de ello, estaré confiado.
4 Una cosa he pedido al SEÑOR, y ésa buscaré: que habite yo en la casa del SEÑOR todos los días de mi vida, para contemplar la hermosura del SEÑOR, y para meditar en su templo.
5 Porque en el día de la angustia me esconderá en su tabernáculo; en lo secreto de su tienda me ocultará; sobre una roca me pondrá en alto.
6 Entonces será levantada mi cabeza sobre mis enemigos que me cercan; y en su tienda ofreceré sacrificios con voces de júbilo; cantaré, sí, cantaré alabanzas al SEÑOR.
7 Escucha, oh SEÑOR, mi voz cuando clamo; ten piedad de mí, y respóndeme.
8 Cuando dijiste: Buscad mi rostro, mi corazón te respondió: Tu rostro, SEÑOR, buscaré.
9 No escondas tu rostro de mí; no rechaces con ira a tu siervo; tú has sido mi ayuda. No me abandones ni me desampares, oh Dios de mi salvación.
10 Porque aunque mi padre y mi madre me hayan abandonado, el SEÑOR me recogerá.
11 SEÑOR, enséñame tu camino, y guíame por senda llana por causa de mis enemigos.
12 No me entregues a la voluntad de mis adversarios; porque testigos falsos se han levantado contra mí, y los que respiran violencia.
13 Hubiera yo desmayado, si no hubiera creído que había de ver la bondad del SEÑOR en la tierra de los vivientes.
14 Espera al SEÑOR; esfuérzate y aliéntese tu corazón. Sí, espera al SEÑOR.
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Salmos 31

1 En ti, oh SEÑOR, me refugio; jamás sea yo avergonzado; líbrame en tu justicia.
2 Inclina a mí tu oído, rescátame pronto; sé para mí roca fuerte, fortaleza para salvarme.
3 Porque tú eres mi roca y mi fortaleza, y por amor de tu nombre me conducirás y me guiarás.
4 Me sacarás de la red que en secreto me han tendido; porque tú eres mi refugio.
5 En tu mano encomiendo mi espíritu; tú me has redimido, oh SEÑOR, Dios de verdad.
6 Aborrezco a los que confían en ídolos vanos; mas yo confío en el SEÑOR.
7 Me gozaré y me alegraré en tu misericordia, porque tú has visto mi aflicción; has conocido las angustias de mi alma,
8 y no me has entregado en manos del enemigo; tú has puesto mis pies en lugar espacioso.
9 Ten piedad de mí, oh SEÑOR, porque estoy en angustia; se consumen de sufrir mis ojos, mi alma y mis entrañas.
10 Pues mi vida se gasta en tristeza, y mis años en suspiros; mis fuerzas se agotan a causa de mi iniquidad, y se ha consumido mi cuerpo .
11 A causa de todos mis adversarios, he llegado a ser objeto de oprobio, especialmente para mis vecinos, y causa de espanto para mis conocidos; los que me ven en la calle huyen de mí.
12 Como un muerto soy olvidado, sin ser recordado, soy semejante a un vaso roto.
13 Porque he oído la calumnia de muchos, el terror está por todas partes; mientras traman juntos contra mí, planean quitarme la vida.
14 Pero yo, oh SEÑOR, en ti confío; digo: Tú eres mi Dios.
15 En tu mano están mis años ; líbrame de la mano de mis enemigos, y de los que me persiguen.
16 Haz resplandecer tu rostro sobre tu siervo; sálvame en tu misericordia.
17 Oh SEÑOR, no sea yo avergonzado, porque a ti clamo; sean avergonzados los impíos; que desciendan en silencio al Seol.
18 Enmudezcan los labios mentirosos, que arrogantes hablan contra el justo con soberbia y desprecio.
19 ¡Cuán grande es tu bondad, que has guardado para los que te temen, que has obrado para los que en ti se refugian, delante de los hijos de los hombres!
20 De las conspiraciones de los hombres tú los escondes en lo secreto de tu presencia; en un refugio los pondrás a cubierto de los enredos de las lenguas.
21 Bendito sea el SEÑOR, porque ha hecho maravillosa su misericordia para mí en ciudad asediada.
22 Y yo alarmado, decía: ¡Cortado soy de delante de tus ojos! Empero tú oíste la voz de mis súplicas cuando a ti clamaba.
23 ¡Amad al SEÑOR, todos sus santos! El SEÑOR preserva a los fieles, y retribuye plenamente a los que obran con soberbia.
24 Esforzaos, y aliéntese vuestro corazón, todos vosotros que esperáis en el SEÑOR.
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Salmos 34

1 Bendeciré al SEÑOR en todo tiempo; continuamente estará su alabanza en mi boca.
2 En el SEÑOR se gloriará mi alma; lo oirán los humildes y se regocijarán.
3 Engrandeced al SEÑOR conmigo, y exaltemos a una su nombre.
4 Busqué al SEÑOR, y El me respondió, y me libró de todos mis temores.
5 Los que a El miraron, fueron iluminados; sus rostros jamás serán avergonzados.
6 Este pobre clamó, y el SEÑOR le oyó, y lo salvó de todas sus angustias.
7 El ángel del SEÑOR acampa alrededor de los que le temen, y los rescata.
8 Probad y ved que el SEÑOR es bueno. ¡Cuán bienaventurado es el hombre que en El se refugia!
9 Temed al SEÑOR, vosotros sus santos, pues nada les falta a aquellos que le temen.
10 Los leoncillos pasan necesidad y tienen hambre, mas los que buscan al SEÑOR no carecerán de bien alguno.
11 Venid, hijos, escuchadme; os enseñaré el temor del SEÑOR.
12 ¿Quién es el hombre que desea vida y quiere muchos días para ver el bien?
13 Guarda tu lengua del mal, y tus labios de hablar engaño.
14 Apártate del mal y haz el bien, busca la paz y síguela.
15 Los ojos del SEÑOR están sobre los justos, y sus oídos atentos a su clamor.
16 El rostro del SEÑOR está contra los que hacen mal, para cortar de la tierra su memoria.
17 Claman los justos, y el SEÑOR los oye, y los libra de todas sus angustias.
18 Cercano está el SEÑOR a los quebrantados de corazón, y salva a los abatidos de espíritu.
19 Muchas son las aflicciones del justo, pero de todas ellas lo libra el SEÑOR.
20 El guarda todos sus huesos; ni uno de ellos es quebrantado.
21 La maldad dará muerte al impío, y los que aborrecen al justo serán condenados.
22 El SEÑOR redime el alma de sus siervos; y no será condenado ninguno de los que en El se refugian.
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Salmos 52

1 ¿Por qué te jactas del mal, oh poderoso? La misericordia de Dios es continua.
2 Tu lengua maquina destrucción como afilada navaja, oh artífice de engaño.
3 Amas el mal más que el bien, la mentira más que decir lo que es justo. (Selah)
4 Amas toda palabra destructora, oh lengua de engaño.
5 Pero Dios te destruirá para siempre; te arrebatará y te arrancará de tu tienda, y te desarraigará de la tierra de los vivientes. (Selah)
6 Los justos verán esto y temerán, y se reirán de él, diciendo:
7 He aquí el hombre que no quiso hacer de Dios su refugio, sino que confió en la abundancia de sus riquezas y se hizo fuerte en sus malos deseos.
8 Pero yo soy como olivo verde en la casa de Dios; en la misericordia de Dios confío eternamente y para siempre.
9 Te alabaré para siempre por lo que has hecho, y esperaré en tu nombre, porque es bueno delante de tus santos.
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