Job 38; Job 39; Job 40; Hechos 16:1-21

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Job 38

1 Y RESPONDIO Jehová á Job desde un torbellino, y dijo:
2 ¿Quién es ése que oscurece el consejo Con palabras sin sabiduría?
3 Ahora ciñe como varón tus lomos; Yo te preguntaré, y hazme saber tú.
4 ¿Dónde estabas cuando yo fundaba la tierra? Házme lo saber, si tienes inteligencia.
5 ¿Quién ordenó sus medidas, si lo sabes? ¿O quién extendió sobre ella cordel?
6 ¿Sobre qué están fundadas sus basas? ¿O quién puso su piedra angular,
7 Cuando las estrellas todas del alba alababan, Y se regocijaban todos los hijos de Dios?
8 ¿Quién encerró con puertas la mar, Cuando se derramaba por fuera como saliendo de madre;
9 Cuando puse yo nubes por vestidura suya, Y por su faja oscuridad.
10 Y establecí sobre ella mi decreto, Y le puse puertas y cerrojo,
11 Y dije: Hasta aquí vendrás, y no pasarás adelante, Y ahí parará la hinchazón de tus ondas?
12 ¿Has tu mandado á la mañana en tus días? ¿Has mostrado al alba su lugar,
13 Para que ocupe los fines de la tierra, Y que sean sacudidos de ella los impíos?
14 Trasmúdase como lodo bajo de sello, Y viene á estar como con vestidura:
15 Mas la luz de los impíos es quitada de ellos, Y el brazo enaltecido es quebrantado.
16 ¿Has entrado tú hasta los profundos de la mar, Y has andado escudriñando el abismo?
17 ¿Hante sido descubiertas las puertas de la muerte, Y has visto las puertas de la sombra de muerte?
18 ¿Has tú considerado hasta las anchuras de la tierra? Declara si sabes todo esto.
19 ¿Por dónde va el camino á la habitación de la luz, Y dónde está el lugar de las tinieblas?
20 ¿Si llevarás tú ambas cosas á sus términos, Y entenderás las sendas de su casa?
21 ¿Sabíaslo tú porque hubieses ya nacido, O porque es grande el número de tus días?
22 ¿Has tú entrado en los tesoros de la nieve, O has visto los tesoros del granizo,
23 Lo cual tengo yo reservado para el tiempo de angustia, Para el día de la guerra y de la batalla?
24 ¿Por qué camino se reparte la luz, Y se esparce el viento solano sobre la tierra?
25 ¿Quién repartió conducto al turbión, Y camino á los relámpagos y truenos,
26 Haciendo llover sobre la tierra deshabitada, Sobre el desierto, donde no hay hombre,
27 Para hartar la tierra desierta é inculta, Y para hacer brotar la tierna hierba?
28 ¿Tiene la lluvia padre? ¿O quién engendró las gotas del rocío?
29 ¿De qué vientre salió el hielo? Y la escarcha del cielo, ¿quién la engendró?
30 Las aguas se endurecen á manera de piedra, Y congélase la haz del abismo.
31 ¿Podrás tú impedir las delicias de las Pléyades, O desatarás las ligaduras del Orión?
32 ¿Sacarás tú á su tiempo los signos de los cielos, O guiarás el Arcturo con sus hijos?
33 ¿Supiste tú las ordenanzas de los cielos? ¿Dispondrás tú de su potestad en la tierra?
34 ¿Alzarás tú á las nubes tu voz, Para que te cubra muchedumbre de aguas?
35 ¿Enviarás tú los relámpagos, para que ellos vayan? ¿Y diránte ellos: Henos aquí?
36 ¿Quién puso la sabiduría en el interior? ¿O quién dió al entendimiento la inteligencia?
37 ¿Quién puso por cuenta los cielos con sabiduría? Y los odres de los cielos, ¿quién los hace parar,
38 Cuando el polvo se ha convertido en dureza, Y los terrones se han pegado unos con otros?
39 (39-1) ¿CAZARAS tú la presa para el león? ¿Y saciarás el hambre de los leoncillos,
40 (39-2) Cuando están echados en las cuevas, O se están en sus guaridas para acechar?
41 (39-3) ¿Quién preparó al cuervo su alimento, Cuando sus pollos claman á Dios, Bullendo de un lado á otro por carecer de comida?
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Job 39

1 (39-4) ¿Sabes tú el tiempo en que paren las cabras monteses? ¿O miraste tú las ciervas cuando están pariendo?
2 (39-5) ¿Contaste tú los meses de su preñez, Y sabes el tiempo cuando han de parir?
3 (39-6) Encórvanse, hacen salir sus hijos, Pasan sus dolores.
4 (39-7) Sus hijos están sanos, crecen con el pasto: Salen y no vuelven á ellas.
5 (39-8) ¿Quién echó libre al asno montés, y quién soltó sus ataduras?
6 (39-9) Al cual yo puse casa en la soledad, Y sus moradas en lugares estériles.
7 (39-10) Búrlase de la multitud de la ciudad: No oye las voces del arriero.
8 (39-11) Lo oculto de los montes es su pasto, Y anda buscando todo lo que está verde.
9 (39-12) ¿Querrá el unicornio servirte á ti, Ni quedar á tu pesebre?
10 (39-13) ¿Atarás tú al unicornio con su coyunda para el surco? ¿Labrará los valles en pos de ti?
11 (39-14) ¿Confiarás tú en él, por ser grande su fortaleza, Y le fiarás tu labor?
12 (39-15) ¿Fiarás de él que te tornará tu simiente, Y que la allegará en tu era?
13 (39-16) ¿Diste tú hermosas alas al pavo real, O alas y plumas al avestruz?
14 (39-17) El cual desampara en la tierra sus huevos, Y sobre el polvo los calienta,
15 (39-18) Y olvídase de que los pisará el pie, Y que los quebrará bestia del campo.
16 (39-19) Endurécese para con sus hijos, como si no fuesen suyos, No temiendo que su trabajo haya sido en vano:
17 (39-20) Porque le privó Dios de sabiduría, Y no le dió inteligencia.
18 (39-21) Luego que se levanta en alto, Búrlase del caballo y de su jinete.
19 (39-22) ¿Diste tú al caballo la fortaleza? ¿Vestiste tú su cerviz de relincho?
20 (39-23) ¿Le intimidarás tú como á alguna langosta? El resoplido de su nariz es formidable:
21 (39-24) Escarba la tierra, alégrase en su fuerza, Sale al encuentro de las armas:
22 (39-25) Hace burla del espanto, y no teme, Ni vuelve el rostro delante de la espada.
23 (39-26) Contra él suena la aljaba, El hierro de la lanza y de la pica:
24 (39-27) Y él con ímpetu y furor escarba la tierra, Sin importarle el sonido de la bocina;
25 (39-28) Antes como que dice entre los clarines: ¡Ea! Y desde lejos huele la batalla, el grito de los capitanes, y la vocería.
26 (39-29) ¿Vuela el gavilán por tu industria, Y extiende hacia el mediodía sus alas?
27 (39-30) ¿Se remonta el águila por tu mandamiento, Y pone en alto su nido?
28 (39-31) Ella habita y está en la piedra, En la cumbre del peñasco y de la roca.
29 (39-32) Desde allí acecha la comida: Sus ojos observan de muy lejos.
30 (39-33) Sus pollos chupan la sangre: Y donde hubiere cadáveres, allí está.
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Job 40

1 (39-34) A más de eso respondió Jehová á Job y dijo:
2 (39-35) ¿Es sabiduría contender con el Omnipotente? El que disputa con Dios, responda á esto.
3 (39-36) Y respondió Job á Jehová, y dijo:
4 (39-37) He aquí que yo soy vil, ¿qué te responderé? Mi mano pongo sobre mi boca.
5 (39-38) Una vez hablé, y no responderé: Aun dos veces, mas no tornaré á hablar.
6 (40-1) ENTONCES respondió Jehová á Job desde la oscuridad, y dijo:
7 (40-2) Cíñete ahora como varón tus lomos; Yo te preguntaré, y explícame.
8 (40-3) ¿Invalidarás tú también mi juicio? ¿Me condenarás á mí, para justificarte á ti?
9 (40-4) ¿Tienes tú brazo como Dios? ¿Y tronarás tú con voz como él?
10 (40-5) Atavíate ahora de majestad y de alteza: Y vístete de honra y de hermosura.
11 (40-6) Esparce furores de tu ira: Y mira á todo soberbio, y abátelo.
12 (40-7) Mira á todo soberbio, y humíllalo, Y quebranta á los impíos en su asiento.
13 (40-8) Encúbrelos á todos en el polvo, Venda sus rostros en la oscuridad;
14 (40-9) Y yo también te confesaré Que podrá salvarte tu diestra.
15 (40-10) He aquí ahora behemoth, al cual yo hice contigo; Hierba come como buey.
16 (40-11) He aquí ahora que su fuerza está en sus lomos, Y su fortaleza en el ombligo de su vientre.
17 (40-12) Su cola mueve como un cedro, Y los nervios de sus genitales son entretejidos.
18 (40-13) Sus huesos son fuertes como bronce, Y sus miembros como barras de hierro.
19 (40-14) El es la cabeza de los caminos de Dios: El que lo hizo, puede hacer que su cuchillo á él se acerque.
20 (40-15) Ciertamente los montes producen hierba para él: Y toda bestia del campo retoza allá.
21 (40-16) Echaráse debajo de las sombras, En lo oculto de las cañas, y de los lugares húmedos.
22 (40-17) Los árboles sombríos lo cubren con su sombra; Los sauces del arroyo lo cercan.
23 (40-18) He aquí que él tomará el río sin inmutarse: Y confíase que el Jordán pasará por su boca.
24 (40-19) ¿Tomarálo alguno por sus ojos en armadijos, Y horadará su nariz?
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Hechos 16:1-21

1 DESPUÉS llegó á Derbe, y á Listra: y he aquí, estaba allí un discípulo llamado Timoteo, hijo de una mujer Judía fiel, mas de padre Griego.
2 De éste daban buen testimonio los hermanos que estaban en Listra y en Iconio.
3 Este quiso Pablo que fuese con él; y tomándole, le circuncidó por causa de los Judíos que estaban en aquellos lugares; porque todos sabían que su padre era Griego.
4 Y como pasaban por las ciudades, les daban que guardasen los decretos que habían sido determinados por los apóstoles y los ancianos que estaban en Jerusalem.
5 Así que, las iglesias eran confirmadas en fe, y eran aumentadas en número cada día.
6 Y pasando á Phrygia y la provincia de Galacia, les fué prohibido por el Espíritu Santo hablar la palabra en Asia.
7 Y como vinieron á Misia, tentaron de ir á Bithynia; mas el Espíritu no les dejó.
8 Y pasando á Misia, descendieron á Troas.
9 Y fué mostrada á Pablo de noche una visión: Un varón Macedonio se puso delante, rogándole, y diciendo: Pasa á Macedonia, y ayúdanos.
10 Y como vió la visión, luego procuramos partir á Macedonia, dando por cierto que Dios nos llamaba para que les anunciásemos el evangelio.
11 Partidos pues de Troas, vinimos camino derecho á Samotracia, y el día siguiente á Neápolis;
12 Y de allí á Filipos, que es la primera ciudad de la parte de Macedonia, y una colonia; y estuvimos en aquella ciudad algunos días.
13 Y un día de sábado salimos de la puerta junto al río, donde solía ser la oración; y sentándonos, hablamos á las mujeres que se habían juntado.
14 Entonces una mujer llamada Lidia, que vendía púrpura en la ciudad de Tiatira, temerosa de Dios, estaba oyendo; el corazón de la cual abrió el Señor para que estuviese atenta á lo que Pablo decía.
15 Y cuando fué bautizada, y su familia, nos rogó, diciendo: Si habéis juzgado que yo sea fiel al Señor, entrad en mi casa, y posad: y constriñónos.
16 Y aconteció, que yendo nosotros á la oración, una muchacha que tenía espíritu pitónico, nos salió al encuentro, la cual daba grande ganancia á sus amos adivinando.
17 Esta, siguiendo á Pablo y á nosotros, daba voces, diciendo: Estos hombres son siervos del Dios Alto, los cuales os anuncian el camino de salud.
18 Y esto hacía por muchos días; mas desagradando á Pablo, se volvió y dijo al espíritu: Te mando en el nombre de Jesucristo, que salgas de ella. Y salió en la misma hora.
19 Y viendo sus amos que había salido la esperanza de su ganancia, prendieron á Pablo y á Silas, y los trajeron al foro, al magistrado;
20 Y presentándolos á los magistrados, dijeron: Estos hombres, siendo Judíos, alborotan nuestra ciudad,
21 Y predican ritos, los cuales no nos es lícito recibir ni hacer, pues somos Romanos.
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