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Mateo 21

1 Cuando se acercaron a Jerusalén y llegaron a Betfagé, junto al monte de los Olivos, Jesús entonces envió a dos discípulos,
2 diciéndoles: Id a la aldea que está enfrente de vosotros, y enseguida encontraréis un asna atada y un pollino con ella; desatadla y traédmelos.
3 Y si alguien os dice algo, decid: "El Señor los necesita"; y enseguida los enviará.
4 Esto sucedió para que se cumpliera lo dicho por medio del profeta, cuando dijo:
5 DECID A LA HIJA DE SION: "MIRA, TU REY VIENE A TI, HUMILDE Y MONTADO EN UN ASNA, Y EN UN POLLINO, HIJO DE BESTIA DE CARGA."
6 Entonces fueron los discípulos e hicieron tal como Jesús les había mandado,
7 y trajeron el asna y el pollino; pusieron sobre ellos sus mantos, y Jesús se sentó encima.
8 La mayoría de la multitud tendió sus mantos en el camino; otros cortaban ramas de los árboles y las tendían por el camino.
9 Y las multitudes que iban delante de El, y las que iban detrás, gritaban, diciendo: ¡Hosanna al Hijo de David! ¡BENDITO EL QUE VIENE EN EL NOMBRE DEL SEÑOR! ¡Hosanna en las alturas!
10 Cuando El entró en Jerusalén, toda la ciudad se agitó, y decían: ¿Quién es éste?
11 Y las multitudes contestaban: Este es el profeta Jesús, de Nazaret de Galilea.
12 Y entró Jesús en el templo y echó fuera a todos los que compraban y vendían en el templo, y volcó las mesas de los cambistas y los asientos de los que vendían las palomas.
13 Y les dijo<***>: Escrito está: "MI CASA SERA LLAMADA CASA DE ORACION", pero vosotros la estáis haciendo CUEVA DE LADRONES.
14 Y en el templo se acercaron a El los ciegos y los cojos, y los sanó.
15 Pero cuando los principales sacerdotes y los escribas vieron las maravillas que había hecho, y a los muchachos que gritaban en el templo y que decían: ¡Hosanna al Hijo de David!, se indignaron
16 y le dijeron: ¿Oyes lo que éstos dicen? Y Jesús les respondió<***>: Sí, ¿nunca habéis leído: "DE LA BOCA DE LOS PEQUEÑOS Y DE LOS NIÑOS DE PECHO TE HAS PREPARADO ALABANZA"?
17 Y dejándolos, salió fuera de la ciudad, a Betania, y se hospedó allí.
18 Por la mañana, cuando regresaba a la ciudad, tuvo hambre.
19 Y al ver una higuera junto al camino, se acercó a ella, pero no halló nada en ella sino sólo hojas, y le dijo<***>: Nunca jamás brote fruto de ti. Y al instante se secó la higuera.
20 Al ver esto, los discípulos se maravillaron y decían: ¿Cómo es que la higuera se secó al instante?
21 Respondiendo Jesús, les dijo: En verdad os digo que si tenéis fe y no dudáis, no sólo haréis lo de la higuera, sino que aun si decís a este monte: "Quítate y échate al mar", así sucederá.
22 Y todo lo que pidáis en oración, creyendo, lo recibiréis.
23 Cuando llegó Jesús al templo, los principales sacerdotes y los ancianos del pueblo se le acercaron mientras enseñaba, diciendo: ¿Con qué autoridad haces estas cosas, y quién te dio esta autoridad?
24 Y respondiendo Jesús, les dijo: Yo también os haré una pregunta, que si me la contestáis, yo también os diré con qué autoridad hago estas cosas.
25 ¿De dónde era el bautismo de Juan?, ¿del cielo o de los hombres? Y ellos discurrían entre sí, diciendo: Si decimos: "Del cielo", El nos dirá: "Entonces, ¿por qué no le creísteis?"
26 Y si decimos: "De los hombres", tememos a la multitud; porque todos tienen a Juan por profeta.
27 Y respondiendo a Jesús, dijeron: No sabemos. El a su vez les dijo: Tampoco yo os diré con qué autoridad hago estas cosas.
28 Pero, ¿qué os parece? Un hombre tenía dos hijos, y llegándose al primero, le dijo: "Hijo, ve, trabaja hoy en la viña."
29 Y respondiendo él, dijo: "No quiero;" pero después, arrepentido, fue.
30 Y llegándose al otro, le dijo lo mismo; pero él respondió y dijo: "Yo iré, señor"; y no fue.
31 ¿Cuál de los dos hizo la voluntad del padre? Ellos dijeron<***>: El primero. Jesús les dijo<***>: En verdad os digo que los recaudadores de impuestos y las rameras entran en el reino de Dios antes que vosotros.
32 Porque Juan vino a vosotros en camino de justicia y no le creísteis, pero los recaudadores de impuestos y las rameras le creyeron; y vosotros, viendo esto, ni siquiera os arrepentisteis después para creerle.
33 Escuchad otra parábola. Había una vez un hacendado que PLANTO UNA VIÑA Y LA CERCO CON UN MURO, Y CAVO EN ELLA UN LAGAR Y EDIFICO UNA TORRE, la arrendó a unos labradores y se fue de viaje.
34 Y cuando se acercó el tiempo de la cosecha, envió sus siervos a los labradores para recibir sus frutos.
35 Pero los labradores, tomando a los siervos, a uno lo golpearon, a otro lo mataron y a otro lo apedrearon.
36 Volvió a mandar otro grupo de siervos, mayor que el primero; y les hicieron lo mismo.
37 Finalmente les envió a su hijo, diciendo: "Respetarán a mi hijo."
38 Pero cuando los labradores vieron al hijo, dijeron entre sí: "Este es el heredero; venid, matémoslo y apoderémonos de su heredad."
39 Y echándole mano, lo arrojaron fuera de la viña y lo mataron.
40 Cuando venga, pues, el dueño de la viña, ¿qué hará a esos labradores?
41 Ellos le dijeron<***>: Llevará a esos miserables a un fin lamentable, y arrendará la viña a otros labradores que le paguen los frutos a su tiempo.
42 Jesús les dijo<***>: ¿Nunca leísteis en las Escrituras: "LA PIEDRA QUE DESECHARON LOS CONSTRUCTORES, ESA, EN PIEDRA ANGULAR SE HA CONVERTIDO; ESTO FUE HECHO DE PARTE DEL SEÑOR, Y ES MARAVILLOSO A NUESTROS OJOS"?
43 Por eso os digo que el reino de Dios os será quitado y será dado a una nación que produzca sus frutos.
44 Y el que caiga sobre esta piedra será hecho pedazos; pero sobre quien ella caiga, lo esparcirá como polvo.
45 Al oír sus parábolas los principales sacerdotes y los fariseos, comprendieron que hablaba de ellos.
46 Y cuando procuraron prenderle, tuvieron miedo de la multitud, porque le tenían por profeta.
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Mateo 22

1 Tomando Jesús la palabra, les habló otra vez en parábolas, diciendo:
2 El reino de los cielos puede compararse a un rey que hizo un banquete de bodas para su hijo.
3 Y envió a sus siervos a llamar a los que habían sido invitados a las bodas, pero no quisieron venir.
4 De nuevo envió otros siervos, diciendo: Decid a los que han sido invitados: "Ved, ya he preparado mi banquete; he matado mis novillos y animales cebados, y todo está aparejado; venid a las bodas."
5 Pero ellos no hicieron caso y se fueron: uno a su campo, otro a sus negocios,
6 y los demás, echando mano a los siervos, los maltrataron y los mataron.
7 Entonces el rey se enfureció, y enviando sus ejércitos, destruyó a aquellos asesinos e incendió su ciudad.
8 Luego dijo<***> a sus siervos: "La boda está preparada, pero los que fueron invitados no eran dignos.
9 "Id, por tanto, a las salidas de los caminos, e invitad a las bodas a cuantos encontréis."
10 Y aquellos siervos salieron por los caminos, y reunieron a todos los que encontraron, tanto malos como buenos; y el salón de bodas se llenó de comensales.
11 Pero cuando el rey entró a ver a los comensales, vio allí a uno que no estaba vestido con traje de boda,
12 y le dijo<***>: "Amigo, ¿cómo entraste aquí sin traje de boda?" Y él enmudeció.
13 Entonces el rey dijo a los sirvientes: "Atadle las manos y los pies, y echadlo a las tinieblas de afuera; allí será el llanto y el crujir de dientes."
14 Porque muchos son llamados, pero pocos son escogidos.
15 Entonces se fueron los fariseos y deliberaron entre sí cómo atraparle, sorprendiéndole en alguna palabra.
16 Y le enviaron<***> sus discípulos junto con los herodianos, diciendo: Maestro, sabemos que eres veraz y que enseñas el camino de Dios con verdad, y no buscas el favor de nadie, porque eres imparcial.
17 Dinos, pues, qué te parece: ¿Es lícito pagar impuesto al César, o no?
18 Pero Jesús, conociendo su malicia, dijo: ¿Por qué me ponéis a prueba, hipócritas?
19 Mostradme la moneda que se usa para pagar ese impuesto. Y le trajeron un denario .
20 Y El les dijo<***>: ¿De quién es esta imagen y esta inscripción?
21 Ellos le dijeron<***>: Del César. Entonces El les dijo<***>: Pues dad al César lo que es del César, y a Dios lo que es de Dios.
22 Al oír esto, se maravillaron; y dejándole, se fueron.
23 Ese día se le acercaron algunos saduceos (los que dicen que no hay resurrección), y le preguntaron,
24 diciendo: Maestro, Moisés dijo: "SI ALGUNO MUERE SIN TENER HIJOS, SU HERMANO, COMO PARIENTE MAS CERCANO, SE CASARA CON SU MUJER Y LEVANTARA DESCENDENCIA A SU HERMANO."
25 Ahora bien, había entre nosotros siete hermanos; y el primero se casó, y murió; pero no teniendo descendencia, le dejó la mujer a su hermano;
26 de igual manera también el segundo, y el tercero, hasta el séptimo.
27 Y después de todos, murió la mujer.
28 Por tanto, en la resurrección, ¿de cuál de los siete será mujer? Porque todos ellos la tuvieron.
29 Pero Jesús respondió y les dijo: Estáis equivocados por no comprender las Escrituras ni el poder de Dios.
30 Porque en la resurrección, ni se casan ni son dados en matrimonio, sino que son como los ángeles de Dios en el cielo.
31 Y en cuanto a la resurrección de los muertos, ¿no habéis leído lo que os fue dicho por Dios, cuando dijo:
32 "YO SOY EL DIOS DE ABRAHAM, Y EL DIOS DE ISAAC, Y EL DIOS DE JACOB"? El no es Dios de muertos, sino de vivos.
33 Al oír esto, las multitudes se admiraban de su enseñanza.
34 Pero al oír los fariseos que Jesús había dejado callados a los saduceos, se agruparon;
35 y uno de ellos, intérprete de la ley, para ponerle a prueba le preguntó:
36 Maestro, ¿cuál es el gran mandamiento de la ley?
37 Y El le dijo: AMARAS AL SEÑOR TU DIOS CON TODO TU CORAZON, Y CON TODA TU ALMA, Y CON TODA TU MENTE.
38 Este es el grande y el primer mandamiento.
39 Y el segundo es semejante a éste: AMARAS A TU PROJIMO COMO A TI MISMO.
40 De estos dos mandamientos dependen toda la ley y los profetas.
41 Estando reunidos los fariseos, Jesús les hizo una pregunta,
42 diciendo: ¿Cuál es vuestra opinión sobre el Cristo? ¿De quién es hijo? Ellos le dijeron<***>: De David.
43 El les dijo<***>: Entonces, ¿cómo es que David en el Espíritu le llama "Señor", diciendo:
44 "DIJO EL SEÑOR A MI SEÑOR: "SIENTATE A MI DIESTRA, HASTA QUE PONGA A TUS ENEMIGOS DEBAJO DE TUS PIES'"?
45 Pues si David le llama "Señor", ¿cómo es El su hijo?
46 Y nadie pudo contestarle ni una palabra, ni ninguno desde ese día se atrevió a hacerle más preguntas.
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Mateo 23

1 Entonces Jesús habló a la muchedumbre y a sus discípulos,
2 diciendo: Los escribas y los fariseos se han sentado en la cátedra de Moisés.
3 De modo que haced y observad todo lo que os digan; pero no hagáis conforme a sus obras, porque ellos dicen y no hacen.
4 Atan cargas pesadas y difíciles de llevar, y las ponen sobre las espaldas de los hombres, pero ellos ni con un dedo quieren moverlas
5 Sino que hacen todas sus obras para ser vistos por los hombres; pues ensanchan sus filacterias y alargan los flecos de sus mantos;
6 aman el lugar de honor en los banquetes y los primeros asientos en las sinagogas,
7 y los saludos respetuosos en las plazas y ser llamados por los hombres Rabí.
8 Pero vosotros no dejéis que os llamen Rabí; porque uno es vuestro Maestro y todos vosotros sois hermanos.
9 Y no llaméis a nadie padre vuestro en la tierra, porque uno es vuestro Padre, el que está en los cielos.
10 Ni dejéis que os llamen preceptores; porque uno es vuestro Preceptor, Cristo.
11 Pero el mayor de vosotros será vuestro servidor.
12 Y cualquiera que se ensalce, será humillado, y cualquiera que se humille, será ensalzado.
13 Pero, ¡ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas!, porque cerráis el reino de los cielos delante de los hombres, pues ni vosotros entráis, ni dejáis entrar a los que están entrando.
14 ¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas!, porque devoráis las casas de las viudas, aun cuando por pretexto hacéis largas oraciones; por eso recibiréis mayor condenación
15 ¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas!, porque recorréis el mar y la tierra para hacer un prosélito, y cuando llega a serlo, lo hacéis hijo del infierno dos veces más que vosotros.
16 ¡Ay de vosotros, guías ciegos!, que decís: "No es nada el que alguno jure por el templo; pero el que jura por el oro del templo, contrae obligación."
17 ¡Insensatos y ciegos!, porque ¿qué es más importante: el oro, o el templo que santificó el oro?
18 También decís: "No es nada el que alguno jure por el altar; pero el que jura por la ofrenda que está sobre él, contrae obligación."
19 ¡Ciegos!, porque ¿qué es más importante: la ofrenda, o el altar que santifica la ofrenda
20 Por eso, el que jura por el altar, jura por él y por todo lo que está sobre él;
21 y el que jura por el templo, jura por él y por el que en él habita
22 y el que jura por el cielo, jura por el trono de Dios y por el que está sentado en él.
23 ¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas!, porque pagáis el diezmo de la menta, del eneldo y del comino, y habéis descuidado los preceptos de más peso de la ley: la justicia, la misericordia y la fidelidad; y éstas son las cosas que debíais haber hecho, sin descuidar aquéllas.
24 ¡Guías ciegos, que coláis el mosquito y os tragáis el camello!
25 ¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas!, porque limpiáis el exterior del vaso y del plato, pero por dentro están llenos de robo y de desenfreno.
26 ¡Fariseo ciego! Limpia primero lo de adentro del vaso y del plato, para que lo de afuera también quede limpio.
27 ¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas!, porque sois semejantes a sepulcros blanqueados, que por fuera lucen hermosos, pero por dentro están llenos de huesos de muertos y de toda inmundicia.
28 Así también vosotros, por fuera parecéis justos a los hombres, pero por dentro estáis llenos de hipocresía y de iniquidad.
29 ¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas!, porque edificáis los sepulcros de los profetas y adornáis los monumentos de los justos,
30 y decís: "Si nosotros hubiéramos vivido en los días de nuestros padres, no hubiéramos sido sus cómplices en derramar la sangre de los profetas."
31 Así que dais testimonio en contra de vosotros mismos, que sois hijos de los que asesinaron a los profetas.
32 Llenad, pues, la medida de la culpa de vuestros padres.
33 ¡Serpientes! ¡Camada de víboras! ¿Cómo escaparéis del juicio del infierno ?
34 Por tanto, mirad, yo os envío profetas, sabios y escribas: de ellos, a unos los mataréis y crucificaréis, y a otros los azotaréis en vuestras sinagogas y los perseguiréis de ciudad en ciudad,
35 para que recaiga sobre vosotros la culpa de toda la sangre justa derramada sobre la tierra, desde la sangre del justo Abel hasta la sangre de Zacarías, hijo de Berequías, a quien asesinasteis entre el templo y el altar.
36 En verdad os digo que todo esto vendrá sobre esta generación
37 ¡Jerusalén, Jerusalén, la que mata a los profetas y apedrea a los que son enviados a ella! ¡Cuántas veces quise juntar a tus hijos, como la gallina junta sus pollitos debajo de sus alas, y no quisiste!
38 He aquí, vuestra casa se os deja desierta
39 Porque os digo que desde ahora en adelante no me veréis más hasta que digáis: "BENDITO EL QUE VIENE EN NOMBRE DEL SEÑOR."
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Mateo 24

1 Cuando salió Jesús del templo, y se iba, se le acercaron sus discípulos para mostrarle los edificios del templo.
2 Mas respondiendo El, les dijo: ¿Veis todo esto? En verdad os digo: no quedará aquí piedra sobre piedra que no sea derribada.
3 Y estando El sentado en el monte de los Olivos, se le acercaron los discípulos en privado, diciendo: Dinos, ¿cuándo sucederá esto, y cuál será la señal de tu venida y de la consumación de este siglo?
4 Respondiendo Jesús, les dijo: Mirad que nadie os engañe.
5 Porque muchos vendrán en mi nombre, diciendo: "Yo soy el Cristo", y engañarán a muchos.
6 Y habréis de oír de guerras y rumores de guerras. ¡Cuidado! No os alarméis, porque es necesario que todo esto suceda; pero todavía no es el fin.
7 Porque se levantará nación contra nación, y reino contra reino, y en diferentes lugares habrá hambre y terremotos.
8 Pero todo esto es sólo el comienzo de dolores.
9 Entonces os entregarán a tribulación, y os matarán, y seréis odiados de todas las naciones por causa de mi nombre.
10 Muchos tropezarán entonces y caerán, y se traicionarán unos a otros, y unos a otros se odiarán.
11 Y se levantarán muchos profetas falsos, y a muchos engañarán.
12 Y debido al aumento de la iniquidad, el amor de muchos se enfriará.
13 Pero el que persevere hasta el fin, ése será salvo.
14 Y este evangelio del reino se predicará en todo el mundo como testimonio a todas las naciones, y entonces vendrá el fin.
15 Por tanto, cuando veáis la ABOMINACION DE LA DESOLACION, de que se habló por medio del profeta Daniel, colocada en el lugar santo (el que lea, que entienda),
16 entonces los que estén en Judea, huyan a los montes;
17 el que esté en la azotea, no baje a sacar las cosas de su casa;
18 y el que esté en el campo, no vuelva atrás a tomar su capa.
19 Pero, ¡ay de las que estén encinta y de las que estén criando en aquellos días!
20 Orad para que vuestra huida no suceda en invierno, ni en día de reposo,
21 porque habrá entonces una gran tribulación, tal como no ha acontecido desde el principio del mundo hasta ahora, ni acontecerá jamás.
22 Y si aquellos días no fueran acortados, nadie se salvaría; pero por causa de los escogidos, aquellos días serán acortados.
23 Entonces si alguno os dice: "Mirad, aquí está el Cristo", o "Allí está", no le creáis.
24 Porque se levantarán falsos Cristos y falsos profetas, y mostrarán grandes señales y prodigios, para así engañar, de ser posible, aun a los escogidos.
25 Ved que os lo he dicho de antemano.
26 Por tanto, si os dicen: "Mirad, El está en el desierto", no vayáis; o "Mirad, El está en las habitaciones interiores", no les creáis.
27 Porque así como el relámpago sale del oriente y resplandece hasta el occidente, así será la venida del Hijo del Hombre.
28 Donde esté el cadáver, allí se juntarán los buitres.
29 Pero inmediatamente después de la tribulación de esos días, EL SOL SE OSCURECERA, LA LUNA NO DARA SU LUZ, LAS ESTRELLAS CAERAN del cielo y las potencias de los cielos serán sacudidas.
30 Entonces aparecerá en el cielo la señal del Hijo del Hombre; y entonces todas las tribus de la tierra harán duelo, y verán al HIJO DEL HOMBRE QUE VIENE SOBRE LAS NUBES DEL CIELO con poder y gran gloria.
31 Y El enviará a sus ángeles con UNA GRAN TROMPETA y REUNIRAN a sus escogidos de los cuatro vientos, desde un extremo de los cielos hasta el otro.
32 Y de la higuera aprended la parábola: cuando su rama ya se pone tierna y echa las hojas, sabéis que el verano está cerca.
33 Así también vosotros, cuando veáis todas estas cosas, sabed que El está cerca, a las puertas.
34 En verdad os digo que no pasará esta generación hasta que todo esto suceda.
35 El cielo y la tierra pasarán, mas mis palabras no pasarán.
36 Pero de aquel día y hora nadie sabe, ni siquiera los ángeles del cielo, ni el Hijo, sino sólo el Padre.
37 Porque como en los días de Noé, así será la venida del Hijo del Hombre.
38 Pues así como en aquellos días antes del diluvio estaban comiendo y bebiendo, casándose y dándose en matrimonio, hasta el día en que entró Noé en el arca,
39 y no comprendieron hasta que vino el diluvio y se los llevó a todos; así será la venida del Hijo del Hombre.
40 Entonces estarán dos en el campo; uno será llevado y el otro será dejado.
41 Dos mujeres estarán moliendo en el molino; una será llevada y la otra será dejada.
42 Por tanto, velad, porque no sabéis en qué día vuestro Señor viene.
43 Pero comprended esto: si el dueño de la casa hubiera sabido a qué hora de la noche iba a venir el ladrón, hubiera estado alerta y no hubiera permitido que entrara en su casa.
44 Por eso, también vosotros estad preparados, porque a la hora que no pensáis vendrá el Hijo del Hombre.
45 ¿Quién es, pues, el siervo fiel y prudente a quien su señor puso sobre los de su casa para que les diera la comida a su tiempo?
46 Dichoso aquel siervo a quien, cuando su señor venga, lo encuentre haciendo así.
47 De cierto os digo que lo pondrá sobre todos sus bienes.
48 Pero si aquel siervo es malo, y dice en su corazón: "Mi señor tardará";
49 y empieza a golpear a sus consiervos, y come y bebe con los que se emborrachan,
50 vendrá el señor de aquel siervo el día que no lo espera, y a una hora que no sabe,
51 y lo azotará severamente y le asignará un lugar con los hipócritas; allí será el llanto y el crujir de dientes.
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Mateo 25

1 Entonces el reino de los cielos será semejante a diez vírgenes que tomando sus lámparas, salieron a recibir al novio.
2 Y cinco de ellas eran insensatas, y cinco prudentes.
3 Porque las insensatas, al tomar sus lámparas, no tomaron aceite consigo,
4 pero las prudentes tomaron aceite en frascos junto con sus lámparas.
5 Al tardarse el novio, a todas les dio sueño y se durmieron.
6 Pero a medianoche se oyó un clamor: "¡Aquí está el novio! Salid a recibirlo."
7 Entonces todas aquellas vírgenes se levantaron y arreglaron sus lámparas.
8 Y las insensatas dijeron a las prudentes: "Dadnos de vuestro aceite, porque nuestras lámparas se apagan."
9 Pero las prudentes respondieron, diciendo: "No, no sea que no haya suficiente para nosotras y para vosotras; id más bien a los que venden y comprad para vosotras."
10 Y mientras ellas iban a comprar, vino el novio, y las que estaban preparadas entraron con él al banquete de bodas, y se cerró la puerta.
11 Después vinieron también las otras vírgenes, diciendo: "Señor, señor, ábrenos."
12 Pero respondiendo él, dijo: "En verdad os digo que no os conozco."
13 Velad, pues, porque no sabéis ni el día ni la hora .
14 Porque el reino de los cielos es como un hombre que al emprender un viaje, llamó a sus siervos y les encomendó sus bienes.
15 Y a uno le dio cinco talentos , a otro dos, y a otro uno, a cada uno conforme a su capacidad; y se fue de viaje.
16 El que había recibido los cinco talentos, enseguida fue y negoció con ellos y ganó otros cinco talentos.
17 Asimismo el que había recibido los dos talentos ganó otros dos.
18 Pero el que había recibido uno, fue y cavó en la tierra y escondió el dinero de su señor.
19 Después de mucho tiempo vino<***> el señor de aquellos siervos, y arregló<***> cuentas con ellos.
20 Y llegando el que había recibido los cinco talentos, trajo otros cinco talentos, diciendo: "Señor, me entregaste cinco talentos; mira, he ganado otros cinco talentos."
21 Su señor le dijo: "Bien, siervo bueno y fiel; en lo poco fuiste fiel, sobre mucho te pondré; entra en el gozo de tu señor."
22 Llegando también el de los dos talentos, dijo: "Señor, me entregaste dos talentos; mira, he ganado otros dos talentos."
23 Su señor le dijo: "Bien, siervo bueno y fiel; en lo poco fuiste fiel, sobre mucho te pondré; entra en el gozo de tu señor."
24 Pero llegando también el que había recibido un talento, dijo: "Señor, yo sabía que eres un hombre duro, que siegas donde no sembraste y recoges donde no esparciste,
25 y tuve miedo, y fui y escondí tu talento en la tierra; mira, aquí tienes lo que es tuyo."
26 Pero su señor respondió, y le dijo: "Siervo malo y perezoso, sabías que siego donde no sembré, y que recojo donde no esparcí.
27 "Debías entonces haber puesto mi dinero en el banco, y al llegar yo hubiera recibido mi dinero con intereses.
28 "Por tanto, quitadle el talento y dádselo al que tiene los diez talentos."
29 Porque a todo el que tiene, más se le dará, y tendrá en abundancia; pero al que no tiene, aun lo que tiene se le quitará.
30 Y al siervo inútil, echadlo en las tinieblas de afuera; allí será el llanto y el crujir de dientes.
31 Pero cuando el Hijo del Hombre venga en su gloria, y todos los ángeles con El, entonces se sentará en el trono de su gloria;
32 y serán reunidas delante de El todas las naciones; y separará a unos de otros, como el pastor separa las ovejas de los cabritos.
33 Y pondrá las ovejas a su derecha y los cabritos a su izquierda.
34 Entonces el Rey dirá a los de su derecha: "Venid, benditos de mi Padre, heredad el reino preparado para vosotros desde la fundación del mundo.
35 "Porque tuve hambre, y me disteis de comer; tuve sed, y me disteis de beber; fui forastero, y me recibisteis;
36 estaba desnudo, y me vestisteis; enfermo, y me visitasteis; en la cárcel, y vinisteis a mí."
37 Entonces los justos le responderán, diciendo: "Señor, ¿cuándo te vimos hambriento, y te dimos de comer, o sediento, y te dimos de beber?
38 "¿Y cuándo te vimos como forastero, y te recibimos, o desnudo, y te vestimos?
39 "¿Y cuándo te vimos enfermo, o en la cárcel, y vinimos a ti?"
40 Respondiendo el Rey, les dirá: "En verdad os digo que en cuanto lo hicisteis a uno de estos hermanos míos, aun a los más pequeños, a mí lo hicisteis."
41 Entonces dirá también a los de su izquierda: "Apartaos de mí, malditos, al fuego eterno que ha sido preparado para el diablo y sus ángeles.
42 "Porque tuve hambre, y no me disteis de comer, tuve sed, y no me disteis de beber;
43 fui forastero, y no me recibisteis; estaba desnudo, y no me vestisteis; enfermo, y en la cárcel, y no me visitasteis."
44 Entonces ellos también responderán, diciendo: "Señor, ¿cuándo te vimos hambriento, o sediento, o como forastero, o desnudo, o enfermo, o en la cárcel, y no te servimos?"
45 El entonces les responderá, diciendo: "En verdad os digo que en cuanto no lo hicisteis a uno de los más pequeños de éstos, tampoco a mí lo hicisteis."
46 Y éstos irán al castigo eterno, pero los justos a la vida eterna.
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Mateo 26

1 Cuando Jesús terminó todas estas palabras, dijo a sus discípulos:
2 Sabéis que dentro de dos días se celebra la Pascua, y el Hijo del Hombre será entregado para ser crucificado.
3 Entonces los principales sacerdotes y los ancianos del pueblo se reunieron en el patio del sumo sacerdote llamado Caifás.
4 Y tramaron entre ellos prender a Jesús con engaño y matarle.
5 Pero decían: No durante la fiesta, para que no haya un tumulto en el pueblo.
6 Y hallándose Jesús en Betania, en casa de Simón el leproso,
7 se le acercó una mujer con un frasco de alabastro de perfume muy costoso, y lo derramó sobre su cabeza cuando estaba sentado a la mesa.
8 Pero al ver esto, los discípulos se indignaron, y decían: ¿Para qué este desperdicio?
9 Porque este perfume podía haberse vendido a gran precio, y el dinero habérselo dado a los pobres.
10 Pero Jesús, dándose cuenta, les dijo: ¿Por qué molestáis a la mujer? Pues buena obra ha hecho conmigo.
11 Porque a los pobres siempre los tendréis con vosotros, pero a mí no siempre me tendréis.
12 Pues al derramar ella este perfume sobre mi cuerpo, lo ha hecho a fin de prepararme para la sepultura.
13 En verdad os digo: Dondequiera que este evangelio se predique, en el mundo entero, se hablará también de lo que ésta ha hecho, en memoria suya.
14 Entonces uno de los doce, llamado Judas Iscariote, fue a los principales sacerdotes,
15 y dijo: ¿Qué estáis dispuestos a darme para que yo os lo entregue? Y ellos le pesaron treinta piezas de plata.
16 Y desde entonces buscaba una oportunidad para entregarle.
17 El primer día de la fiesta de los panes sin levadura, se acercaron los discípulos a Jesús, diciendo: ¿Dónde quieres que te hagamos los preparativos para comer la Pascua?
18 Y El respondió: Id a la ciudad, a cierto hombre, y decidle: "El Maestro dice: 'Mi tiempo está cerca; quiero celebrar la Pascua en tu casa con mis discípulos.'"
19 Entonces los discípulos hicieron como Jesús les había mandado, y prepararon la Pascua.
20 Al atardecer, estaba El sentado a la mesa con los doce discípulos.
21 Y mientras comían, dijo: En verdad os digo que uno de vosotros me entregará.
22 Y ellos, profundamente entristecidos, comenzaron a decirle uno por uno: ¿Acaso soy yo, Señor?
23 Respondiendo El, dijo: El que metió la mano conmigo en el plato, ése me entregará.
24 El Hijo del Hombre se va, según está escrito de El; pero ¡ay de aquel hombre por quien el Hijo del Hombre es entregado! Mejor le fuera a ese hombre no haber nacido.
25 Y respondiendo Judas, el que le iba a entregar, dijo: ¿Acaso soy yo, Rabí? Y El le dijo: Tú lo has dicho.
26 Mientras comían, Jesús tomó pan, y habiéndolo bendecido, lo partió, y dándoselo a los discípulos, dijo: Tomad, comed; esto es mi cuerpo.
27 Y tomando una copa, y habiendo dado gracias, se la dio, diciendo: Bebed todos de ella;
28 porque esto es mi sangre del nuevo pacto, que es derramada por muchos para el perdón de los pecados.
29 Y os digo que desde ahora no beberé más de este fruto de la vid, hasta aquel día cuando lo beba nuevo con vosotros en el reino de mi Padre.
30 Y después de cantar un himno, salieron hacia el monte de los Olivos.
31 Entonces Jesús les dijo<***>: Esta noche todos vosotros os apartaréis por causa de mí, pues escrito está: "HERIRE AL PASTOR, Y LAS OVEJAS DEL REBAÑO SE DISPERSARAN."
32 Pero después de que yo haya resucitado, iré delante de vosotros a Galilea.
33 Entonces Pedro, respondiendo, le dijo: Aunque todos se aparten por causa de ti, yo nunca me apartaré.
34 Jesús le dijo: En verdad te digo que esta misma noche, antes que el gallo cante, me negarás tres veces.
35 Pedro le dijo<***>: Aunque tenga que morir contigo, jamás te negaré. Todos los discípulos dijeron también lo mismo.
36 Entonces Jesús llegó<***> con ellos a un lugar que se llama Getsemaní, y dijo<***> a sus discípulos: Sentaos aquí mientras yo voy allá y oro.
37 Y tomando consigo a Pedro y a los dos hijos de Zebedeo, comenzó a entristecerse y a angustiarse.
38 Entonces les dijo<***>: Mi alma está muy afligida, hasta el punto de la muerte; quedaos aquí y velad conmigo.
39 Y adelantándose un poco, cayó sobre su rostro, orando y diciendo: Padre mío, si es posible, que pase de mí esta copa; pero no sea como yo quiero, sino como tú quieras.
40 Vino<***> entonces a los discípulos y los halló<***> durmiendo, y dijo<***> a Pedro: ¿Conque no pudisteis velar una hora conmigo?
41 Velad y orad para que no entréis en tentación; el espíritu está dispuesto, pero la carne es débil.
42 Apartándose de nuevo, oró por segunda vez, diciendo: Padre mío, si ésta no puede pasar sin que yo la beba, hágase tu voluntad.
43 Y vino otra vez y los halló durmiendo, porque sus ojos estaban cargados de sueño.
44 Dejándolos de nuevo, se fue y oró por tercera vez, diciendo otra vez las mismas palabras.
45 Entonces vino<***> a los discípulos y les dijo<***>: ¿Todavía estáis durmiendo y descansando? He aquí, ha llegado la hora, y el Hijo del Hombre es entregado en manos de pecadores.
46 ¡Levantaos! ¡Vamos! Mirad, está cerca el que me entrega.
47 Mientras todavía estaba El hablando, he aquí, Judas, uno de los doce, llegó acompañado de una gran multitud con espadas y garrotes, de parte de los principales sacerdotes y de los ancianos del pueblo.
48 Y el que le entregaba les había dado una señal, diciendo: Al que yo bese, ése es; prendedle.
49 Y enseguida se acercó a Jesús y dijo: ¡Salve, Rabí! Y le besó.
50 Y Jesús le dijo: Amigo, haz lo que viniste a hacer. Entonces ellos se acercaron, echaron mano a Jesús y le prendieron.
51 Y sucedió que uno de los que estaban con Jesús, extendiendo la mano, sacó su espada, e hiriendo al siervo del sumo sacerdote, le cortó la oreja.
52 Entonces Jesús le dijo<***>: Vuelve tu espada a su sitio, porque todos los que tomen la espada, a espada perecerán.
53 ¿O piensas que no puedo rogar a mi Padre, y El pondría a mi disposición ahora mismo más de doce legiones de ángeles?
54 Pero, ¿cómo se cumplirían entonces las Escrituras de que así debe suceder?
55 En aquel momento Jesús dijo a la muchedumbre: ¿Como contra un ladrón habéis salido con espadas y garrotes para arrestarme? Cada día solía sentarme en el templo para enseñar, y no me prendisteis.
56 Pero todo esto ha sucedido para que se cumplan las Escrituras de los profetas. Entonces todos los discípulos le abandonaron y huyeron.
57 Y los que prendieron a Jesús le llevaron ante el sumo sacerdote Caifás, donde estaban reunidos los escribas y los ancianos.
58 Y Pedro le fue siguiendo de lejos hasta el patio del sumo sacerdote, y entrando, se sentó con los alguaciles para ver el fin de todo aquello.
59 Y los principales sacerdotes y todo el concilio procuraban obtener falso testimonio contra Jesús, con el fin de darle muerte,
60 y no lo hallaron a pesar de que se presentaron muchos falsos testigos. Pero más tarde se presentaron dos,
61 que dijeron: Este declaró: "Yo puedo destruir el templo de Dios y en tres días reedificarlo."
62 Entonces el sumo sacerdote, levantándose, le dijo: ¿No respondes nada? ¿Qué testifican éstos contra ti?
63 Mas Jesús callaba. Y el sumo sacerdote le dijo: Te conjuro por el Dios viviente que nos digas si tú eres el Cristo, el Hijo de Dios.
64 Jesús le dijo<***>: Tú mismo lo has dicho; sin embargo, os digo que desde ahora veréis AL HIJO DEL HOMBRE SENTADO A LA DIESTRA DEL PODER, y VINIENDO SOBRE LAS NUBES DEL CIELO.
65 Entonces el sumo sacerdote rasgó sus vestiduras, diciendo: ¡Ha blasfemado! ¿Qué necesidad tenemos de más testigos? He aquí, ahora mismo habéis oído la blasfemia;
66 ¿qué os parece? Ellos respondieron y dijeron: ¡Es reo de muerte!
67 Entonces le escupieron en el rostro y le dieron de puñetazos; y otros le abofeteaban,
68 diciendo: Adivina, Cristo, ¿quién es el que te ha golpeado?
69 Pedro estaba sentado fuera en el patio, y una sirvienta se le acercó y dijo: Tú también estabas con Jesús el galileo.
70 Pero él lo negó delante de todos ellos, diciendo: No sé de qué hablas.
71 Cuando salió al portal, lo vio otra sirvienta y dijo<***> a los que estaban allí: Este estaba con Jesús el nazareno.
72 Y otra vez él lo negó con juramento: ¡Yo no conozco a ese hombre!
73 Y un poco después se acercaron los que estaban allí y dijeron a Pedro: Seguro que tú también eres uno de ellos, porque aun tu manera de hablar te descubre.
74 Entonces él comenzó a maldecir y a jurar: ¡Yo no conozco a ese hombre! Y al instante un gallo cantó.
75 Y Pedro se acordó de lo que Jesús había dicho: Antes que el gallo cante, me negarás tres veces. Y saliendo fuera, lloró amargamente.
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Mateo 27

1 Cuando llegó la mañana, todos los principales sacerdotes y los ancianos del pueblo celebraron consejo contra Jesús para darle muerte.
2 Y después de atarle, le llevaron y le entregaron a Pilato, el gobernador.
3 Entonces Judas, el que le había entregado, viendo que Jesús había sido condenado, sintió remordimiento y devolvió las treinta piezas de plata a los principales sacerdotes y a los ancianos,
4 diciendo: He pecado entregando sangre inocente. Pero ellos dijeron: A nosotros, ¿qué? ¡Allá tú!
5 Y él, arrojando las piezas de plata en el santuario, se marchó; y fue y se ahorcó.
6 Y los principales sacerdotes tomaron las piezas de plata, y dijeron: No es lícito ponerlas en el tesoro del templo, puesto que es precio de sangre.
7 Y después de celebrar consejo, compraron con ellas el Campo del Alfarero para sepultura de los forasteros.
8 Por eso ese campo se ha llamado Campo de Sangre hasta hoy.
9 Entonces se cumplió lo anunciado por medio del profeta Jeremías, cuando dijo: Y TOMARON LAS TREINTA PIEZAS DE PLATA, EL PRECIO DE AQUEL CUYO PRECIO HABIA SIDO FIJADO por los hijos de Israel;
10 Y LAS DIERON POR EL CAMPO DEL ALFARERO, COMO EL SEÑOR ME HABIA ORDENADO.
11 Y Jesús compareció delante del gobernador, y éste le interrogó, diciendo: ¿Eres tú el Rey de los judíos? Y Jesús le dijo: Tú lo dices.
12 Y al ser acusado por los principales sacerdotes y los ancianos, nada respondió.
13 Entonces Pilato le dijo<***>: ¿No oyes cuántas cosas testifican contra ti?
14 Y Jesús no le respondió ni a una sola pregunta, por lo que el gobernador estaba muy asombrado.
15 Ahora bien, en cada fiesta, el gobernador acostumbraba soltar un preso al pueblo, el que ellos quisieran.
16 Y tenían entonces un preso famoso, llamado Barrabás.
17 Por lo cual, cuando ellos se reunieron, Pilato les dijo: ¿A quién queréis que os suelte: a Barrabás o a Jesús, llamado el Cristo?
18 Porque él sabía que le habían entregado por envidia.
19 Y estando él sentado en el tribunal, su mujer le mandó aviso, diciendo: No tengas nada que ver con ese justo, porque hoy he sufrido mucho en sueños por causa de El.
20 Pero los principales sacerdotes y los ancianos persuadieron a las multitudes que pidieran a Barrabás y que dieran muerte a Jesús.
21 Y respondiendo, el gobernador les dijo: ¿A cuál de los dos queréis que os suelte? Y ellos respondieron: A Barrabás.
22 Pilato les dijo<***>: ¿Qué haré entonces con Jesús, llamado el Cristo? Todos dijeron<***>: ¡Sea crucificado!
23 Y Pilato dijo: ¿Por qué? ¿Qué mal ha hecho? Pero ellos gritaban aún más, diciendo: ¡Sea crucificado!
24 Y viendo Pilato que no conseguía nada, sino que más bien se estaba formando un tumulto, tomó agua y se lavó las manos delante de la multitud, diciendo: Soy inocente de la sangre de este justo ; ¡allá vosotros!
25 Y respondiendo todo el pueblo, dijo: ¡Caiga su sangre sobre nosotros y sobre nuestros hijos!
26 Entonces les soltó a Barrabás, pero a Jesús, después de hacerle azotar, le entregó para que fuera crucificado.
27 Entonces los soldados del gobernador llevaron a Jesús al Pretorio, y reunieron alrededor de El a toda la cohorte romana.
28 Y desnudándole, le pusieron encima un manto de escarlata.
29 Y tejiendo una corona de espinas, se la pusieron sobre su cabeza, y una caña en su mano derecha; y arrodillándose delante de El, le hacían burla, diciendo: ¡Salve, Rey de los judíos!
30 Y escupiéndole, tomaban la caña y le golpeaban en la cabeza.
31 Después de haberse burlado de El, le quitaron el manto, le pusieron sus ropas y le llevaron para crucificarle.
32 Y cuando salían, hallaron a un hombre de Cirene llamado Simón, al cual obligaron a que llevara la cruz.
33 Cuando llegaron a un lugar llamado Gólgota, que significa Lugar de la Calavera,
34 le dieron a beber vino mezclado con hiel; pero después de probarlo, no lo quiso beber.
35 Y habiéndole crucificado, se repartieron sus vestidos, echando suertes ;
36 y sentados, le custodiaban allí.
37 Y pusieron sobre su cabeza la acusación contra El, que decía: ESTE ES JESUS, EL REY DE LOS JUDIOS.
38 Entonces fueron crucificados<***> con El dos ladrones, uno a la derecha y otro a la izquierda.
39 Los que pasaban le injuriaban, meneando la cabeza
40 y diciendo: Tú que destruyes el templo y en tres días lo reedificas, sálvate a ti mismo, si eres el Hijo de Dios, y desciende de la cruz.
41 De igual manera, también los principales sacerdotes, junto con los escribas y los ancianos, burlándose de El, decían:
42 A otros salvó; a sí mismo no puede salvarse. Rey de Israel es; que baje ahora de la cruz, y creeremos en El.
43 EN DIOS CONFIA; QUE le LIBRE ahora SI EL LE QUIERE; porque ha dicho: "Yo soy el Hijo de Dios."
44 En la misma forma le injuriaban también los ladrones que habían sido crucificados con El.
45 Y desde la hora sexta hubo oscuridad sobre toda la tierra hasta la hora novena .
46 Y alrededor de la hora novena, Jesús exclamó a gran voz, diciendo: ELI, ELI, ¿LEMA SABACTANI? Esto es: DIOS MIO, DIOS MIO, ¿POR QUE ME HAS ABANDONADO?
47 Algunos de los que estaban allí, al oírlo, decían: Este llama a Elías.
48 Y al instante, uno de ellos corrió, y tomando una esponja, la empapó en vinagre, y poniéndola en una caña, le dio a beber.
49 Pero los otros dijeron: Deja, veamos si Elías viene a salvarle .
50 Entonces Jesús, clamando otra vez a gran voz, exhaló el espíritu.
51 Y he aquí, el velo del templo se rasgó en dos, de arriba abajo, y la tierra tembló y las rocas se partieron;
52 y los sepulcros se abrieron, y los cuerpos de muchos santos que habían dormido resucitaron;
53 y saliendo de los sepulcros, después de la resurrección de Jesús, entraron en la santa ciudad y se aparecieron a muchos.
54 El centurión y los que estaban con él custodiando a Jesús, cuando vieron el terremoto y las cosas que sucedían, se asustaron mucho, y dijeron: En verdad éste era Hijo de Dios.
55 Y muchas mujeres que habían seguido a Jesús desde Galilea para servirle, estaban allí, mirando de lejos;
56 entre las cuales estaban María Magdalena, María la madre de Jacobo y de José, y la madre de los hijos de Zebedeo.
57 Y al atardecer, vino un hombre rico de Arimatea, llamado José, que también se había convertido en discípulo de Jesús.
58 Este se presentó a Pilato y le pidió el cuerpo de Jesús. Entonces Pilato ordenó que se lo entregaran.
59 Tomando José el cuerpo, lo envolvió en un lienzo limpio de lino,
60 y lo puso en su sepulcro nuevo que él había excavado en la roca, y después de rodar una piedra grande a la entrada del sepulcro, se fue.
61 Y María Magdalena estaba allí, y la otra María, sentadas frente al sepulcro.
62 Al día siguiente, que es el día después de la preparación, se reunieron ante Pilato los principales sacerdotes y los fariseos,
63 y le dijeron: Señor, nos acordamos que cuando aquel engañador aún vivía, dijo: "Después de tres días resucitaré."
64 Por eso, ordena que el sepulcro quede asegurado hasta el tercer día, no sea que vengan sus discípulos, se lo roben, y digan al pueblo: "Ha resucitado de entre los muertos"; y el último engaño será peor que el primero.
65 Pilato les dijo: Una guardia tenéis; id, aseguradla como vosotros sabéis.
66 Y fueron y aseguraron el sepulcro; y además de poner la guardia, sellaron la piedra.
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