Isaías 40:1-26

1 Consolad, consolad a mi pueblodice vuestro Dios.
2 Hablad al corazón de Jerusalén y decidle a voces que su lucha ha terminado, que su iniquidad ha sido quitada, que ha recibido de la mano del SEÑOR el doble por todos sus pecados.
3 Una voz clama: Preparad en el desierto camino al SEÑOR; allanad en la soledad calzada para nuestro Dios.
4 Todo valle sea elevado, y bajado todo monte y collado; vuélvase llano el terreno escabroso, y lo abrupto, ancho valle.
5 Entonces será revelada la gloria del SEÑOR, y toda carne a una la verá, pues la boca del SEÑOR ha hablado.
6 Una voz dijo: Clama. Entonces él respondió: ¿Qué he de clamar? Toda carne es hierba, y todo su esplendor es como flor del campo.
7 Sécase la hierba, marchítase la flor cuando el aliento del SEÑOR sopla sobre ella; en verdad el pueblo es hierba.
8 Sécase la hierba, marchítase la flor, mas la palabra del Dios nuestro permanece para siempre.
9 Súbete a un alto monte, oh Sion, portador de buenas nuevas; levanta con fuerza tu voz, oh Jerusalén, portadora de buenas nuevas; levántala, no temas. Di a las ciudades de Judá: Aquí está vuestro Dios.
10 He aquí, el Señor DIOS vendrá con poder, y su brazo gobernará por El. He aquí, con El está su galardón, y delante de El su recompensa.
11 Como pastor apacentará su rebaño, en su brazo recogerá los corderos, y en su seno los llevará; guiará con cuidado a las recién paridas.
12 ¿Quién midió las aguas en el hueco de su mano, con su palmo tomó la medida de los cielos, con un tercio de medida calculó el polvo de la tierra, pesó los montes con la báscula, y las colinas con la balanza?
13 ¿Quién guió al Espíritu del SEÑOR, o como consejero suyo le enseñó?
14 ¿A quién pidió consejo y quién le dio entendimiento? ¿Quién le instruyó en la senda de la justicia, le enseñó conocimiento, y le mostró el camino de la inteligencia?
15 He aquí, las naciones son como gota en un cubo, y son estimadas como grano de polvo en la balanza; he aquí, El levanta las islas como al polvo fino.
16 El Líbano no basta para el fuego, ni bastan sus bestias para el holocausto.
17 Todas las naciones ante El son como nada, menos que nada e insignificantes son consideradas por El.
18 ¿A quién, pues, asemejaréis a Dios, o con qué semejanza le compararéis?
19 El artífice funde el ídolo, el orfebre lo recubre de oro y el platero le hace cadenas de plata.
20 El que es muy pobre para tal ofrenda escoge un árbol que no se pudra; se busca un hábil artífice para erigir un ídolo que no se tambalee.
21 ¿No sabéis? ¿No habéis oído? ¿No os lo han anunciado desde el principio? ¿No lo habéis entendido desde la fundación de la tierra?
22 El es el que está sentado sobre la redondez de la tierra, cuyos habitantes son como langostas; El es el que extiende los cielos como una cortina y los despliega como una tienda para morar.
23 El es el que reduce a la nada a los gobernantes, y hace insignificantes a los jueces de la tierra.
24 Apenas han sido plantados, apenas han sido sembrados, apenas ha arraigado en la tierra su tallo, cuando El sopla sobre ellos, y se secan, y la tempestad como hojarasca se los lleva.
25 ¿A quién, pues, me haréis semejante para que yo sea su igual?dice el Santo.
26 Alzad a lo alto vuestros ojos y ved quién ha creado estos astros: el que hace salir en orden a su ejército, y a todos llama por su nombre. Por la grandeza de su fuerza y la fortaleza de su poder no falta ni uno.

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Isaías 40:1-26 Meaning and Commentary

INTRODUCTION TO ISAIAH 40

This chapter treats of the comforts of God's people; of the forerunner and coming of the Messiah; of his work, and the dignity of his person; of the folly of making idols, and of the groundless complaints of the church of God. The consolations of God's people, by whom to be administered, and the matter, ground, and reason of them, Isa 40:1,2. John the Baptist, the harbinger of Christ, is described by his work and office, and the effects of it; it issuing in the humiliation of some, and the exaltation of others, and in the revelation of the glory of Christ, Isa 40:3-5, then follows an order to every minister of the Gospel what he should preach and publish; the weakness and insufficiency of men to anything that is spiritually good; their fading and withering goodliness, which is to be ascribed to the blowing of the Spirit of God upon it; and the firmness and constancy of the word of God is declared, Isa 40:6-8, next the apostles of Christ in Jerusalem are particularly exhorted to publish fervently and openly the good tidings of the Gospel; to proclaim the coming of Christ, the manner of it, and the work he came about; and to signify his faithful discharge of his office as a shepherd, Isa 40:9-11, the dignity of whose person is set forth by his almighty power, by his infinite wisdom, and by the greatness of his majesty, in comparison of which all nations and things are as nothing, Isa 40:12-17 and then the vanity of framing any likeness to God, and of forming idols for worship, is observed, Isa 40:18-25, and from the consideration of the divine power in creation and upholding all things, the church of God is encouraged to expect renewed strength and persevering grace, and is blamed for giving way to a distrustful and murmuring spirit, Isa 40:26-31.

Footnotes 2

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