6
Y fue el número de los que lamieron las aguas, llegándola con la mano a la boca, trescientos varones; y todo el resto del pueblo se dobló sobre sus rodillas para beber las aguas.
7
Entonces el SEÑOR dijo a Gedeón: Con estos trescientos varones que lamieron
el agua os salvaré, y entregaré a los madianitas en tus manos; y váyase todo el pueblo cada uno a su lugar.
8
Y tomada provisión para el pueblo en sus manos, con sus trompetas, envió a todos los
otros israelitas cada uno a su tienda, y retuvo a aquellos trescientos hombres; y tenía el campamento de Madián abajo en el valle.
9
Y aconteció que aquella noche el SEÑOR le dijo: Levántate, y desciende al campamento; porque
yo lo he entregado en tus manos.
10
Y si tienes temor de descender, baja tú con Fura tu criado al campamento,
11
y oirás lo que hablan; y entonces tus manos se esforzarán, y descenderás al campamento. Y él descendió con Fura su criado al principio de la gente de armas que
estaba en el campamento.
12
Y Madián, y Amalec, y todos los orientales,
estaban tendidos en el valle como langostas en muchedumbre, y sus camellos eran innumerables, como la arena que
está a la ribera del mar en multitud.
13
Y cuando llegó Gedeón, he aquí que un hombre estaba contando a su compañero
un sueño, diciendo: He aquí
yo soñé
un sueño: que veía un pan de cebada que rodaba hasta el campamento de Madián, y llegaba a las tiendas, y las herió
de tal manera que cayeron, y las trastornaba de arriba
abajo , y las tiendas cayeron.
14
Y su compañero respondió, y dijo: Esto no es otra cosa sino el cuchillo de Gedeón hijo de Joas, varón de Israel; Dios ha entregado en sus manos a los madianitas con todo el campamento.
15
Y cuando Gedeón oyó la historia del sueño y su interpretación, adoró; y vuelto al campamento de Israel, dijo: Levantaos, que el SEÑOR ha entregado el campamento de Madián en vuestras manos.
16
Y repartiendo los trescientos hombres en tres escuadrones, dio a cada uno de ellos trompetas en sus manos, y cántaros vacíos con teas ardiendo dentro de los cántaros.