Salmos 26; Salmos 27; Salmos 28; Salmos 29; Salmos 30; Salmos 31

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Salmos 26

1 Hazme justicia , oh SEÑOR, porque yo en mi integridad he andado, y en el SEÑOR he confiado sin titubear.
2 Examíname, oh SEÑOR, y pruébame; escudriña mi mente y mi corazón.
3 Porque delante de mis ojos está tu misericordia, y en tu verdad he andado.
4 Con los falsos no me he sentado, ni con los hipócritas iré.
5 Aborrezco la reunión de los malhechores, y no me sentaré con los impíos.
6 Lavaré en inocencia mis manos, y andaré en torno a tu altar, oh SEÑOR,
7 proclamando con voz de acción de gracias y contando todas tus maravillas.
8 Oh SEÑOR, yo amo la habitación de tu casa, y el lugar donde habita tu gloria.
9 No juntes mi alma con pecadores, ni mi vida con hombres sanguinarios,
10 en cuyas manos hay ardides inicuos, y cuya diestra está llena de sobornos.
11 Mas yo en mi integridad andaré; redímeme, y ten piedad de mí.
12 Sobre tierra firme está mi pie; en las congregaciones bendeciré al SEÑOR.
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Salmos 27

1 El SEÑOR es mi luz y mi salvación; ¿a quién temeré? El SEÑOR es la fortaleza de mi vida; ¿de quién tendré temor?
2 Cuando para devorar mis carnes vinieron sobre mí los malhechores, mis adversarios y mis enemigos, ellos tropezaron y cayeron.
3 Aunque un ejército acampe contra mí, no temerá mi corazón; aunque en mi contra se levante guerra, a pesar de ello, estaré confiado.
4 Una cosa he pedido al SEÑOR, y ésa buscaré: que habite yo en la casa del SEÑOR todos los días de mi vida, para contemplar la hermosura del SEÑOR, y para meditar en su templo.
5 Porque en el día de la angustia me esconderá en su tabernáculo; en lo secreto de su tienda me ocultará; sobre una roca me pondrá en alto.
6 Entonces será levantada mi cabeza sobre mis enemigos que me cercan; y en su tienda ofreceré sacrificios con voces de júbilo; cantaré, sí, cantaré alabanzas al SEÑOR.
7 Escucha, oh SEÑOR, mi voz cuando clamo; ten piedad de mí, y respóndeme.
8 Cuando dijiste: Buscad mi rostro, mi corazón te respondió: Tu rostro, SEÑOR, buscaré.
9 No escondas tu rostro de mí; no rechaces con ira a tu siervo; tú has sido mi ayuda. No me abandones ni me desampares, oh Dios de mi salvación.
10 Porque aunque mi padre y mi madre me hayan abandonado, el SEÑOR me recogerá.
11 SEÑOR, enséñame tu camino, y guíame por senda llana por causa de mis enemigos.
12 No me entregues a la voluntad de mis adversarios; porque testigos falsos se han levantado contra mí, y los que respiran violencia.
13 Hubiera yo desmayado, si no hubiera creído que había de ver la bondad del SEÑOR en la tierra de los vivientes.
14 Espera al SEÑOR; esfuérzate y aliéntese tu corazón. Sí, espera al SEÑOR.
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Salmos 28

1 Ati clamo, oh SEÑOR; roca mía, no seas sordo para conmigo, no sea que si guardas silencio hacia mí, venga a ser semejante a los que descienden a la fosa.
2 Escucha la voz de mis súplicas cuando a ti pido auxilio; cuando levanto mis manos hacia el lugar santísimo de tu santuario.
3 No me arrastres con los impíos ni con los que obran iniquidad, que hablan de paz con su prójimo, mientras hay maldad en su corazón.
4 Dales conforme a su obra y según la maldad de sus hechos; dales conforme a la obra de sus manos; págales su merecido.
5 Porque no tienen en cuenta los hechos del SEÑOR ni la obra de sus manos, El los derribará y no los edificará.
6 Bendito sea el SEÑOR, porque ha oído la voz de mis súplicas.
7 El SEÑOR es mi fuerza y mi escudo; en El confía mi corazón, y soy socorrido; por tanto, mi corazón se regocija, y le daré gracias con mi cántico.
8 El SEÑOR es la fuerza de su pueblo, y El es defensa salvadora de su ungido.
9 Salva a tu pueblo y bendice a tu heredad, pastoréalos y llévalos para siempre.
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Salmos 29

1 Tributad al SEÑOR, oh hijos de los poderosos, tributad al SEÑOR gloria y poder.
2 Tributad al SEÑOR la gloria debida a su nombre; adorad al SEÑOR en la majestad de la santidad.
3 Voz del SEÑOR sobre las aguas. El Dios de gloria truena, el SEÑOR está sobre las muchas aguas.
4 La voz del SEÑOR es poderosa, la voz del SEÑOR es majestuosa.
5 La voz del SEÑOR rompe los cedros; sí, el SEÑOR hace pedazos los cedros del Líbano;
6 y como becerro hace saltar al Líbano; y al Sirión como cría de búfalo.
7 La voz del SEÑOR levanta llamas de fuego.
8 La voz del SEÑOR hace temblar el desierto; el SEÑOR hace temblar el desierto de Cades.
9 La voz del SEÑOR hace parir a las ciervas , y deja los bosques desnudos, y en su templo todo dice: ¡Gloria!
10 El SEÑOR se sentó como rey cuando el diluvio; sí, como rey se sienta el SEÑOR para siempre.
11 El SEÑOR dará fuerza a su pueblo; el SEÑOR bendecirá a su pueblo con paz. David.
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Salmos 30

1 Te ensalzaré, oh SEÑOR, porque me has elevado, y no has permitido que mis enemigos se rían de mí.
2 Oh SEÑOR, Dios mío, a ti pedí auxilio y me sanaste.
3 Oh SEÑOR, has sacado mi alma del Seol; me has guardado con vida, para que no descienda al sepulcro.
4 Cantad alabanzas al SEÑOR, vosotros sus santos, y alabad su santo nombre.
5 Porque su ira es sólo por un momento, pero su favor es por toda una vida; el llanto puede durar toda la noche, pero a la mañana vendrá el grito de alegría.
6 Y en mi prosperidad yo dije: Jamás seré conmovido.
7 Oh SEÑOR, con tu favor has hecho que mi monte permanezca fuerte; tú escondiste tu rostro, fui conturbado.
8 A ti, oh SEÑOR, clamé, y al Señor dirigí mi súplica:
9 ¿Qué provecho hay en mi sangre si desciendo al sepulcro? ¿Acaso te alabará el polvo? ¿Anunciará tu fidelidad?
10 Escucha, oh SEÑOR, y ten piedad de mí; oh SEÑOR, sé tú mi socorro.
11 Tú has cambiado mi lamento en danza; has desatado mi cilicio y me has ceñido de alegría;
12 para que mi alma te cante alabanzas y no esté callada. Oh SEÑOR, Dios mío, te alabaré por siempre.
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Salmos 31

1 En ti, oh SEÑOR, me refugio; jamás sea yo avergonzado; líbrame en tu justicia.
2 Inclina a mí tu oído, rescátame pronto; sé para mí roca fuerte, fortaleza para salvarme.
3 Porque tú eres mi roca y mi fortaleza, y por amor de tu nombre me conducirás y me guiarás.
4 Me sacarás de la red que en secreto me han tendido; porque tú eres mi refugio.
5 En tu mano encomiendo mi espíritu; tú me has redimido, oh SEÑOR, Dios de verdad.
6 Aborrezco a los que confían en ídolos vanos; mas yo confío en el SEÑOR.
7 Me gozaré y me alegraré en tu misericordia, porque tú has visto mi aflicción; has conocido las angustias de mi alma,
8 y no me has entregado en manos del enemigo; tú has puesto mis pies en lugar espacioso.
9 Ten piedad de mí, oh SEÑOR, porque estoy en angustia; se consumen de sufrir mis ojos, mi alma y mis entrañas.
10 Pues mi vida se gasta en tristeza, y mis años en suspiros; mis fuerzas se agotan a causa de mi iniquidad, y se ha consumido mi cuerpo .
11 A causa de todos mis adversarios, he llegado a ser objeto de oprobio, especialmente para mis vecinos, y causa de espanto para mis conocidos; los que me ven en la calle huyen de mí.
12 Como un muerto soy olvidado, sin ser recordado, soy semejante a un vaso roto.
13 Porque he oído la calumnia de muchos, el terror está por todas partes; mientras traman juntos contra mí, planean quitarme la vida.
14 Pero yo, oh SEÑOR, en ti confío; digo: Tú eres mi Dios.
15 En tu mano están mis años ; líbrame de la mano de mis enemigos, y de los que me persiguen.
16 Haz resplandecer tu rostro sobre tu siervo; sálvame en tu misericordia.
17 Oh SEÑOR, no sea yo avergonzado, porque a ti clamo; sean avergonzados los impíos; que desciendan en silencio al Seol.
18 Enmudezcan los labios mentirosos, que arrogantes hablan contra el justo con soberbia y desprecio.
19 ¡Cuán grande es tu bondad, que has guardado para los que te temen, que has obrado para los que en ti se refugian, delante de los hijos de los hombres!
20 De las conspiraciones de los hombres tú los escondes en lo secreto de tu presencia; en un refugio los pondrás a cubierto de los enredos de las lenguas.
21 Bendito sea el SEÑOR, porque ha hecho maravillosa su misericordia para mí en ciudad asediada.
22 Y yo alarmado, decía: ¡Cortado soy de delante de tus ojos! Empero tú oíste la voz de mis súplicas cuando a ti clamaba.
23 ¡Amad al SEÑOR, todos sus santos! El SEÑOR preserva a los fieles, y retribuye plenamente a los que obran con soberbia.
24 Esforzaos, y aliéntese vuestro corazón, todos vosotros que esperáis en el SEÑOR.
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