Juan 20:1-29

El sepulcro vacío

1 El primer día de la semana, muy de mañana, cuando todavía estaba oscuro, María Magdalena fue al sepulcro y vio que habían quitado la piedra que cubría la entrada.
2 Así que fue corriendo a ver a Simón Pedro y al otro discípulo, a quien Jesús amaba, y les dijo:—¡Se han llevado del sepulcro al Señor, y no sabemos dónde lo han puesto!
3 Pedro y el otro discípulo se dirigieron entonces al sepulcro.
4 Ambos fueron corriendo, pero como el otro discípulo corría más aprisa que Pedro, llegó primero al sepulcro.
5 Inclinándose, se asomó y vio allí las vendas, pero no entró.
6 Tras él llegó Simón Pedro, y entró en el sepulcro. Vio allí las vendas
7 y el sudario que había cubierto la cabeza de Jesús, aunque el sudario no estaba con las vendas sino enrollado en un lugar aparte.
8 En ese momento entró también el otro discípulo, el que había llegado primero al sepulcro; y vio y creyó.
9 Hasta entonces no habían entendido la Escritura, que dice que Jesús tenía que resucitar.

Jesús se aparece a María Magdalena

10 Los discípulos regresaron a su casa,
11 pero María se quedó afuera, llorando junto al sepulcro. Mientras lloraba, se inclinó para mirar dentro del sepulcro,
12 y vio a dos ángeles vestidos de blanco, sentados donde había estado el cuerpo de Jesús, uno a la cabecera y otro a los pies.
13 —¿Por qué lloras, mujer? —le preguntaron los ángeles.—Es que se han llevado a mi Señor, y no sé dónde lo han puesto —les respondió.
14 Apenas dijo esto, volvió la mirada y allí vio a Jesús de pie, aunque no sabía que era él.
15 Jesús le dijo:—¿Por qué lloras, mujer? ¿A quién buscas?Ella, pensando que se trataba del que cuidaba el huerto, le dijo:—Señor, si usted se lo ha llevado, dígame dónde lo ha puesto, y yo iré por él.
16 —María —le dijo Jesús.Ella se volvió y exclamó:—¡Raboni! (que en arameo significa: Maestro).
17 —Suéltame,[a] porque todavía no he vuelto al Padre. Ve más bien a mis hermanos y diles: “Vuelvo a mi Padre, que es Padre de ustedes; a mi Dios, que es Dios de ustedes”.
18 María Magdalena fue a darles la noticia a los discípulos. «¡He visto al Señor!», exclamaba, y les contaba lo que él le había dicho.

Jesús se aparece a sus discípulos

19 Al atardecer de aquel primer día de la semana, estando reunidos los discípulos a puerta cerrada por temor a los judíos, entró Jesús y, poniéndose en medio de ellos, los saludó.—¡La paz sea con ustedes!
20 Dicho esto, les mostró las manos y el costado. Al ver al Señor, los discípulos se alegraron.
21 —¡La paz sea con ustedes! —repitió Jesús—. Como el Padre me envió a mí, así yo los envío a ustedes.
22 Acto seguido, sopló sobre ellos y les dijo:—Reciban el Espíritu Santo.
23 A quienes les perdonen sus pecados, les serán perdonados; a quienes no se los perdonen, no les serán perdonados.

Jesús se aparece a Tomás

24 Tomás, al que apodaban el Gemelo,[b] y que era uno de los doce, no estaba con los discípulos cuando llegó Jesús.
25 Así que los otros discípulos le dijeron:—¡Hemos visto al Señor!—Mientras no vea yo la marca de los clavos en sus manos, y meta mi dedo en las marcas y mi mano en su costado, no lo creeré —repuso Tomás.
26 Una semana más tarde estaban los discípulos de nuevo en la casa, y Tomás estaba con ellos. Aunque las puertas estaban cerradas, Jesús entró y, poniéndose en medio de ellos, los saludó.—¡La paz sea con ustedes!
27 Luego le dijo a Tomás:—Pon tu dedo aquí y mira mis manos. Acerca tu mano y métela en mi costado. Y no seas incrédulo, sino hombre de fe.
28 —¡Señor mío y Dios mío! —exclamó Tomás.
29 —Porque me has visto, has creído —le dijo Jesús—; dichosos los que no han visto y sin embargo creen.

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Footnotes 2

  • [a]. "Suéltame" . Lit. "No me toques" .
  • [b]. "apodaban el Gemelo" . Lit. "llamaban Dídimos" .
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