23
Entonces Joram volviendo la rienda huyó, y dijo a Ocozías: ¡Traición, Ocozías!
24
Mas Jehú entesó su arco
cuanto pudo , e hirió a Joram entre las espaldas, y la saeta salió por su corazón, y cayó en su carro.
25
Dijo luego Jehú a Bidcar su capitán: Tómalo y échalo a un extremo de la heredad de Nabot de Jezreel. Acuérdate que
cuando tú y yo íbamos juntos tras Acab su padre, el SEÑOR pronunció esta sentencia sobre él, diciendo:
26
Que yo vi ayer la sangre de Nabot, y la sangre de sus hijos, dijo el SEÑOR; y que te
las tengo que devolver en esta heredad, dijo el SEÑOR. Tómale pues, ahora, y échalo en la heredad, conforme a la palabra del SEÑOR.
27
Y viendo
esto Ocozías rey de Judá, huyó por el camino de la casa del huerto. Y lo siguió Jehú, diciendo: Herid también a éste en el carro, a la subida de Gur, junto a Ibleam. Y él huyó a Meguido, y murió allí.
28
Y sus siervos le llevaron
en un carro a Jerusalén, y allá le sepultaron con sus padres, en su sepulcro en la ciudad de David.
29
En el undécimo año de Joram hijo de Acab, comenzó a reinar Ocozías sobre Judá.
30
Y vino Jehú a Jezreel; y cuando Jezabel lo oyó, adornó sus ojos con antimonio, y atavió su cabeza, y se asomó por una ventana.
31
Y cuando entraba Jehú por la puerta, ella dijo: ¿Sucedió bien a Zimri, que mató a su señor?
32
Alzando él
entonces su rostro hacia la ventana, dijo: ¿Quién es conmigo? ¿Quién? Y miraron hacia él dos o tres eunucos.
33
Y él les dijo: Echadla abajo. Y ellos la echaron; y
parte de su sangre fue salpicada en la pared, y en los caballos; y él la atropelló.