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Entonces el pontífice rasgó sus vestidos, diciendo: Blasfemado ha: ¿qué más necesidad tenemos de testigos? He aquí, ahora habéis oído su blasfemia.
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¿Qué os parece? Y respondiendo ellos, dijeron: Culpado es de muerte.
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Entonces le escupieron en el rostro, y le dieron de bofetadas; y otros le herían con mojicones,
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Diciendo: Profetízanos tú, Cristo, quién es el que te ha herido.
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Y Pedro estaba sentado fuera en el patio: y se llegó á él una criada, diciendo: Y tú con Jesús el Galileo estabas.
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Mas él negó delante de todos, diciendo: No sé lo que dices.
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Y saliendo él á la puerta, le vió otra, y dijo á los que estaban allí: También éste estaba con Jesús Nazareno.
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Y nego otra vez con juramento: No conozco al hombre.
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Y un poco después llegaron los que estaban por allí, y dijeron á Pedro: Verdaderamente también tú eres de ellos, porque aun tu habla te hace manifiesto.
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Entonces comienzó á hacer imprecaciones, y á jurar, diciendo: No conozco al hombre. Y el gallo cantó luego.
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Y se acordó Pedro de las palabras de Jesús, que le dijo: Antes que cante el gallo, me negarás tres veces. Y saliéndose fuera, lloró amargamente.