Salmos 103; Salmos 104; 1 Corintios 2

Viewing Multiple Passages

Salmos 103

1 Bendice, alma mía, al SEÑOR, y bendiga todo mi ser su santo nombre.
2 Bendice, alma mía, al SEÑOR, y no olvides ninguno de sus beneficios.
3 El es el que perdona todas tus iniquidades, el que sana todas tus enfermedades;
4 el que rescata de la fosa tu vida, el que te corona de bondad y compasión;
5 el que colma de bienes tus años , para que tu juventud se renueve como el águila.
6 El SEÑOR hace justicia, y juicios a favor de todos los oprimidos.
7 A Moisés dio a conocer sus caminos, y a los hijos de Israel sus obras.
8 Compasivo y clemente es el SEÑOR, lento para la ira y grande en misericordia.
9 No contenderá con nosotros para siempre, ni para siempre guardará su enojo.
10 No nos ha tratado según nuestros pecados, ni nos ha pagado conforme a nuestras iniquidades.
11 Porque como están de altos los cielos sobre la tierra, así es de grande su misericordia para los que le temen.
12 Como está de lejos el oriente del occidente, así alejó de nosotros nuestras transgresiones.
13 Como un padre se compadece de sus hijos, así se compadece el SEÑOR de los que le temen.
14 Porque El sabe de qué estamos hechos, se acuerda de que somos sólo polvo.
15 El hombre, como la hierba son sus días; como la flor del campo, así florece;
16 cuando el viento pasa sobre ella, deja de ser, y su lugar ya no la reconoce.
17 Mas la misericordia del SEÑOR es desde la eternidad hasta la eternidad, para los que le temen, y su justicia para los hijos de los hijos,
18 para los que guardan su pacto y se acuerdan de sus preceptos para cumplirlos.
19 El SEÑOR ha establecido su trono en los cielos, y su reino domina sobre todo.
20 Bendecid al SEÑOR, vosotros sus ángeles, poderosos en fortaleza, que ejecutáis su mandato, obedeciendo la voz de su palabra.
21 Bendecid al SEÑOR, vosotros todos sus ejércitos, que le servís haciendo su voluntad.
22 Bendecid al SEÑOR, vosotras todas sus obras, en todos los lugares de su dominio. Bendice, alma mía, al SEÑOR.
La Biblia de las Américas Derechos de Autor © 1986, 1995, 1997 by The Lockman Foundation, All rights reserved. For Permission to Quote Information, visit http://www.lockman.org.

Salmos 104

1 Bendice, alma mía, al SEÑOR. SEÑOR, Dios mío, cuán grande eres; te has vestido de esplendor y de majestad,
2 cubriéndote de luz como con un manto, extendiendo los cielos como una cortina.
3 El es el que pone las vigas de sus altos aposentos en las aguas; el que hace de las nubes su carroza; el que anda sobre las alas del viento;
4 que hace de los vientos sus mensajeros, y de las llamas de fuego sus ministros.
5 El estableció la tierra sobre sus cimientos, para que jamás sea sacudida.
6 La cubriste con el abismo como con un vestido; las aguas estaban sobre los montes.
7 A tu reprensión huyeron; al sonido de tu trueno se precipitaron.
8 Se levantaron los montes, se hundieron los valles, al lugar que tú estableciste para ellos.
9 Pusiste un límite que no pueden cruzar, para que no vuelvan a cubrir la tierra.
10 El hace brotar manantiales en los valles, corren entre los montes;
11 dan de beber a todas las bestias del campo, los asnos monteses mitigan su sed.
12 Junto a ellos habitan las aves de los cielos, elevan sus trinos entre las ramas.
13 El riega los montes desde sus aposentos, del fruto de sus obras se sacia la tierra.
14 El hace brotar la hierba para el ganado, y las plantas para el servicio del hombre, para que él saque alimento de la tierra,
15 y vino que alegra el corazón del hombre, para que haga brillar con aceite su rostro, y alimento que fortalece el corazón del hombre.
16 Los árboles del SEÑOR se sacian, los cedros del Líbano que El plantó,
17 donde hacen sus nidos las aves, y la cigueña, cuya morada está en los cipreses.
18 Los montes altos son para las cabras monteses; las peñas son refugio para los tejones.
19 El hizo la luna para medir las estaciones; el sol conoce el lugar de su ocaso.
20 Tú ordenas la oscuridad y se hace de noche, en ella andan todas las bestias del bosque.
21 Rugen los leoncillos tras su presa, y buscan de Dios su comida.
22 Al salir el sol se esconden, y se echan en sus guaridas.
23 Sale el hombre a su trabajo, y a su labor hasta el atardecer.
24 ¡Cuán numerosas son tus obras, oh SEÑOR! Con sabiduría las has hecho todas; llena está la tierra de tus posesiones .
25 He allí el mar, grande y anchuroso, en el cual hay un hervidero innumerable de animales tanto pequeños como grandes.
26 Allí surcan las naves, y el Leviatán que hiciste para jugar en él.
27 Todos ellos esperan en ti, para que les des su comida a su tiempo.
28 Tú les das, ellos recogen; abres tu mano, se sacian de bienes.
29 Escondes tu rostro, se turban; les quitas el aliento, expiran, y vuelven al polvo.
30 Envías tu Espíritu, son creados, y renuevas la faz de la tierra.
31 ¡Sea para siempre la gloria del SEÑOR! ¡Alégrese el SEÑOR en sus obras!
32 El mira a la tierra, y ella tiembla; toca los montes, y humean.
33 Al SEÑOR cantaré mientras yo viva; cantaré alabanzas a mi Dios mientras yo exista.
34 Séale agradable mi meditación; yo me alegraré en el SEÑOR.
35 Sean consumidos de la tierra los pecadores, y los impíos dejen de ser. Bendice, alma mía, al SEÑOR. ¡Aleluya!
La Biblia de las Américas Derechos de Autor © 1986, 1995, 1997 by The Lockman Foundation, All rights reserved. For Permission to Quote Information, visit http://www.lockman.org.

1 Corintios 2

1 Cuando fui a vosotros, hermanos, proclamándoos el testimonio de Dios, no fui con superioridad de palabra o de sabiduría,
2 pues nada me propuse saber entre vosotros, excepto a Jesucristo, y éste crucificado.
3 Y estuve entre vosotros con debilidad, y con temor y mucho temblor.
4 Y ni mi mensaje ni mi predicación fueron con palabras persuasivas de sabiduría, sino con demostración del Espíritu y de poder,
5 para que vuestra fe no descanse en la sabiduría de los hombres, sino en el poder de Dios.
6 Sin embargo, hablamos sabiduría entre los que han alcanzado madurez; pero una sabiduría no de este siglo, ni de los gobernantes de este siglo, que van desapareciendo,
7 sino que hablamos sabiduría de Dios en misterio, la sabiduría oculta que, desde antes de los siglos, Dios predestinó para nuestra gloria;
8 la sabiduría que ninguno de los gobernantes de este siglo ha entendido, porque si la hubieran entendido no habrían crucificado al Señor de gloria;
9 sino como está escrito: COSAS QUE OJO NO VIO, NI OIDO OYO, NI HAN ENTRADO AL CORAZON DEL HOMBRE, son LAS COSAS QUE DIOS HA PREPARADO PARA LOS QUE LE AMAN.
10 Pero Dios nos las reveló por medio del Espíritu, porque el Espíritu todo lo escudriña, aun las profundidades de Dios.
11 Porque entre los hombres, ¿quién conoce los pensamientos de un hombre, sino el espíritu del hombre que está en él? Asimismo, nadie conoce los pensamientos de Dios, sino el Espíritu de Dios.
12 Y nosotros hemos recibido, no el espíritu del mundo, sino el Espíritu que viene de Dios, para que conozcamos lo que Dios nos ha dado gratuitamente,
13 de lo cual también hablamos, no con palabras enseñadas por sabiduría humana, sino con las enseñadas por el Espíritu, combinando pensamientos espirituales con palabras espirituales.
14 Pero el hombre natural no acepta las cosas del Espíritu de Dios, porque para él son necedad; y no las puede entender, porque se disciernen espiritualmente.
15 En cambio, el que es espiritual juzga todas las cosas; pero él no es juzgado por nadie.
16 Porque ¿QUIEN HA CONOCIDO LA MENTE DEL SEÑOR, PARA QUE LE INSTRUYA? Mas nosotros tenemos la mente de Cristo.
La Biblia de las Américas Derechos de Autor © 1986, 1995, 1997 by The Lockman Foundation, All rights reserved. For Permission to Quote Information, visit http://www.lockman.org.