Mateo 21:18-46; Mateo 22; Mateo 23:1-38

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Mateo 21:18-46

18 Y por la mañana volviendo a la ciudad, tuvo hambre
19 Y viendo una higuera sobre el camino, vino a ella, y no halló nada en ella, sino hojas solamente, y le dijo: Nunca más para siempre nazca de ti fruto. Y luego se secó la higuera
20 Y viendo esto los discípulos, maravillados decían: ¡Cómo se secó luego la higuera
21 Y respondiendo Jesús les dijo: De cierto os digo, que si tuviereis fe, y no dudareis, no sólo haréis esto a la higuera; mas si a este monte dijereis: Quítate y échate en el mar, será hecho
22 Y todo lo que pidiereis en oración, creyendo, lo recibiréis
23 Y como vino al Templo, se acercaron a él cuando estaba enseñando, los príncipes de los sacerdotes y los ancianos del pueblo, diciendo: ¿Con qué autoridad haces esto? ¿Y quién te dio esta autoridad
24 Y respondiendo Jesús, les dijo: Yo también os preguntaré una palabra, la cual si me dijereis, también yo os diré con qué autoridad hago esto
25 El bautismo de Juan, ¿de dónde era? ¿Del cielo, o de los hombres? Ellos entonces pensaron entre sí, diciendo: Si decimos, del cielo, nos dirá: ¿Por qué pues no le creisteis
26 Y si decimos, de los hombres, tememos al pueblo; porque todos tienen a Juan por profeta
27 Y respondiendo a Jesús, dijeron: No sabemos. Y él también les dijo: Ni yo os digo con qué autoridad hago esto
28 Pero, ¿qué os parece? Un hombre tenía dos hijos, y llegando al primero, le dijo: Hijo, ve hoy a trabajar en mi viña
29 Y respondiendo él, dijo: No quiero; mas después, arrepentido, fue
30 Y llegando al otro, le dijo de la misma manera; y respondiendo él, dijo: Yo voy señor. Y no fue
31 ¿Cuál de los dos hizo la voluntad del padre? Dicen ellos: El primero. Les dijo Jesús: De cierto os digo, que los publicanos y las rameras os van delante al Reino de Dios
32 Porque vino a vosotros Juan en camino de justicia (rectitud), y no le creisteis; y los publicanos y las rameras le creyeron; y vosotros, viendo esto, nunca os arrepentisteis después para creerle
33 Oíd otra parábola: Hubo un hombre, padre de familia, el cual plantó una viña; y la cercó de vallado, y cavó en ella un lagar, y edificó una torre, y la dio a renta a labradores, y se fue lejos
34 Y cuando se acercó el tiempo de los frutos, envió sus siervos a los labradores, para que recibieran sus frutos
35 Mas los labradores, tomando a los siervos, al uno hirieron, y al otro mataron, y al otro apedrearon
36 Envió de nuevo otros siervos, más que los primeros; e hicieron con ellos de la misma manera
37 Y a la postre les envió su hijo, diciendo: Tendrán respeto a mi hijo
38 Mas los labradores, viendo al hijo, dijeron entre sí: Este es el heredero; venid, matémosle, y tomemos su heredad
39 Y tomándole, le echaron fuera de la viña, y le mataron
40 Pues cuando viniere el señor de la viña, ¿qué hará a aquellos labradores
41 Le dicen: a los malos destruirá sin misericordia, y su viña dará a renta a otros labradores, que le paguen el fruto a su tiempo
42 Les dijo Jesús: ¿Nunca leisteis en las Escrituras: La piedra que desecharon los que edificaban, ésta fue hecha por cabeza de esquina? Por el Señor es hecho esto, y es cosa maravillosa en nuestros ojos
43 Por tanto os digo, que el Reino de Dios será quitado de vosotros, y será dado a gente que hagan el fruto de él
44 Y el que cayere sobre esta piedra, será quebrantado; y sobre quien ella cayere, le desmenuzará
45 Oyendo los príncipes de los sacerdotes y los fariseos sus parábolas, entendieron que hablaba de ellos
46 Y buscando cómo echarle mano, temieron al pueblo; porque le tenían por profeta

Título en Inglés – The Jubilee Bible

(De las Escrituras de La Reforma)

Editado por: Russell M. Stendal

Jubilee Bible 2000 – Russell Martin Stendal

© 2000, 2001, 2010

Mateo 22

1 Y respondiendo Jesús, les volvió a hablar en parábolas, diciendo
2 El Reino de los cielos es semejante a un hombre rey, que hizo fiesta de bodas a su hijo
3 y envió sus siervos para que llamaran a los invitados a las bodas; pero no quisieron venir
4 Volvió a enviar otros siervos, diciendo: Decid a los llamados: He aquí, mi comida he aparejado, mis toros y animales engordados son muertos, y todo está preparado: venid a las bodas
5 Mas ellos sin hacer caso, se fueron, uno a su labranza y otro a sus negocios
6 Y otros, tomando a sus siervos, los afrentaron y los mataron
7 Y el rey, oyendo esto, se enojó y enviando sus ejércitos, destruyó a aquellos homicidas, y puso fuego a su ciudad
8 Entonces dice a sus siervos: Las bodas a la verdad están preparadas, mas los que eran llamados no eran dignos
9 Id pues a las salidas de los caminos, y llamad a las bodas a cuantos hallareis
10 Y saliendo los siervos por los caminos, juntaron a todos los que hallaron, malos y buenos; y las bodas fueron llenas de convidados
11 Y entró el rey para ver los convidados, y vio allí un hombre no vestido de vestido de boda
12 Y le dijo: Amigo, ¿cómo entraste aquí no teniendo vestido de boda? Y a él se le cerró la boca
13 Entonces el rey dijo a los que servían: Atadlo de pies y de manos tomadle, y echadle en las tinieblas de afuera; allí será el lloro y el crujir de dientes
14 Porque muchos son llamados, y pocos escogidos
15 Entonces, idos los fariseos, consultaron cómo le tomarían en alguna palabra
16 Y envían a él los discípulos de ellos, con los de Herodes, diciendo: Maestro, sabemos que eres amador de verdad, y que enseñas con verdad el camino de Dios, y que no te curas de nadie, porque no tienes acepción de persona de hombres
17 Dinos pues, qué te parece: ¿Es lícito dar tributo a César, o no
18 Mas Jesús, entendida su malicia, les dice: ¿Por qué me tentáis, hipócritas
19 Mostradme la moneda del tributo. Y ellos le presentaron un denario
20 Entonces les dice: ¿De quién es esta imagen, y lo que está encima escrito
21 Ellos le dicen: De César. Y les dijo: Pagad pues a César lo que es de César, y a Dios lo que es de Dios
22 Y oyendo esto, se maravillaron, y dejándole se fueron
23 Aquel día llegaron a él los saduceos, que dicen no haber resurrección, y le preguntaron
24 diciendo: Maestro, Moisés dijo: Si alguno muriere sin hijos, su hermano se case con su mujer, y despertará simiente a su hermano
25 Hubo pues, entre nosotros siete hermanos; y el primero tomó mujer, y murió; y no teniendo simiente, dejó su mujer a su hermano
26 De la misma manera también el segundo, y el tercero, hasta los siete
27 Y después de todos murió también la mujer
28 En la resurrección pues, ¿de cuál de los siete será ella mujer? Porque todos la tuvieron
29 Entonces respondiendo Jesús, les dijo: Erráis ignorando las Escrituras, y la potencia de Dios
30 Porque en la resurrección, ni los maridos tomarán mujeres, ni las mujeres maridos; porque son como los ángeles de Dios en el cielo
31 Y de la resurrección de los muertos, ¿no habéis leído lo que es dicho de Dios a vosotros, que dice
32 YO SOY el Dios de Abraham y el Dios de Isaac y el Dios de Jacob? Dios no es Dios de los muertos, sino de los que viven
33 Y oyendo esto la multitud, estaba fuera de sí por su doctrina
34 Entonces los fariseos, oyendo que había cerrado la boca a los saduceos, se juntaron a una
35 Y preguntó uno de ellos, intérprete de la ley, tentándole y diciendo
36 Maestro, ¿cuál es el Mandamiento Grande en la ley
37 Y Jesús le dijo: Amarás al Señor tu Dios de todo tu corazón y de toda tu alma y de toda tu mente
38 Este es el Primero y el Grande Mandamiento
39 Y el Segundo es semejante a éste: Amarás a tu prójimo como a ti mismo
40 De estos dos mandamientos depende toda la ley y los profetas
41 Y estando juntos los fariseos, Jesús les preguntó
42 diciendo: ¿Qué os parece del Cristo? ¿De quién es Hijo? Le dicen ellos: De David
43 El les dice: ¿Pues cómo David en Espíritu le llama Señor, diciendo
44 Dijo el Señor a mi Señor: Siéntate a mi diestra y entre tanto que pongo tus enemigos por estrado de tus pies
45 Pues si David le llama Señor, ¿cómo es su Hijo
46 Y nadie le podía responder palabra. Ni osó alguno desde aquel día preguntarle más

Título en Inglés – The Jubilee Bible

(De las Escrituras de La Reforma)

Editado por: Russell M. Stendal

Jubilee Bible 2000 – Russell Martin Stendal

© 2000, 2001, 2010

Mateo 23:1-38

1 Entonces habló Jesús a la multitud y a sus discípulos
2 diciendo: Sobre la cátedra de Moisés se sentaron los escribas y los fariseos
3 Así que, todo lo que os dijeren que guardéis, guardadlo y hacedlo; mas no hagáis conforme a sus obras; porque dicen, y no la hacen
4 Porque atan cargas pesadas y difíciles de llevar, y las ponen sobre los hombros de los hombres; mas ni aun con su dedo las quieren mover
5 Antes, todas sus obras hacen para ser mirados de los hombres; porque ensanchan sus filacterias, y extienden los flecos de sus mantos
6 y aman el primer lugar en las cenas, y las primeras sillas en las sinagogas
7 y las salutaciones en las plazas, y ser llamados por los hombres Rabí, Rabí
8 Mas vosotros, no queráis ser llamados Rabí; porque uno es vuestro Maestro, el Cristo; y todos vosotros sois hermanos
9 Y vuestro padre no llaméis a nadie en la tierra; porque uno es vuestro Padre, el cual está en los cielos
10 Ni seáis llamados maestros; porque uno es vuestro Maestro, el Cristo
11 El que es el mayor de vosotros, sea vuestro siervo
12 Porque el que se ensalzare, será humillado; y el que se humillare, será ensalzado
13 Mas ¡ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas! Porque cerráis el Reino de los cielos delante de los hombres; que ni vosotros entráis, ni a los que están entrando dejáis entrar
14 ¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas! Porque coméis las casas de las viudas, y por pretexto hacéis larga oración; por esto llevaréis mas grave juicio
15 ¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas! Porque rodeáis el mar y la tierra por hacer un prosélito; y cuando fuere hecho, le hacéis hijo del infierno dos veces más que vosotros
16 ¡Ay de vosotros, guías ciegos! Que decís: Cualquiera que jurare por el Templo es nada; mas cualquiera que jurare por el oro del Templo, deudor es
17 ¡Insensatos y ciegos! Porque ¿cuál es mayor, el oro, o el Templo que santifica al oro
18 Y: Cualquiera que jurare por el altar, es nada; mas cualquiera que jurare por el presente que está sobre él, deudor es
19 ¡Insensatos y ciegos! Porque, ¿cuál es mayor, el presente, o el altar que santifica al presente
20 Pues el que jurare por el altar, jura por él, y por todo lo que está sobre él
21 y el que jurare por el Templo, jura por él, y por Aquel que habita en él
22 y el que jura por el cielo, jura por el trono de Dios, y por Aquel que está sentado sobre él
23 ¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas! Porque diezmáis la menta y el eneldo y el comino, y dejasteis lo que es lo más importante de la ley: el juicio y la misericordia y la fe; esto era necesario hacer, y no dejar lo otro
24 ¡Guías ciegos, que coláis el mosquito, mas tragáis el camello
25 ¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas! Porque limpiáis lo que está de fuera del vaso o del plato; mas por dentro están llenos de robo y de incontinencia
26 ¡Fariseo ciego, limpia primero lo de dentro del vaso y del plato, para que también lo de fuera se haga limpio
27 ¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas! Porque sois semejantes a sepulcros blanqueados, que por fuera, a la verdad, se muestran hermosos, mas por dentro están llenos de huesos de muertos y de toda suciedad
28 Así también vosotros por fuera, a la verdad, os mostráis justos a los hombres; mas por dentro, llenos estáis de hipocresía e iniquidad
29 ¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas! Porque edificáis los sepulcros de los profetas, y adornáis los monumentos de los justos
30 y decís: Si estuviéramos en los días de nuestros padres, no hubiéramos sido sus compañeros en la sangre de los profetas
31 Así que, testimonio dais a vosotros mismos, que sois hijos de aquellos que mataron a los profetas
32 ¡Vosotros también llenad la medida de vuestros padres
33 ¡Serpientes, generación de víboras! ¿Cómo evitaréis el juicio del infierno
34 Por tanto, he aquí, yo envío a vosotros profetas, y sabios, y escribas; y de ellos, a unos mataréis y colgaréis de un madero, y a otros de ellos azotaréis en vuestras sinagogas, y perseguiréis de ciudad en ciudad
35 Para que venga sobre vosotros toda la sangre justa que se ha derramado sobre la tierra, desde la sangre de Abel el justo, hasta la sangre de Zacarías, hijo de Berequías, al cual matasteis entre el Templo y el altar
36 De cierto os digo que todo esto vendrá sobre esta generación
37 ¡Jerusalén, Jerusalén, que matas a los profetas, y apedreas a los que son enviados a ti! ¡Cuántas veces quise juntar tus hijos, como la gallina junta sus pollos debajo de las alas, y no quisiste
38 He aquí vuestra Casa os es dejada desierta

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(De las Escrituras de La Reforma)

Editado por: Russell M. Stendal

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© 2000, 2001, 2010