Mateo 4:12-25; Mateo 5; Mateo 6; Mateo 7; Mateo 8; Mateo 9; Mateo 10; Mateo 11; Mateo 12; Mateo 13; Mateo 14:1-12

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Mateo 4:12-25

12 Cuando Jesús oyó que habían encarcelado a Juan, regresó a Galilea.
13 Partió de Nazaret y se fue a vivir a Capernaúm, que está junto al lago en la región de Zabulón y de Neftalí,
14 para cumplir lo dicho por el profeta Isaías:
15 «Tierra de Zabulón y tierra de Neftalí,camino del mar, al otro lado del Jordán,Galilea de los gentiles;
16 el pueblo que habitaba en la oscuridadha visto una gran luz;sobre los que vivían en densas tinieblasla luz ha resplandecido».
17 Desde entonces comenzó Jesús a predicar: «Arrepiéntanse, porque el reino de los cielos está cerca».
18 Mientras caminaba junto al mar de Galilea, Jesús vio a dos hermanos: uno era Simón, llamado Pedro, y el otro Andrés. Estaban echando la red al lago, pues eran pescadores.
19 «Vengan, síganme —les dijo Jesús—, y los haré pescadores de hombres».
20 Al instante dejaron las redes y lo siguieron.
21 Más adelante vio a otros dos hermanos: Jacobo y Juan, hijos de Zebedeo, que estaban con su padre en una barca remendando las redes. Jesús los llamó,
22 y dejaron en seguida la barca y a su padre, y lo siguieron.
23 Jesús recorría toda Galilea, enseñando en las sinagogas, anunciando las buenas nuevas del reino, y sanando toda enfermedad y dolencia entre la gente.
24 Su fama se extendió por toda Siria, y le llevaban todos los que padecían de diversas enfermedades, los que sufrían de dolores graves, los endemoniados, los epilépticos y los paralíticos, y él los sanaba.
25 Lo seguían grandes multitudes de Galilea, Decápolis, Jerusalén, Judea y de la región al otro lado del Jordán.
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Mateo 5

1 Cuando vio a las multitudes, subió a la ladera de una montaña y se sentó. Sus discípulos se le acercaron,
2 y tomando él la palabra, comenzó a enseñarles diciendo:
3 «Dichosos los pobres en espíritu,porque el reino de los cielos les pertenece.
4 Dichosos los que lloran,porque serán consolados.
5 Dichosos los humildes,porque recibirán la tierra como herencia.
6 Dichosos los que tienen hambre y sed de justicia,porque serán saciados.
7 Dichosos los compasivos,porque serán tratados con compasión.
8 Dichosos los de corazón limpio,porque ellos verán a Dios.
9 Dichosos los que trabajan por la paz,porque serán llamados hijos de Dios.
10 Dichosos los perseguidos por causa de la justicia,porque el reino de los cielos les pertenece.
11 »Dichosos serán ustedes cuando por mi causa la gente los insulte, los persiga y levante contra ustedes toda clase de calumnias.
12 Alégrense y llénense de júbilo, porque les espera una gran recompensa en el cielo. Así también persiguieron a los profetas que los precedieron a ustedes.
13 »Ustedes son la sal de la tierra. Pero si la sal se vuelve insípida, ¿cómo recobrará su sabor? Ya no sirve para nada, sino para que la gente la deseche y la pisotee.
14 »Ustedes son la luz del mundo. Una ciudad en lo alto de una colina no puede esconderse.
15 Ni se enciende una lámpara para cubrirla con un cajón. Por el contrario, se pone en la repisa para que alumbre a todos los que están en la casa.
16 Hagan brillar su luz delante de todos, para que ellos puedan ver las buenas obras de ustedes y alaben al Padre que está en el cielo.
17 »No piensen que he venido a anular la ley o los profetas; no he venido a anularlos sino a darles cumplimiento.
18 Les aseguro que mientras existan el cielo y la tierra, ni una letra ni una tilde de la ley desaparecerán hasta que todo se haya cumplido.
19 Todo el que infrinja uno solo de estos mandamientos, por pequeño que sea, y enseñe a otros a hacer lo mismo, será considerado el más pequeño en el reino de los cielos; pero el que los practique y enseñe será considerado grande en el reino de los cielos.
20 Porque les digo a ustedes, que no van a entrar en el reino de los cielos a menos que su justicia supere a la de los fariseos y de los maestros de la ley.
21 »Ustedes han oído que se dijo a sus antepasados: “No mates, y todo el que mate quedará sujeto al juicio del tribunal”.
22 Pero yo les digo que todo el que se enoje con su hermano quedará sujeto al juicio del tribunal. Es más, cualquiera que insulte a su hermano quedará sujeto al juicio del Consejo. Y cualquiera que lo maldiga quedará sujeto al fuego del infierno.
23 »Por lo tanto, si estás presentando tu ofrenda en el altar y allí recuerdas que tu hermano tiene algo contra ti,
24 deja tu ofrenda allí delante del altar. Ve primero y reconcíliate con tu hermano; luego vuelve y presenta tu ofrenda.
25 »Si tu adversario te va a denunciar, llega a un acuerdo con él lo más pronto posible. Hazlo mientras vayan de camino al juzgado, no sea que te entregue al juez, y el juez al guardia, y te echen en la cárcel.
26 Te aseguro que no saldrás de allí hasta que pagues el último centavo.
27 »Ustedes han oído que se dijo: “No cometas adulterio”.
28 Pero yo les digo que cualquiera que mira a una mujer y la codicia ya ha cometido adulterio con ella en el corazón.
29 Por tanto, si tu ojo derecho te hace pecar, sácatelo y tíralo. Más te vale perder una sola parte de tu cuerpo, y no que todo él sea arrojado al infierno.
30 Y si tu mano derecha te hace pecar, córtatela y arrójala. Más te vale perder una sola parte de tu cuerpo, y no que todo él vaya al infierno.
31 »Se ha dicho: “El que repudia a su esposa debe darle un certificado de divorcio”.
32 Pero yo les digo que, excepto en caso de inmoralidad sexual, todo el que se divorcia de su esposa la induce a cometer adulterio, y el que se casa con la divorciada comete adulterio también.
33 »También han oído que se dijo a sus antepasados: “No faltes a tu juramento, sino cumple con tus promesas al Señor”.
34 Pero yo les digo: No juren de ningún modo: ni por el cielo, porque es el trono de Dios;
35 ni por la tierra, porque es el estrado de sus pies; ni por Jerusalén, porque es la ciudad del gran Rey.
36 Tampoco jures por tu cabeza, porque no puedes hacer que ni uno solo de tus cabellos se vuelva blanco o negro.
37 Cuando ustedes digan “sí”, que sea realmente sí; y cuando digan “no”, que sea no. Cualquier cosa de más, proviene del maligno.
38 »Ustedes han oído que se dijo: “Ojo por ojo y diente por diente”.
39 Pero yo les digo: No resistan al que les haga mal. Si alguien te da una bofetada en la mejilla derecha, vuélvele también la otra.
40 Si alguien te pone pleito para quitarte la camisa, déjale también la capa.
41 Si alguien te obliga a llevarle la carga un kilómetro, llévasela dos.
42 Al que te pida, dale; y al que quiera tomar de ti prestado, no le vuelvas la espalda.
43 »Ustedes han oído que se dijo: “Ama a tu prójimo y odia a tu enemigo”.
44 Pero yo les digo: Amen a sus enemigos y oren por quienes los persiguen,
45 para que sean hijos de su Padre que está en el cielo. Él hace que salga el sol sobre malos y buenos, y que llueva sobre justos e injustos.
46 Si ustedes aman solamente a quienes los aman, ¿qué recompensa recibirán? ¿Acaso no hacen eso hasta los recaudadores de impuestos?
47 Y si saludan a sus hermanos solamente, ¿qué de más hacen ustedes? ¿Acaso no hacen esto hasta los gentiles?
48 Por tanto, sean perfectos, así como su Padre celestial es perfecto.
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Mateo 6

1 »Cuídense de no hacer sus obras de justicia delante de la gente para llamar la atención. Si actúan así, su Padre que está en el cielo no les dará ninguna recompensa.
2 »Por eso, cuando des a los necesitados, no lo anuncies al son de trompeta, como lo hacen los hipócritas en las sinagogas y en las calles para que la gente les rinda homenaje. Les aseguro que ellos ya han recibido toda su recompensa.
3 Más bien, cuando des a los necesitados, que no se entere tu mano izquierda de lo que hace la derecha,
4 para que tu limosna sea en secreto. Así tu Padre, que ve lo que se hace en secreto, te recompensará.
5 »Cuando oren, no sean como los hipócritas, porque a ellos les encanta orar de pie en las sinagogas y en las esquinas de las plazas para que la gente los vea. Les aseguro que ya han obtenido toda su recompensa.
6 Pero tú, cuando te pongas a orar, entra en tu cuarto, cierra la puerta y ora a tu Padre, que está en lo secreto. Así tu Padre, que ve lo que se hace en secreto, te recompensará.
7 Y al orar, no hablen solo por hablar como hacen los gentiles, porque ellos se imaginan que serán escuchados por sus muchas palabras.
8 No sean como ellos, porque su Padre sabe lo que ustedes necesitan antes de que se lo pidan.
9 »Ustedes deben orar así:»“Padre nuestro que estás en el cielo,santificado sea tu nombre,
10 venga tu reino,hágase tu voluntaden la tierra como en el cielo.
11 Danos hoy nuestro pan cotidiano.
12 Perdónanos nuestras deudas,como también nosotros hemos perdonado a nuestros deudores.
13 Y no nos dejes caer en tentación,sino líbranos del maligno”.
14 »Porque si perdonan a otros sus ofensas, también los perdonará a ustedes su Padre celestial.
15 Pero si no perdonan a otros sus ofensas, tampoco su Padre les perdonará a ustedes las suyas.
16 »Cuando ayunen, no pongan cara triste como hacen los hipócritas, que demudan sus rostros para mostrar que están ayunando. Les aseguro que estos ya han obtenido toda su recompensa.
17 Pero tú, cuando ayunes, perfúmate la cabeza y lávate la cara
18 para que no sea evidente ante los demás que estás ayunando, sino solo ante tu Padre, que está en lo secreto; y tu Padre, que ve lo que se hace en secreto, te recompensará.
19 »No acumulen para sí tesoros en la tierra, donde la polilla y el óxido destruyen, y donde los ladrones se meten a robar.
20 Más bien, acumulen para sí tesoros en el cielo, donde ni la polilla ni el óxido carcomen, ni los ladrones se meten a robar.
21 Porque donde esté tu tesoro, allí estará también tu corazón.
22 »El ojo es la lámpara del cuerpo. Por tanto, si tu visión es clara, todo tu ser disfrutará de la luz.
23 Pero si tu visión está nublada, todo tu ser estará en oscuridad. Si la luz que hay en ti es oscuridad, ¡qué densa será esa oscuridad!
24 »Nadie puede servir a dos señores, pues menospreciará a uno y amará al otro, o querrá mucho a uno y despreciará al otro. No se puede servir a la vez a Dios y a las riquezas.
25 »Por eso les digo: No se preocupen por su vida, qué comerán o beberán; ni por su cuerpo, cómo se vestirán. ¿No tiene la vida más valor que la comida, y el cuerpo más que la ropa?
26 Fíjense en las aves del cielo: no siembran ni cosechan ni almacenan en graneros; sin embargo, el Padre celestial las alimenta. ¿No valen ustedes mucho más que ellas?
27 ¿Quién de ustedes, por mucho que se preocupe, puede añadir una sola hora al curso de su vida?
28 »¿Y por qué se preocupan por la ropa? Observen cómo crecen los lirios del campo. No trabajan ni hilan;
29 sin embargo, les digo que ni siquiera Salomón, con todo su esplendor, se vestía como uno de ellos.
30 Si así viste Dios a la hierba que hoy está en el campo y mañana es arrojada al horno, ¿no hará mucho más por ustedes, gente de poca fe?
31 Así que no se preocupen diciendo: “¿Qué comeremos?” o “¿Qué beberemos?” o “¿Con qué nos vestiremos?”
32 Los paganos andan tras todas estas cosas, pero el Padre celestial sabe que ustedes las necesitan.
33 Más bien, busquen primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas les serán añadidas.
34 Por lo tanto, no se angustien por el mañana, el cual tendrá sus propios afanes. Cada día tiene ya sus problemas.
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Mateo 7

1 »No juzguen a nadie, para que nadie los juzgue a ustedes.
2 Porque tal como juzguen se les juzgará, y con la medida que midan a otros, se les medirá a ustedes.
3 »¿Por qué te fijas en la astilla que tiene tu hermano en el ojo, y no le das importancia a la viga que está en el tuyo?
4 ¿Cómo puedes decirle a tu hermano: “Déjame sacarte la astilla del ojo”, cuando ahí tienes una viga en el tuyo?
5 ¡Hipócrita!, saca primero la viga de tu propio ojo, y entonces verás con claridad para sacar la astilla del ojo de tu hermano.
6 »No den lo sagrado a los perros, no sea que se vuelvan contra ustedes y los despedacen; ni echen sus perlas a los cerdos, no sea que las pisoteen.
7 »Pidan, y se les dará; busquen, y encontrarán; llamen, y se les abrirá.
8 Porque todo el que pide, recibe; el que busca, encuentra; y al que llama, se le abre.
9 »¿Quién de ustedes, si su hijo le pide pan, le da una piedra?
10 ¿O si le pide un pescado, le da una serpiente?
11 Pues si ustedes, aun siendo malos, saben dar cosas buenas a sus hijos, ¡cuánto más su Padre que está en el cielo dará cosas buenas a los que le pidan!
12 Así que en todo traten ustedes a los demás tal y como quieren que ellos los traten a ustedes. De hecho, esto es la ley y los profetas.
13 »Entren por la puerta estrecha. Porque es ancha la puerta y espacioso el camino que conduce a la destrucción, y muchos entran por ella.
14 Pero estrecha es la puerta y angosto el camino que conduce a la vida, y son pocos los que la encuentran.
15 »Cuídense de los falsos profetas. Vienen a ustedes disfrazados de ovejas, pero por dentro son lobos feroces.
16 Por sus frutos los conocerán. ¿Acaso se recogen uvas de los espinos, o higos de los cardos?
17 Del mismo modo, todo árbol bueno da fruto bueno, pero el árbol malo da fruto malo.
18 Un árbol bueno no puede dar fruto malo, y un árbol malo no puede dar fruto bueno.
19 Todo árbol que no da buen fruto se corta y se arroja al fuego.
20 Así que por sus frutos los conocerán.
21 »No todo el que me dice: “Señor, Señor”, entrará en el reino de los cielos, sino solo el que hace la voluntad de mi Padre que está en el cielo.
22 Muchos me dirán en aquel día: “Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre expulsamos demonios e hicimos muchos milagros?”
23 Entonces les diré claramente: “Jamás los conocí. ¡Aléjense de mí, hacedores de maldad!”
24 »Por tanto, todo el que me oye estas palabras y las pone en práctica es como un hombre prudente que construyó su casa sobre la roca.
25 Cayeron las lluvias, crecieron los ríos, y soplaron los vientos y azotaron aquella casa; con todo, la casa no se derrumbó porque estaba cimentada sobre la roca.
26 Pero todo el que me oye estas palabras y no las pone en práctica es como un hombre insensato que construyó su casa sobre la arena.
27 Cayeron las lluvias, crecieron los ríos, soplaron los vientos y azotaron aquella casa. Esta se derrumbó, y grande fue su ruina».
28 Cuando Jesús terminó de decir estas cosas, las multitudes se asombraron de su enseñanza,
29 porque les enseñaba como quien tenía autoridad, y no como los maestros de la ley.
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Mateo 8

1 Cuando Jesús bajó de la montaña, lo siguieron grandes multitudes.
2 Un hombre que tenía lepra se le acercó y se arrodilló delante de él.—Señor, si quieres, puedes limpiarme —le dijo.
3 Jesús extendió la mano y tocó al hombre.—Sí quiero —le dijo—. ¡Queda limpio!Y al instante quedó sano de la lepra.
4 —Mira, no se lo digas a nadie —le dijo Jesús—; solo ve, preséntate al sacerdote, y lleva la ofrenda que ordenó Moisés, para que les sirva de testimonio.
5 Al entrar Jesús en Capernaúm, se le acercó un centurión pidiendo ayuda.
6 —Señor, mi siervo está postrado en casa con parálisis, y sufre terriblemente.
7 —Iré a sanarlo —respondió Jesús.
8 —Señor, no merezco que entres bajo mi techo. Pero basta con que digas una sola palabra, y mi siervo quedará sano.
9 Porque yo mismo soy un hombre sujeto a órdenes superiores, y además tengo soldados bajo mi autoridad. Le digo a uno: “Ve”, y va, y al otro: “Ven”, y viene. Le digo a mi siervo: “Haz esto”, y lo hace.
10 Al oír esto, Jesús se asombró y dijo a quienes lo seguían:—Les aseguro que no he encontrado en Israel a nadie que tenga tanta fe.
11 Les digo que muchos vendrán del oriente y del occidente, y participarán en el banquete con Abraham, Isaac y Jacob en el reino de los cielos.
12 Pero a los súbditos del reino se les echará afuera, a la oscuridad, donde habrá llanto y rechinar de dientes.
13 Luego Jesús le dijo al centurión:—¡Ve! Todo se hará tal como creíste.Y en esa misma hora aquel siervo quedó sano.
14 Cuando Jesús entró en casa de Pedro, vio a la suegra de este en cama, con fiebre.
15 Le tocó la mano y la fiebre se le quitó; luego ella se levantó y comenzó a servirle.
16 Al atardecer, le llevaron muchos endemoniados, y con una sola palabra expulsó a los espíritus, y sanó a todos los enfermos.
17 Esto sucedió para que se cumpliera lo dicho por el profeta Isaías:«Él cargó con nuestras enfermedadesy soportó nuestros dolores».
18 Cuando Jesús vio a la multitud que lo rodeaba, dio orden de pasar al otro lado del lago.
19 Se le acercó un maestro de la ley y le dijo:—Maestro, te seguiré a dondequiera que vayas.
20 —Las zorras tienen madrigueras y las aves tienen nidos —le respondió Jesús—, pero el Hijo del hombre no tiene dónde recostar la cabeza.
21 Otro discípulo le pidió:—Señor, primero déjame ir a enterrar a mi padre.
22 —Sígueme —le replicó Jesús—, y deja que los muertos entierren a sus muertos.
23 Luego subió a la barca y sus discípulos lo siguieron.
24 De repente, se levantó en el lago una tormenta tan fuerte que las olas inundaban la barca. Pero Jesús estaba dormido.
25 Los discípulos fueron a despertarlo.—¡Señor —gritaron—, sálvanos, que nos vamos a ahogar!
26 —Hombres de poca fe —les contestó—, ¿por qué tienen tanto miedo?Entonces se levantó y reprendió a los vientos y a las olas, y todo quedó completamente tranquilo.
27 Los discípulos no salían de su asombro, y decían: «¿Qué clase de hombre es este, que hasta los vientos y las olas le obedecen?»
28 Cuando Jesús llegó al otro lado, a la región de los gadarenos, dos endemoniados le salieron al encuentro de entre los sepulcros. Eran tan violentos que nadie se atrevía a pasar por aquel camino.
29 De pronto le gritaron:—¿Por qué te entrometes, Hijo de Dios? ¿Has venido aquí a atormentarnos antes del tiempo señalado?
30 A cierta distancia de ellos estaba paciendo una gran manada de cerdos.
31 Los demonios le rogaron a Jesús:—Si nos expulsas, mándanos a la manada de cerdos.
32 —Vayan —les dijo.Así que salieron de los hombres y entraron en los cerdos, y toda la manada se precipitó al lago por el despeñadero y murió en el agua.
33 Los que cuidaban los cerdos salieron corriendo al pueblo y dieron aviso de todo, incluso de lo que les había sucedido a los endemoniados.
34 Entonces todos los del pueblo fueron al encuentro de Jesús. Y cuando lo vieron, le suplicaron que se alejara de esa región.
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Mateo 9

1 Subió Jesús a una barca, cruzó al otro lado y llegó a su propio pueblo.
2 Unos hombres le llevaron un paralítico, acostado en una camilla. Al ver Jesús la fe de ellos, le dijo al paralítico:—¡Ánimo, hijo; tus pecados quedan perdonados!
3 Algunos de los maestros de la ley murmuraron entre ellos: «¡Este hombre blasfema!»
4 Como Jesús conocía sus pensamientos, les dijo:—¿Por qué dan lugar a tan malos pensamientos?
5 ¿Qué es más fácil, decir: “Tus pecados quedan perdonados”, o decir: “Levántate y anda”?
6 Pues para que sepan que el Hijo del hombre tiene autoridad en la tierra para perdonar pecados —se dirigió entonces al paralítico—: Levántate, toma tu camilla y vete a tu casa.
7 Y el hombre se levantó y se fue a su casa.
8 Al ver esto, la multitud se llenó de temor y glorificó a Dios por haber dado tal autoridad a los mortales.
9 Al irse de allí, Jesús vio a un hombre llamado Mateo, sentado a la mesa de recaudación de impuestos. «Sígueme», le dijo. Mateo se levantó y lo siguió.
10 Mientras Jesús estaba comiendo en casa de Mateo, muchos recaudadores de impuestos y pecadores llegaron y comieron con él y sus discípulos.
11 Cuando los fariseos vieron esto, les preguntaron a sus discípulos:—¿Por qué come su maestro con recaudadores de impuestos y con pecadores?
12 Al oír esto, Jesús les contestó:—No son los sanos los que necesitan médico sino los enfermos.
13 Pero vayan y aprendan qué significa esto: “Lo que pido de ustedes es misericordia y no sacrificios”. Porque no he venido a llamar a justos sino a pecadores.
14 Un día se le acercaron los discípulos de Juan y le preguntaron:—¿Cómo es que nosotros y los fariseos ayunamos, pero no así tus discípulos?Jesús les contestó:
15 —¿Acaso pueden estar de luto los invitados del novio mientras él está con ellos? Llegará el día en que se les quitará el novio; entonces sí ayunarán.
16 Nadie remienda un vestido viejo con un retazo de tela nueva, porque el remiendo fruncirá el vestido y la rotura se hará peor.
17 Ni tampoco se echa vino nuevo en odres viejos. De hacerlo así, se reventarán los odres, se derramará el vino y los odres se arruinarán. Más bien, el vino nuevo se echa en odres nuevos, y así ambos se conservan.
18 Mientras él les decía esto, un dirigente judío llegó, se arrodilló delante de él y le dijo:—Mi hija acaba de morir. Pero ven y pon tu mano sobre ella, y vivirá.
19 Jesús se levantó y fue con él, acompañado de sus discípulos.
20 En esto, una mujer que hacía doce años padecía de hemorragias se le acercó por detrás y le tocó el borde del manto.
21 Pensaba: «Si al menos logro tocar su manto, quedaré sana».
22 Jesús se dio vuelta, la vio y le dijo:—¡Ánimo, hija! Tu fe te ha sanado.Y la mujer quedó sana en aquel momento.
23 Cuando Jesús entró en la casa del dirigente y vio a los flautistas y el alboroto de la gente,
24 les dijo:—Váyanse. La niña no está muerta sino dormida.Entonces empezaron a burlarse de él.
25 Pero cuando se les hizo salir, entró él, tomó de la mano a la niña, y esta se levantó.
26 La noticia se divulgó por toda aquella región.
27 Al irse Jesús de allí, dos ciegos lo siguieron, gritándole:—¡Ten compasión de nosotros, Hijo de David!
28 Cuando entró en la casa, se le acercaron los ciegos, y él les preguntó:—¿Creen que puedo sanarlos?—Sí, Señor —le respondieron.
29 Entonces les tocó los ojos y les dijo:—Que se haga con ustedes conforme a su fe.
30 Y recobraron la vista. Jesús les advirtió con firmeza:—Asegúrense de que nadie se entere de esto.
31 Pero ellos salieron para divulgar por toda aquella región la noticia acerca de Jesús.
32 Mientras ellos salían, le llevaron un mudo endemoniado.
33 Así que Jesús expulsó al demonio, y el que había estado mudo habló. La multitud se maravillaba y decía: «Jamás se ha visto nada igual en Israel».
34 Pero los fariseos afirmaban: «Este expulsa a los demonios por medio del príncipe de los demonios».
35 Jesús recorría todos los pueblos y aldeas enseñando en las sinagogas, anunciando las buenas nuevas del reino, y sanando toda enfermedad y toda dolencia.
36 Al ver a las multitudes, tuvo compasión de ellas, porque estaban agobiadas y desamparadas, como ovejas sin pastor.
37 «La cosecha es abundante, pero son pocos los obreros —les dijo a sus discípulos—.
38 Pídanle, por tanto, al Señor de la cosecha que envíe obreros a su campo».
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Mateo 10

1 Reunió a sus doce discípulos y les dio autoridad para expulsar a los espíritus malignos y sanar toda enfermedad y toda dolencia.
2 Estos son los nombres de los doce apóstoles: primero Simón, llamado Pedro, y su hermano Andrés; Jacobo y su hermano Juan, hijos de Zebedeo;
3 Felipe y Bartolomé; Tomás y Mateo, el recaudador de impuestos; Jacobo, hijo de Alfeo, y Tadeo;
4 Simón el Zelote y Judas Iscariote, el que lo traicionó.
5 Jesús envió a estos doce con las siguientes instrucciones: «No vayan entre los gentiles ni entren en ningún pueblo de los samaritanos.
6 Vayan más bien a las ovejas descarriadas del pueblo de Israel.
7 Dondequiera que vayan, prediquen este mensaje: “El reino de los cielos está cerca”.
8 Sanen a los enfermos, resuciten a los muertos, limpien de su enfermedad a los que tienen lepra, expulsen a los demonios. Lo que ustedes recibieron gratis, denlo gratuitamente.
9 No lleven oro ni plata ni cobre en el cinturón,
10 ni bolsa para el camino, ni dos mudas de ropa, ni sandalias, ni bastón; porque el trabajador merece que se le dé su sustento.
11 »En cualquier pueblo o aldea donde entren, busquen a alguien que merezca recibirlos, y quédense en su casa hasta que se vayan de ese lugar.
12 Al entrar, digan: “Paz a esta casa”.
13 Si el hogar se lo merece, que la paz de ustedes reine en él; y si no, que la paz se vaya con ustedes.
14 Si alguno no los recibe bien ni escucha sus palabras, al salir de esa casa o de ese pueblo, sacúdanse el polvo de los pies.
15 Les aseguro que en el día del juicio el castigo para Sodoma y Gomorra será más tolerable que para ese pueblo.
16 Los envío como ovejas en medio de lobos. Por tanto, sean astutos como serpientes y sencillos como palomas.
17 »Tengan cuidado con la gente; los entregarán a los tribunales y los azotarán en las sinagogas.
18 Por mi causa los llevarán ante gobernadores y reyes para dar testimonio a ellos y a los gentiles.
19 Pero cuando los arresten, no se preocupen por lo que van a decir o cómo van a decirlo. En ese momento se les dará lo que han de decir,
20 porque no serán ustedes los que hablen, sino que el Espíritu de su Padre hablará por medio de ustedes.
21 »El hermano entregará a la muerte al hermano, y el padre al hijo. Los hijos se rebelarán contra sus padres y harán que los maten.
22 Por causa de mi nombre todo el mundo los odiará, pero el que se mantenga firme hasta el fin será salvo.
23 Cuando los persigan en una ciudad, huyan a otra. Les aseguro que no terminarán de recorrer las ciudades de Israel antes de que venga el Hijo del hombre.
24 »El discípulo no es superior a su maestro, ni el siervo superior a su amo.
25 Basta con que el discípulo sea como su maestro, y el siervo como su amo. Si al jefe de la casa lo han llamado Beelzebú, ¡cuánto más a los de su familia!
26 »Así que no les tengan miedo; porque no hay nada encubierto que no llegue a revelarse, ni nada escondido que no llegue a conocerse.
27 Lo que les digo en la oscuridad, díganlo ustedes a plena luz; lo que se les susurra al oído, proclámenlo desde las azoteas.
28 No teman a los que matan el cuerpo pero no pueden matar el alma. Teman más bien al que puede destruir alma y cuerpo en el infierno.
29 ¿No se venden dos gorriones por una monedita? Sin embargo, ni uno de ellos caerá a tierra sin que lo permita el Padre;
30 y él les tiene contados a ustedes aun los cabellos de la cabeza.
31 Así que no tengan miedo; ustedes valen más que muchos gorriones.
32 »A cualquiera que me reconozca delante de los demás, yo también lo reconoceré delante de mi Padre que está en el cielo.
33 Pero a cualquiera que me desconozca delante de los demás, yo también lo desconoceré delante de mi Padre que está en el cielo.
34 »No crean que he venido a traer paz a la tierra. No vine a traer paz sino espada.
35 Porque he venido a poner en conflicto“al hombre contra su padre,a la hija contra su madre,a la nuera contra su suegra;
36 los enemigos de cada cual serán los de su propia familia”.
37 »El que quiere a su padre o a su madre más que a mí no es digno de mí; el que quiere a su hijo o a su hija más que a mí no es digno de mí;
38 y el que no toma su cruz y me sigue no es digno de mí.
39 El que se aferre a su propia vida, la perderá, y el que renuncie a su propia vida por mi causa, la encontrará.
40 »Quien los recibe a ustedes, me recibe a mí; y quien me recibe a mí, recibe al que me envió.
41 Cualquiera que recibe a un profeta por tratarse de un profeta, recibirá recompensa de profeta; y el que recibe a un justo por tratarse de un justo, recibirá recompensa de justo.
42 Y quien dé siquiera un vaso de agua fresca a uno de estos pequeños por tratarse de uno de mis discípulos, les aseguro que no perderá su recompensa».
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Mateo 11

1 Cuando Jesús terminó de dar instrucciones a sus doce discípulos, se fue de allí a enseñar y a predicar en otros pueblos.
2 Juan estaba en la cárcel, y al enterarse de lo que Cristo estaba haciendo, envió a sus discípulos a que le preguntaran:
3 —¿Eres tú el que ha de venir, o debemos esperar a otro?
4 Les respondió Jesús:—Vayan y cuéntenle a Juan lo que están viendo y oyendo:
5 Los ciegos ven, los cojos andan, los que tienen lepra son sanados, los sordos oyen, los muertos resucitan y a los pobres se les anuncian las buenas nuevas.
6 Dichoso el que no tropieza por causa mía.
7 Mientras se iban los discípulos de Juan, Jesús comenzó a hablarle a la multitud acerca de Juan: «¿Qué salieron a ver al desierto? ¿Una caña sacudida por el viento?
8 Si no, ¿qué salieron a ver? ¿A un hombre vestido con ropa fina? Claro que no, pues los que usan ropa de lujo están en los palacios de los reyes.
9 Entonces, ¿qué salieron a ver? ¿A un profeta? Sí, les digo, y más que profeta.
10 Este es de quien está escrito:»“Yo estoy por enviar a mi mensajero delante de ti,el cual preparará tu camino”.
11 Les aseguro que entre los mortales no se ha levantado nadie más grande que Juan el Bautista; sin embargo, el más pequeño en el reino de los cielos es más grande que él.
12 Desde los días de Juan el Bautista hasta ahora, el reino de los cielos ha venido avanzando contra viento y marea, y los que se esfuerzan logran aferrarse a él.
13 Porque todos los profetas y la ley profetizaron hasta Juan.
14 Y si quieren aceptar mi palabra, Juan es el Elías que había de venir.
15 El que tenga oídos, que oiga.
16 »¿Con qué puedo comparar a esta generación? Se parece a los niños sentados en la plaza que gritan a los demás:
17 »“Tocamos la flauta,y ustedes no bailaron;Cantamos por los muertos,y ustedes no lloraron”.
18 »Porque vino Juan, que no comía ni bebía, y ellos dicen: “Tiene un demonio”.
19 Vino el Hijo del hombre, que come y bebe, y dicen: “Este es un glotón y un borracho, amigo de recaudadores de impuestos y de pecadores”. Pero la sabiduría queda demostrada por sus hechos».
20 Entonces comenzó Jesús a denunciar a las ciudades en que había hecho la mayor parte de sus milagros, porque no se habían arrepentido.
21 «¡Ay de ti, Corazín! ¡Ay de ti, Betsaida! Si se hubieran hecho en Tiro y en Sidón los milagros que se hicieron en medio de ustedes, ya hace tiempo que se habrían arrepentido con muchos lamentos.
22 Pero les digo que en el día del juicio será más tolerable el castigo para Tiro y Sidón que para ustedes.
23 Y tú, Capernaúm, ¿acaso serás levantada hasta el cielo? No, sino que descenderás hasta el abismo. Si los milagros que se hicieron en ti se hubieran hecho en Sodoma, esta habría permanecido hasta el día de hoy.
24 Pero te digo que en el día del juicio será más tolerable el castigo para Sodoma que para ti».
25 En aquel tiempo Jesús dijo: «Te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque habiendo escondido estas cosas de los sabios e instruidos, se las has revelado a los que son como niños.
26 Sí, Padre, porque esa fue tu buena voluntad.
27 »Mi Padre me ha entregado todas las cosas. Nadie conoce al Hijo sino el Padre, y nadie conoce al Padre sino el Hijo y aquel a quien el Hijo quiera revelarlo.
28 »Vengan a mí todos ustedes que están cansados y agobiados, y yo les daré descanso.
29 Carguen con mi yugo y aprendan de mí, pues yo soy apacible y humilde de corazón, y encontrarán descanso para su alma.
30 Porque mi yugo es suave y mi carga es liviana».
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Mateo 12

1 Por aquel tiempo pasaba Jesús por los sembrados en sábado. Sus discípulos tenían hambre, así que comenzaron a arrancar algunas espigas de trigo y comérselas.
2 Al ver esto, los fariseos le dijeron:—¡Mira! Tus discípulos están haciendo lo que está prohibido en sábado.
3 Él les contestó:—¿No han leído lo que hizo David en aquella ocasión en que él y sus compañeros tuvieron hambre?
4 Entró en la casa de Dios, y él y sus compañeros comieron los panes consagrados a Dios, lo que no se les permitía a ellos sino solo a los sacerdotes.
5 ¿O no han leído en la ley que los sacerdotes en el templo profanan el sábado sin incurrir en culpa?
6 Pues yo les digo que aquí está uno más grande que el templo.
7 Si ustedes supieran qué significa esto: “Lo que pido de ustedes es misericordia y no sacrificios”, no condenarían a los que no son culpables.
8 Sepan que el Hijo del hombre es Señor del sábado.
9 Pasando de allí, entró en la sinagoga,
10 donde había un hombre que tenía una mano paralizada. Como buscaban un motivo para acusar a Jesús, le preguntaron:—¿Está permitido sanar en sábado?
11 Él les contestó:—Si alguno de ustedes tiene una oveja y en sábado se le cae en un hoyo, ¿no la agarra y la saca?
12 ¡Cuánto más vale un hombre que una oveja! Por lo tanto, está permitido hacer el bien en sábado.
13 Entonces le dijo al hombre:—Extiende la mano.Así que la extendió y le quedó restablecida, tan sana como la otra.
14 Pero los fariseos salieron y tramaban cómo matar a Jesús.
15 Consciente de esto, Jesús se retiró de aquel lugar. Muchos lo siguieron, y él sanó a todos los enfermos,
16 pero les ordenó que no dijeran quién era él.
17 Esto fue para que se cumpliera lo dicho por el profeta Isaías:
18 «Este es mi siervo, a quien he escogido,mi amado, en quien estoy muy complacido;sobre él pondré mi Espíritu,y proclamará justicia a las naciones.
19 No disputará ni gritará;nadie oirá su voz en las calles.
20 No acabará de romper la caña quebradani apagará la mecha que apenas arde,hasta que haga triunfar la justicia.
21 Y en su nombre pondrán las naciones su esperanza».
22 Un día le llevaron un endemoniado que estaba ciego y mudo, y Jesús lo sanó, de modo que pudo ver y hablar.
23 Toda la gente se quedó asombrada y decía: «¿No será este el Hijo de David?»
24 Pero al oírlo los fariseos, dijeron: «Este no expulsa a los demonios sino por medio de Beelzebú, príncipe de los demonios».
25 Jesús conocía sus pensamientos, y les dijo: «Todo reino dividido contra sí mismo quedará asolado, y toda ciudad o familia dividida contra sí misma no se mantendrá en pie.
26 Y si Satanás expulsa a Satanás, está dividido contra sí mismo. ¿Cómo puede, entonces, mantenerse en pie su reino?
27 Ahora bien, si yo expulso a los demonios por medio de Beelzebú, ¿los seguidores de ustedes por medio de quién los expulsan? Por eso ellos mismos los juzgarán a ustedes.
28 En cambio, si expulso a los demonios por medio del Espíritu de Dios, eso significa que el reino de Dios ha llegado a ustedes.
29 »¿O cómo puede entrar alguien en la casa de un hombre fuerte y arrebatarle sus bienes, a menos que primero lo ate? Solo entonces podrá robar su casa.
30 »El que no está de mi parte, está contra mí; y el que conmigo no recoge, esparce.
31 Por eso les digo que a todos se les podrá perdonar todo pecado y toda blasfemia, pero la blasfemia contra el Espíritu no se le perdonará a nadie.
32 A cualquiera que pronuncie alguna palabra contra el Hijo del hombre se le perdonará, pero el que hable contra el Espíritu Santo no tendrá perdón ni en este mundo ni en el venidero.
33 »Si tienen un buen árbol, su fruto es bueno; si tienen un mal árbol, su fruto es malo. Al árbol se le reconoce por su fruto.
34 Camada de víboras, ¿cómo pueden ustedes que son malos decir algo bueno? De la abundancia del corazón habla la boca.
35 El que es bueno, de la bondad que atesora en el corazón saca el bien, pero el que es malo, de su maldad saca el mal.
36 Pero yo les digo que en el día del juicio todos tendrán que dar cuenta de toda palabra ociosa que hayan pronunciado.
37 Porque por tus palabras se te absolverá, y por tus palabras se te condenará».
38 Algunos de los fariseos y de los maestros de la ley le dijeron:—Maestro, queremos ver alguna señal milagrosa de parte tuya.
39 Jesús les contestó:—¡Esta generación malvada y adúltera pide una señal milagrosa! Pero no se le dará más señal que la del profeta Jonás.
40 Porque así como tres días y tres noches estuvo Jonás en el vientre de un gran pez, también tres días y tres noches estará el Hijo del hombre en las entrañas de la tierra.
41 Los habitantes de Nínive se levantarán en el juicio contra esta generación y la condenarán; porque ellos se arrepintieron al escuchar la predicación de Jonás, y aquí tienen ustedes a uno más grande que Jonás.
42 La reina del Sur se levantará en el día del juicio y condenará a esta generación; porque ella vino desde los confines de la tierra para escuchar la sabiduría de Salomón, y aquí tienen ustedes a uno más grande que Salomón.
43 »Cuando un espíritu maligno sale de una persona, va por lugares áridos, buscando descanso sin encontrarlo.
44 Entonces dice: “Volveré a la casa de donde salí”. Cuando llega, la encuentra desocupada, barrida y arreglada.
45 Luego va y trae a otros siete espíritus más malvados que él, y entran a vivir allí. Así que el estado postrero de aquella persona resulta peor que el primero. Así le pasará también a esta generación malvada.
46 Mientras Jesús le hablaba a la multitud, se presentaron su madre y sus hermanos. Se quedaron afuera, y deseaban hablar con él.
47 Alguien le dijo:—Tu madre y tus hermanos están afuera y quieren hablar contigo.
48 —¿Quién es mi madre, y quiénes son mis hermanos? —replicó Jesús.
49 Señalando a sus discípulos, añadió:—Aquí tienen a mi madre y a mis hermanos.
50 Pues mi hermano, mi hermana y mi madre son los que hacen la voluntad de mi Padre que está en el cielo.
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Mateo 13

1 Ese mismo día salió Jesús de la casa y se sentó junto al lago.
2 Era tal la multitud que se reunió para verlo que él tuvo que subir a una barca donde se sentó mientras toda la gente estaba de pie en la orilla.
3 Y les dijo en parábolas muchas cosas como estas: «Un sembrador salió a sembrar.
4 Mientras iba esparciendo la semilla, una parte cayó junto al camino, y llegaron los pájaros y se la comieron.
5 Otra parte cayó en terreno pedregoso, sin mucha tierra. Esa semilla brotó pronto porque la tierra no era profunda;
6 pero cuando salió el sol, las plantas se marchitaron y, por no tener raíz, se secaron.
7 Otra parte de la semilla cayó entre espinos que, al crecer, la ahogaron.
8 Pero las otras semillas cayeron en buen terreno, en el que se dio una cosecha que rindió treinta, sesenta y hasta cien veces más de lo que se había sembrado.
9 El que tenga oídos, que oiga».
10 Los discípulos se acercaron y le preguntaron:—¿Por qué le hablas a la gente en parábolas?
11 —A ustedes se les ha concedido conocer los secretos del reino de los cielos; pero a ellos no.
12 Al que tiene, se le dará más, y tendrá en abundancia. Al que no tiene, hasta lo poco que tiene se le quitará.
13 Por eso les hablo a ellos en parábolas:»Aunque miran, no ven;aunque oyen, no escuchan ni entienden.
14 En ellos se cumple la profecía de Isaías:»“Por mucho que oigan, no entenderán;por mucho que vean, no percibirán.
15 Porque el corazón de este pueblo se ha vuelto insensible;se les han embotado los oídos,y se les han cerrado los ojos.De lo contrario, verían con los ojos,oirían con los oídos,entenderían con el corazóny se convertirían, y yo los sanaría”.
16 Pero dichosos los ojos de ustedes porque ven, y sus oídos porque oyen.
17 Porque les aseguro que muchos profetas y otros justos anhelaron ver lo que ustedes ven, pero no lo vieron; y oír lo que ustedes oyen, pero no lo oyeron.
18 »Escuchen lo que significa la parábola del sembrador:
19 Cuando alguien oye la palabra acerca del reino y no la entiende, viene el maligno y arrebata lo que se sembró en su corazón. Esta es la semilla sembrada junto al camino.
20 El que recibió la semilla que cayó en terreno pedregoso es el que oye la palabra e inmediatamente la recibe con alegría;
21 pero como no tiene raíz, dura poco tiempo. Cuando surgen problemas o persecución a causa de la palabra, en seguida se aparta de ella.
22 El que recibió la semilla que cayó entre espinos es el que oye la palabra, pero las preocupaciones de esta vida y el engaño de las riquezas la ahogan, de modo que esta no llega a dar fruto.
23 Pero el que recibió la semilla que cayó en buen terreno es el que oye la palabra y la entiende. Este sí produce una cosecha al treinta, al sesenta y hasta al ciento por uno.
24 Jesús les contó otra parábola: «El reino de los cielos es como un hombre que sembró buena semilla en su campo.
25 Pero mientras todos dormían, llegó su enemigo y sembró mala hierba entre el trigo, y se fue.
26 Cuando brotó el trigo y se formó la espiga, apareció también la mala hierba.
27 Los siervos fueron al dueño y le dijeron: “Señor, ¿no sembró usted semilla buena en su campo? Entonces, ¿de dónde salió la mala hierba?”
28 “Esto es obra de un enemigo”, les respondió. Le preguntaron los siervos: “¿Quiere usted que vayamos a arrancarla?”
29 “¡No! —les contestó—, no sea que, al arrancar la mala hierba, arranquen con ella el trigo.
30 Dejen que crezcan juntos hasta la cosecha. Entonces les diré a los segadores: Recojan primero la mala hierba, y átenla en manojos para quemarla; después recojan el trigo y guárdenlo en mi granero”».
31 Les contó otra parábola: «El reino de los cielos es como un grano de mostaza que un hombre sembró en su campo.
32 Aunque es la más pequeña de todas las semillas, cuando crece es la más grande de las hortalizas y se convierte en árbol, de modo que vienen las aves y anidan en sus ramas».
33 Les contó otra parábola más: «El reino de los cielos es como la levadura que una mujer tomó y mezcló en una gran cantidad de harina, hasta que fermentó toda la masa».
34 Jesús le dijo a la multitud todas estas cosas en parábolas. Sin emplear parábolas no les decía nada.
35 Así se cumplió lo dicho por el profeta:«Hablaré por medio de parábolas;revelaré cosas que han estado ocultas desde la creación del mundo».
36 Una vez que se despidió de la multitud, entró en la casa. Se le acercaron sus discípulos y le pidieron:—Explícanos la parábola de la mala hierba del campo.
37 —El que sembró la buena semilla es el Hijo del hombre —les respondió Jesús—.
38 El campo es el mundo, y la buena semilla representa a los hijos del reino. La mala hierba son los hijos del maligno,
39 y el enemigo que la siembra es el diablo. La cosecha es el fin del mundo, y los segadores son los ángeles.
40 »Así como se recoge la mala hierba y se quema en el fuego, ocurrirá también al fin del mundo.
41 El Hijo del hombre enviará a sus ángeles, y arrancarán de su reino a todos los que pecan y hacen pecar.
42 Los arrojarán al horno encendido, donde habrá llanto y rechinar de dientes.
43 Entonces los justos brillarán en el reino de su Padre como el sol. El que tenga oídos, que oiga.
44 »El reino de los cielos es como un tesoro escondido en un campo. Cuando un hombre lo descubrió, lo volvió a esconder, y lleno de alegría fue y vendió todo lo que tenía y compró ese campo.
45 »También se parece el reino de los cielos a un comerciante que andaba buscando perlas finas.
46 Cuando encontró una de gran valor, fue y vendió todo lo que tenía y la compró.
47 »También se parece el reino de los cielos a una red echada al lago, que recoge peces de toda clase.
48 Cuando se llena, los pescadores la sacan a la orilla, se sientan y recogen en canastas los peces buenos, y desechan los malos.
49 Así será al fin del mundo. Vendrán los ángeles y apartarán de los justos a los malvados,
50 y los arrojarán al horno encendido, donde habrá llanto y rechinar de dientes.
51 —¿Han entendido todo esto? —les preguntó Jesús.—Sí —respondieron ellos.Entonces concluyó Jesús:
52 —Todo maestro de la ley que ha sido instruido acerca del reino de los cielos es como el dueño de una casa, que de lo que tiene guardado saca tesoros nuevos y viejos.
53 Cuando Jesús terminó de contar estas parábolas, se fue de allí.
54 Al llegar a su tierra, comenzó a enseñar a la gente en la sinagoga.—¿De dónde sacó este tal sabiduría y tales poderes milagrosos? —decían maravillados—.
55 ¿No es acaso el hijo del carpintero? ¿No se llama su madre María; y no son sus hermanos Jacobo, José, Simón y Judas?
56 ¿No están con nosotros todas sus hermanas? ¿Así que de dónde sacó todas estas cosas?
57 Y se escandalizaban a causa de él. Pero Jesús les dijo:—En todas partes se honra a un profeta, menos en su tierra y en su propia casa.
58 Y por la incredulidad de ellos, no hizo allí muchos milagros.
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Mateo 14:1-12

1 En aquel tiempo Herodes el tetrarca se enteró de lo que decían de Jesús,
2 y comentó a sus sirvientes: «¡Ese es Juan el Bautista; ha resucitado! Por eso tiene poder para realizar milagros».
3 En efecto, Herodes había arrestado a Juan. Lo había encadenado y metido en la cárcel por causa de Herodías, esposa de su hermano Felipe.
4 Es que Juan había estado diciéndole: «La ley te prohíbe tenerla por esposa».
5 Herodes quería matarlo, pero le tenía miedo a la gente, porque consideraban a Juan como un profeta.
6 En el cumpleaños de Herodes, la hija de Herodías bailó delante de todos; y tanto le agradó a Herodes
7 que le prometió bajo juramento darle cualquier cosa que pidiera.
8 Instigada por su madre, le pidió: «Dame en una bandeja la cabeza de Juan el Bautista».
9 El rey se entristeció, pero a causa de sus juramentos y en atención a los invitados, ordenó que se le concediera la petición,
10 y mandó decapitar a Juan en la cárcel.
11 Llevaron la cabeza en una bandeja y se la dieron a la muchacha, quien se la entregó a su madre.
12 Luego llegaron los discípulos de Juan, recogieron el cuerpo y le dieron sepultura. Después fueron y avisaron a Jesús.
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