Job 6; Job 7; Job 8; Job 9

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Job 6

1 Y RESPONDIO Job y dijo:
2 ¡Oh si pesasen al justo mi queja y mi tormento, Y se alzasen igualmente en balanza!
3 Porque pesaría aquél más que la arena del mar: Y por tanto mis palabras son cortadas.
4 Porque las saetas del Todopoderoso están en mí, Cuyo veneno bebe mi espíritu; Y terrores de Dios me combaten.
5 ¿Acaso gime el asno montés junto á la hierba? ¿Muge el buey junto á su pasto?
6 ¿Comeráse lo desabrido sin sal? ¿O habrá gusto en la clara del huevo?
7 Las cosas que mi alma no quería tocar, Por los dolores son mi comida.
8 ¡Quién me diera que viniese mi petición, Y que Dios me otorgase lo que espero;
9 Y que pluguiera á Dios quebrantarme; Que soltara su mano, y me deshiciera!
10 Y sería aún mi consuelo, Si me asaltase con dolor sin dar más tregua, Que yo no he escondido las palabras del Santo.
11 ¿Cuál es mi fortaleza para esperar aún? ¿Y cuál mi fin para dilatar mi vida?
12 ¿Es mi fortaleza la de las piedras? ¿O mi carne, es de acero?
13 ¿No me ayudo cuanto puedo, Y el poder me falta del todo?
14 El atribulado es consolado de su compañero: Mas hase abandonado el temor del Omnipotente.
15 Mis hermanos han mentido cual arroyo: Pasáronse como corrientes impetuosas,
16 Que están escondidas por la helada, Y encubiertas con nieve;
17 Que al tiempo del calor son deshechas, Y en calentándose, desaparecen de su lugar;
18 Apártanse de la senda de su rumbo, Van menguando y piérdense.
19 Miraron los caminantes de Temán, Los caminantes de Saba esperaron en ellas:
20 Mas fueron avergonzados por su esperanza; Porque vinieron hasta ellas, y halláronse confusos.
21 Ahora ciertamente como ellas sois vosotros: Que habéis visto el tormento, y teméis.
22 ¿Os he dicho yo: Traedme, Y pagad por mí de vuestra hacienda;
23 Y libradme de la mano del opresor, Y redimidme del poder de los violentos?
24 Enseñadme, y yo callaré: Y hacedme entender en qué he errado.
25 ¡Cuán fuertes son las palabras de rectitud! Mas ¿qué reprende el que reprende de vosotros?
26 ¿Pensáis censurar palabras, Y los discursos de un desesperado, que son como el viento?
27 También os arrojáis sobre el huérfano, Y hacéis hoyo delante de vuestro amigo.
28 Ahora pues, si queréis, mirad en mí, Y ved si miento delante de vosotros.
29 Tornad ahora, y no haya iniquidad; Volved aún á considerar mi justicia en esto.
30 ¿Hay iniquidad en mi lengua? ¿No puede mi paladar discernir las cosas depravadas?
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Job 7

1 CIERTAMENTE tiempo limitado tiene el hombre sobre la tierra, Y sus días son como los días del jornalero.
2 Como el siervo anhela la sombra, Y como el jornalero espera el reposo de su trabajo:
3 Así poseo yo meses de vanidad, Y noches de trabajo me dieron por cuenta.
4 Cuando estoy acostado, digo: ¿Cuándo me levantaré? Y mide mi corazón la noche, Y estoy harto de devaneos hasta el alba.
5 Mi carne está vestida de gusanos, y de costras de polvo; Mi piel hendida y abominable.
6 Y mis días fueron más ligeros que la lanzadera del tejedor, Y fenecieron sin esperanza.
7 Acuérdate que mi vida es viento, Y que mis ojos no volverán á ver el bien.
8 Los ojos de los que me ven, no me verán más: Tus ojos sobre mí, y dejaré de ser.
9 La nube se consume, y se va: Así el que desciende al sepulcro no subirá;
10 No tornará más á su casa, Ni su lugar le conocerá más.
11 Por tanto yo no reprimiré mi boca; Hablaré en la angustia de mi espíritu, Y quejaréme con la amargura de mi alma.
12 ¿Soy yo la mar, ó ballena, Que me pongas guarda?
13 Cuando digo: Mi cama me consolará, Mi cama atenuará mis quejas;
14 Entonces me quebrantarás con sueños, Y me turbarás con visiones.
15 Y así mi alma tuvo por mejor el ahogamiento, Y quiso la muerte más que mis huesos.
16 Aburríme: no he de vivir yo para siempre; Déjáme, pues que mis días son vanidad.
17 ¿Qué es el hombre, para que lo engrandezcas, Y que pongas sobre él tu corazón,
18 Y lo visites todas las mañanas, Y todos los momentos lo pruebes?
19 ¿Hasta cuándo no me dejarás, Ni me soltarás hasta que trague mi saliva?
20 Pequé, ¿qué te haré, oh Guarda de los hombres? ¿Por qué me has puesto contrario á ti, Y que á mí mismo sea pesado?
21 ¿Y por qué no quitas mi rebelión, y perdonas mi iniquidad? Porque ahora dormiré en el polvo, Y si me buscares de mañana, ya no seré.
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Job 8

1 Y RESPONDIO Bildad Suhita, y dijo:
2 ¿Hasta cuándo hablarás tales cosas, Y las palabras de tu boca serán como un viento fuerte?
3 ¿Acaso pervertirá Dios el derecho, O el Todopoderoso pervertirá la justicia?
4 Si tus hijos pecaron contra él, El los echó en el lugar de su pecado.
5 Si tú de mañana buscares á Dios, Y rogares al Todopoderoso;
6 Si fueres limpio y derecho, Cierto luego se despertará sobre ti, Y hará próspera la morada de tu justicia.
7 Y tu principio habrá sido pequeño, Y tu postrimería acrecerá en gran manera.
8 Porque pregunta ahora á la edad pasada, Y disponte para inquirir de sus padres de ellos;
9 Pues nosotros somos de ayer, y no sabemos, Siendo nuestros días sobre la tierra como sombra.
10 ¿No te enseñarán ellos, te dirán, Y de su corazón sacarán palabras?
11 ¿Crece el junco sin lodo? ¿Crece el prado sin agua?
12 Aun él en su verdor no será cortado, Y antes de toda hierba se secará.
13 Tales son los caminos de todos los que olvidan á Dios: Y la esperanza del impío perecerá:
14 Porque su esperanza será cortada, Y su confianza es casa de araña.
15 Apoyaráse él sobre su casa, mas no permanecerá en pie; Atendráse á ella, mas no se afirmará.
16 A manera de un árbol, está verde delante del sol, Y sus renuevos salen sobre su huerto;
17 Vanse entretejiendo sus raíces junto á una fuente, Y enlazándose hasta un lugar pedregoso.
18 Si le arrancaren de su lugar, Este negarále entonces, diciendo: Nunca te vi.
19 Ciertamente éste será el gozo de su camino; Y de la tierra de donde se traspusiere, nacerán otros.
20 He aquí, Dios no aborrece al perfecto, Ni toma la mano de los malignos.
21 Aun henchirá tu boca de risa, Y tus labios de júbilo.
22 Los que te aborrecen, serán vestidos de confusión; Y la habitación de los impíos perecerá.
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Job 9

1 Y RESPONDIO Job, y dijo:
2 Ciertamente yo conozco que es así: ¿Y cómo se justificará el hombre con Dios?
3 Si quisiere contender con él, No le podrá responder á una cosa de mil.
4 El es sabio de corazón, y poderoso en fortaleza, ¿Quién se endureció contra él, y quedó en paz?
5 Que arranca los montes con su furor, Y no conocen quién los trastornó:
6 Que remueve la tierra de su lugar, Y hace temblar sus columnas:
7 Que manda al sol, y no sale; Y sella las estrellas:
8 El que extiende solo los cielos, Y anda sobre las alturas de la mar:
9 El que hizo el Arcturo, y el Orión, y las Pléyadas, Y los lugares secretos del mediodía:
10 El que hace cosas grandes é incomprensibles, Y maravillosas, sin número.
11 He aquí que él pasará delante de mí, y yo no lo veré; Y pasará, y no lo entenderé.
12 He aquí, arrebatará; ¿quién le hará restituir? ¿Quién le dirá, Qué haces?
13 Dios no tornará atrás su ira, Y debajo de él se encorvan los que ayudan á los soberbios.
14 ¿Cuánto menos le responderé yo, Y hablaré con él palabras estudiadas?
15 Que aunque fuese yo justo, no responderé; Antes habré de rogar á mi juez.
16 Que si yo le invocase, y él me respondiese, Aun no creeré que haya escuchado mi voz.
17 Porque me ha quebrado con tempestad, Y ha aumentado mis heridas sin causa.
18 No me ha concedido que tome mi aliento; Mas hame hartado de amarguras.
19 Si habláremos de su potencia, fuerte por cierto es; Si de juicio, ¿quién me emplazará?
20 Si yo me justificare, me condenará mi boca; Si me dijere perfecto, esto me hará inicuo.
21 Bien que yo fuese íntegro, no conozco mi alma: Reprocharé mi vida.
22 Una cosa resta que yo diga: Al perfecto y al impío él los consume.
23 Si azote mata de presto, Ríese de la prueba de los inocentes.
24 La tierra es entregada en manos de los impíos, Y él cubre el rostro de sus jueces. Si no es él, ¿quién es? ¿dónde está?
25 Mis días han sido más ligeros que un correo; Huyeron, y no vieron el bien.
26 Pasaron cual navíos veloces: Como el águila que se arroja á la comida.
27 Si digo: Olvidaré mi queja, Dejaré mi aburrimiento, y esforzaréme:
28 Contúrbanme todos mis trabajos; Sé que no me darás por libre.
29 Yo soy impío, ¿Para qué trabajaré en vano?
30 Aunque me lave con aguas de nieve, Y limpie mis manos con la misma limpieza,
31 Aun me hundirás en el hoyo, Y mis propios vestidos me abominarán.
32 Porque no es hombre como yo, para que yo le responda, Y vengamos juntamente á juicio.
33 No hay entre nosotros árbitro Que ponga su mano sobre nosotros ambos.
34 Quite de sobre mí su vara, Y su terror no me espante.
35 Entonces hablaré, y no le temeré: Porque así no estoy en mí mismo.
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