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2 Reyes 19:1-7; 2 Reyes 19:20-34
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      2 Reyes 19:1-7
            
              1
            
Y cuando el rey Ezequías lo oyó, rasgó sus vestidos, y se cubrió de cilicio, y entró en la Casa del SEÑOR.      
      
            
              2
            
Y envió a Eliacim el mayordomo, y a Sebna escriba, y a los ancianos de los sacerdotes, vestidos de cilicio a Isaías profeta hijo de Amós,      
      
            
              3
            
que le dijesen: Así dijo Ezequías: Este día es día de angustia, y de reprensión, y de blasfemia; porque los hijos han venido hasta la rotura, y la que da a luz no tiene fuerzas.      
      
            
              4
            
Por ventura oirá el SEÑOR tu Dios todas las palabras de Rabsaces, al cual el rey de los Asirios su señor ha enviado para injuriar al Dios vivo, y reprenderá las palabras, las cuales el SEÑOR tu Dios ha oído; por tanto, eleva  oración por las reliquias que aun se hallan.      
      
            
              5
            
Vinieron pues los siervos del rey Ezequías a Isaías.      
      
            
              6
            
E Isaías les respondió: Así diréis a vuestro señor: Así dijo el SEÑOR: No temas por las palabras que has oído, con las cuales me han blasfemado los siervos del rey de Asiria.      
      
            
              7
            
He aquí yo pongo en él un  espíritu, y oirá rumor, y volverá a su tierra; y yo haré que en su tierra caiga a cuchillo.      
  
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    2 Reyes 19:20-34
            
              20
            
Entonces Isaías hijo de Amós envió a decir a Ezequías: Así dijo el SEÑOR, Dios de Israel: Lo que me rogaste acerca de Senaquerib rey de Asiria, he oído.      
      
            
              21
            
Esta es  la palabra que el SEÑOR ha hablado contra él: ¿Te ha menospreciado? ¿Te ha escarnecido, oh virgen hija de Sion? Ha movido su cabeza detrás de ti hija de Jerusalén.      
      
            
              22
            
¿A quién has injuriado y a quién has blasfemado? ¿Y contra quién has hablado alto, y has alzado en alto tus ojos? Contra el Santo de Israel.      
      
            
              23
            
Por mano de tus mensajeros has proferido injuria contra el Señor, y has dicho: Con la multitud de mis carros he subido a las cumbres de los montes; a las cuestas del Líbano, y cortaré sus altos cedros, sus hayas escogidas;  y entraré a la morada de su término, al monte de su Carmel.      
      
            
              24
            
Yo he cavado y bebido las aguas ajenas, y he secado con las plantas de mis pies todos los ríos de munición.      
      
            
              25
            
¿Nunca has oído que desde largo tiempo atrás  la hice yo, y de días antiguos la he formado? Y ahora la he hecho venir, y será para destrucción de ciudades fuertes en montones de ruinas.      
      
            
              26
            
Y sus moradores, cortos de manos, quebrantados y confusos, serán cual  hierba del campo, como  legumbre verde; heno de los tejados, que antes que venga a madurez es seco.      
      
            
              27
            
Yo  he sabido tu asentarte, tu salir y tu entrar, y tu furor contra mí.      
      
            
              28
            
Por cuanto te has airado contra mí, y tu estruendo ha subido a mis oídos; por tanto yo  pondré mi anzuelo en tus narices, y mi freno en tus labios, y yo  te haré volver por el camino por donde viniste.      
      
            
              29
            
Y esto te será  por señal: Este año comerás lo que nacerá de suyo, y el segundo año lo que volverá  a nacer de suyo; y el tercer año haréis sementera, y segaréis, y plantaréis viñas, y comeréis el fruto de  ellas.      
      
            
              30
            
Y lo que hubiere escapado, lo que habrá quedado de la casa de Judá, volverá a echar raíz abajo, y hará fruto arriba.      
      
            
              31
            
Porque saldrán de Jerusalén remanente, y salvación del monte de Sion; el celo del SEÑOR de los ejércitos hará esto.      
      
            
              32
            
Por tanto, el SEÑOR dice así del rey de Asiria: No entrará en esta ciudad, ni echará saeta en ella; ni vendrá delante de ella escudo, ni será echado contra ella baluarte.      
      
            
              33
            
Por el camino que vino se volverá, y no entrará en esta ciudad, dice el SEÑOR.      
      
            
              34
            
Porque yo  ampararé a esta ciudad para salvarla, por amor de mí, y por amor de David mi siervo.      
  
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