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Y avanzado el sábado, amaneciendo para el primero de los sábados, vino MarĂa Magdalena, y la otra MarĂa, a ver el sepulcro
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Y he aquĂ, fue hecho un gran terremoto; porque el ángel del Señor, descendiendo del cielo y llegando, habĂa revuelto la piedra del sepulcro, y estaba sentado sobre ella
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Y su aspecto era como un relámpago, y su vestido blanco como la nieve