Apocalipsis 6:3

3 Cuando el Cordero rompió el segundo sello, oí que el segundo ser viviente decía: «¡Ven!».

Apocalipsis 6:3 Meaning and Commentary

Revelation 6:3

And when he had opened the second seal
Of the sealed book; that is, the Lamb, as before:

I heard the second beast say, come and see;
this living creature was the ox, whose situation was on the west side of the throne, as the standard of Ephraim, on which was an ox, was on the west of the camp of Israel; no mention is made of the noise of thunder, as before, the voice of the ox being lower than that of the lion; and this perhaps may point out a decrease in the Gospel ministry; to fix on any particular person, as, with Grotius, the Evangelist Matthew, because he says, ( Matthew 24:7 ) , nation shall rise against nation, which carries in it some likeness to what is said at the opening of this seal; or, as with Brightman, Justin Martyr, whose second apology was not regarded by the emperor, is mere conjecture; the ministers of the Gospel are intended who lived under this seal, who, though they might not be strong and courageous like the lion, or their predecessors, yet were like the ox, laborious in preaching, and patient in suffering; and these are represented in this vision as inviting John to behold and observe the following hieroglyphic.

Apocalipsis 6:3 In-Context

1 El Cordero rompe los primeros seis sellos
Mientras miraba, el Cordero rompió el primero de los siete sellos que había en el rollo.
Entonces oí que uno de los cuatro seres vivientes decía con voz de trueno: «¡Ven!».

2 Levanté la vista y vi que había un caballo blanco, y su jinete llevaba un arco, y se le colocó una corona sobre la cabeza. Salió cabalgando para ganar muchas batallas y obtener la victoria.

3 Cuando el Cordero rompió el segundo sello, oí que el segundo ser viviente decía: «¡Ven!».

4 Entonces apareció otro caballo, de color rojo. Al jinete se le dio una gran espada y la autoridad para quitar la paz de la tierra. Y hubo guerra y masacre por todas partes.

5 Cuando el Cordero rompió el tercer sello, oí que el tercer ser viviente decía: «¡Ven!». Levanté la vista y vi un caballo negro, y el jinete llevaba una balanza en la mano.