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Pues ninguno de mis primeros invitados probará ni una migaja de mi banquete”».
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El costo de ser discĂpulo Una gran multitud seguĂa a JesĂşs. Él se dio vuelta y les dijo:
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«Si quieres ser mi discĂpulo, debes aborrecer a los demás —a tu padre y madre, esposa e hijos, hermanos y hermanas— sĂ, hasta tu propia vida. De lo contrario, no puedes ser mi discĂpulo.
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Además, si no cargas tu propia cruz y me sigues, no puedes ser mi discĂpulo.