Deuteronomio 5:22

22 »Estas son las palabras que el SEÑOR pronunció con voz fuerte desde el fuego, la nube y la densa oscuridad, cuando ustedes estaban reunidos al pie de la montaña. No añadió nada más. Luego las escribió en dos tablas de piedra, y me las entregó.

Deuteronomio 5:22 Meaning and Commentary

Deuteronomy 5:22

These words the Lord spake unto all your assembly in the
mount
The above ten words or commands, which were spoken so audibly and loudly by the Lord himself on Mount Sinai, that the whole congregation of the people of Israel heard them:

out of the midst of the fire, of the cloud, and of the thick darkness;
in which the Lord was; see ( Deuteronomy 4:11 ) ,

with a great voice, and he added no more;
ceased speaking; after he had delivered the ten commands, he said no more at that time. The Targum of Jonathan is,

``with a great voice which ceased not.''

It ceased not until all were delivered, and then it did; it was a continued voice, yet clear and distinct:

and he wrote them in

two tables of stone;
marble stone, as the Targum of Jonathan; which is much more likely than what the paraphrase has on ( Deuteronomy 4:13 ) , this is an emblem of the duration of the law:

and delivered them unto me;
to Moses, and by him to be delivered to the people, who though they had heard them would be apt to forget them; and therefore they were written, that they might read them, and meditate on them, and be careful to keep them.

Deuteronomio 5:22 In-Context

20 »No des falso testimonio en contra de tu prójimo.

21 »No codicies la esposa de tu prójimo, ni desees su casa, ni su tierra, ni su esclavo, ni su esclava, ni su buey, ni su burro, ni nada que le pertenezca.

22 »Estas son las palabras que el SEÑOR pronunció con voz fuerte desde el fuego, la nube y la densa oscuridad, cuando ustedes estaban reunidos al pie de la montaña. No añadió nada más. Luego las escribió en dos tablas de piedra, y me las entregó.

23 »Cuando ustedes oyeron la voz que salía de la oscuridad, mientras la montaña ardía en llamas, todos los jefes de sus tribus y sus ancianos vinieron a mí

24 y me dijeron: “El SEÑOR nuestro Dios nos ha mostrado su gloria y su majestad, y hemos oído su voz que salía del fuego. Hoy hemos visto que un simple mortal puede seguir con vida aunque Dios hable con él.