23 Por aquellos dÃas se produjo un gran disturbio a propósito del Camino.
24
Un platero llamado Demetrio, que hacÃa figuras en plata del templo de Artemisa,[a] proporcionaba a los artesanos no poca ganancia.
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Los reunió con otros obreros del ramo, y les dijo:—Compañeros, ustedes saben que obtenemos buenos ingresos de este oficio.
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Les consta además que el tal Pablo ha logrado persuadir a mucha gente, no solo en Éfeso sino en casi toda la provincia de Asia. Él sostiene que no son dioses los que se hacen con las manos.
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Al oÃr esto, se enfurecieron y comenzaron a gritar:—¡Grande es Artemisa de los efesios!
29
En seguida toda la ciudad se alborotó. La turba en masa se precipitó en el teatro, arrastrando a Gayo y a Aristarco, compañeros de viaje de Pablo, que eran de Macedonia.
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Pablo quiso presentarse ante la multitud, pero los discÃpulos no se lo permitieron.
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Incluso algunas autoridades de la provincia, que eran amigos de Pablo, le enviaron un recado, rogándole que no se arriesgara a entrar en el teatro.