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Entonces MarĂa tomĂł una libra de ungĂĽento de nardo lĂquido, de mucho precio, y ungiĂł los pies de JesĂşs, y limpiĂł sus pies con sus cabellos; y la casa se llenĂł del olor del ungĂĽento.
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Y dijo uno de sus discĂpulos, Judas Iscariote, hijo de SimĂłn, el que le habĂa de entregar: