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Estando él aún hablando, he aquí una multitud; y el que se llamaba Judas, uno de los doce, iba delante de ellos; y llegó a Jesús para besarle
      
 
      
            
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Entonces Jesús le dijo: Judas, ¿con 
un beso entregas al Hijo del hombre
      
 
      
            
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Y viendo los que estaban con él lo que había de acontecer, le dijeron: Señor, ¿heriremos a espada
      
 
      
            
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Y uno de ellos hirió al siervo del príncipe de los sacerdotes, y le quitó la oreja derecha
      
 
      
            
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Entonces respondiendo Jesús, dijo: Dejad hasta aquí. Y tocando su oreja, le sanó
      
 
      
            
              52
            
Y Jesús dijo a los que habían venido a él, a los príncipes de los sacerdotes, y a los capitanes del Templo, y a los ancianos: ¿Cómo a ladrón habéis salido con espadas y con bastones
      
 
      
            
              53
            
Habiendo estado con vosotros cada día en el Templo, no extendisteis las manos contra mí; mas ésta es vuestra hora, y la potestad de 
las tinieblas
      
 
      
            
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Y prendiéndole le trajeron, y le metieron en casa del príncipe de los sacerdotes. Y Pedro le seguía de lejos
      
 
      
            
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Y habiendo encendido fuego en medio de la sala, y sentándose todos alrededor, se sentó también Pedro entre ellos
      
 
      
            
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Y cuando una criada le vio que estaba sentado al fuego, se fijó en él, y dijo: Y éste con él estaba
      
 
      
            
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Entonces él lo negó, diciendo: Mujer, no le conozco
      
 
      
            
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Y un poco después, viéndole otro, dijo: Y tú de ellos eras. Y Pedro dijo: Hombre, no soy
      
 
      
            
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Y como una hora pasada otro afirmaba, diciendo: Verdaderamente también éste estaba con él, porque es galileo
      
 
      
            
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Y Pedro dijo: Hombre, no sé 
lo que dices. Y luego, estando él aún hablando, el gallo cantó
      
 
      
            
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Entonces, vuelto el Señor, miró a Pedro; y Pedro se acordó de la palabra del Señor como le había dicho: Antes que el gallo cante, me negarás tres veces
      
 
      
            
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Y saliendo fuera Pedro, lloró amargamente
      
 
      
            
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Y los hombres que tenían a Jesús, se burlaban de él hiriéndole
      
 
      
            
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y cubriéndole, herían su rostro, y le preguntaban, diciendo: Profetiza quién es el que te hirió
      
 
      
            
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Y decían otras muchas cosas blasfemándole