1 A todo esto me dediqué de lleno, y en todo esto comprobé que los justos y los sabios, y sus obras, están en las manos de Dios; que el hombre nada sabe del amor ni del odio, aunque los tenga ante sus ojos.
1
A todo esto me dediqué de lleno, y en todo esto comprobé que los justos y los sabios, y sus obras, están en las manos de Dios; que el hombre nada sabe del amor ni del odio, aunque los tenga ante sus ojos.
2
Para todos hay un mismo final:para el justo y el injusto,para el bueno y el malo,para el puro y el impuro,para el que ofrece sacrificiosy para el que no los ofrece;para el bueno y para el pecador,para el que hace juramentosy para el que no los hace.
3
Hay un mal en todo lo que se hace en esta vida: que todos tienen un mismo final. Además, el corazón del hombre rebosa de maldad; la locura está en su corazón toda su vida, y su fin está entre los muertos.
4
¿Por quién, pues, decidirse? Entre todos los vivos hay esperanza, puesvale más perro vivoque león muerto.
5
Porque los vivos saben que han de morir, pero los muertos no saben nada ni esperan nada, pues su memoria cae en el olvido.