Jesús alimenta a los cuatro mil
 29 Salió Jesús de allí y llegó a orillas del mar de Galilea. Luego subió a la montaña y se sentó.
      
 
      
            
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Se le acercaron grandes multitudes que llevaban cojos, ciegos, lisiados, mudos y muchos enfermos más, y los pusieron a sus pies; y él los sanó.
      
 
      
            
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La gente se asombraba al ver a los mudos hablar, a los lisiados recobrar la salud, a los cojos andar y a los ciegos ver. Y alababan al Dios de Israel.
      
 
      
            
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Jesús llamó a sus discípulos y les dijo:—Siento compasión de esta gente porque ya llevan tres días conmigo y no tienen nada que comer. No quiero despedirlos sin comer, no sea que se desmayen por el camino.
      
 
      
            
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Los discípulos objetaron:—¿Dónde podríamos conseguir en este lugar despoblado suficiente pan para dar de comer a toda esta multitud?
      
 
      
            
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—¿Cuántos panes tienen? —les preguntó Jesús.—Siete, y unos pocos pescaditos.
      
 
      
            
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Luego mandó que la gente se sentara en el suelo.
      
 
      
            
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Tomando los siete panes y los pescados, dio gracias, los partió y se los fue dando a los discípulos. Estos, a su vez, los distribuyeron a la gente.
      
 
      
            
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Todos comieron hasta quedar satisfechos. Después los discípulos recogieron siete cestas llenas de pedazos que sobraron.
      
 
      
            
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Los que comieron eran cuatro mil hombres, sin contar a las mujeres y a los niños.
      
 
      
            
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Después de despedir a la gente, subió Jesús a la barca y se fue a la región de Magadán.