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Habiendo dicho Jesús estas cosas, salió con sus discípulos tras el arroyo de Cedrón, donde había un huerto, en el cual entró 
Jesús  y sus discípulos.
      
 
      
            
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Y también Judas, el que le entregaba, conocía aquel lugar; porque muchas veces Jesús se juntaba allí con sus discípulos.
      
 
      
            
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Judas pues tomando una compañía de soldados, y ministros de los sumo sacerdotes y de los fariseos, vino allí con linternas y antorchas, y con armas.
      
 
      
            
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Pero Jesús, sabiendo todas las cosas que habían de venir sobre él, salió delante, y les dijo: ¿A quién buscáis?
      
 
      
            
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Le respondieron: A Jesús Nazareno. Les dice Jesús: YO SOY (Y estaba también con ellos Judas, el que le entregaba.)
      
 
      
            
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Y cuando les dijo, YO SOY, volvieron atrás, y cayeron a tierra.
      
 
      
            
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Les volvió, pues, a preguntar: ¿A quién buscáis? Y ellos dijeron: A Jesús Nazareno.
      
 
      
            
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Respondió Jesús: Ya os he dicho que YO SOY; pues si a mí 
me  buscáis, dejad ir a éstos.
      
 
      
            
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Para que se cumpliese la palabra que había dicho: De los que me diste, ninguno de ellos perdí.
      
 
      
            
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Entonces Simón Pedro, que tenía espada, la sacó, e hirió a un siervo del sumo sacerdote, y le cortó la oreja derecha. Y el siervo se llamaba Malco.
      
 
      
            
              11
            
Jesús entonces dijo a Pedro: Mete tu espada en la vaina; el vaso que el Padre me ha dado, ¿no lo tengo que beber?