1
            
Y a 
sus  discípulos dice: Imposible es que no vengan escándalos; mas ¡ay de aquel por quien vienen!
      
 
      
            
              2
            
Mejor le fuera, si una muela 
de un molino  de asno le fuera puesta al cuello, y le lanzasen en el mar, que escandalizar a uno de estos pequeñitos.
      
 
      
            
              3
            
Mirad por vosotros; si pecare contra ti tu hermano, repréndele; y si se arrepintiere, perdónale.
      
 
      
            
              4
            
Y si siete veces al día pecare contra ti, y siete veces al día se volviere a ti, diciendo, me arrepiento; tu le perdonarás.
      
 
      
            
              5
            
Y dijeron los apóstoles al Señor: Auméntanos la fe.
      
 
      
            
              6
            
Entonces el Señor dijo: Si tuvieseis fe como un grano de mostaza, diréis a este sicómoro: Desarráigate, y plántate en el mar; y os obedecerá.
      
 
      
            
              7
            
¿Y quién de vosotros tiene un siervo que ara o apacienta, que vuelto del campo le diga luego: Pasa, siéntate a la mesa?
      
 
      
            
              8
            
¿No le dice antes: Adereza qué cene, y arremángate, y sírveme hasta que haya comido y bebido; y después de esto, come tú y bebe?
      
 
      
            
              9
            
¿Da gracias al siervo porque hizo lo que le había sido mandado? Pienso que no.
      
 
      
            
              10
            
Así también vosotros, cuando hubiereis hecho todo lo que os es mandado, decid: Siervos inútiles somos, porque lo que debíamos hacer, hicimos.