Mateo 7; Éxodo 37; Proverbios 17

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Mateo 7

1 NO juzguéis, para que no seáis juzgados.
2 Porque con el juicio con que juzgáis, seréis juzgados; y con la medida con que medís, os volverán á medir.
3 Y ¿por qué miras la mota que está en el ojo de tu hermano, y no echas de ver la viga que está en tu ojo?
4 O ¿cómo dirás á tu hermano: Espera, echaré de tu ojo la mota, y he aquí la viga en tu ojo?
5 ¡Hipócrita! echa primero la viga de tu ojo, y entonces mirarás en echar la mota del ojo de tu hermano.
6 No deis lo santo á los perros, ni echéis vuestras perlas delante de los puercos; porque no las rehuellen con sus pies, y vuelvan y os despedacen.
7 Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá.
8 Porque cualquiera que pide, recibe; y el que busca, halla; y al que llama, se abrirá.
9 ¿Qué hombre hay de vosotros, á quien si su hijo pidiere pan, le dará una piedra?
10 ¿Y si le pidiere un pez, le dará una serpiente?
11 Pues si vosotros, siendo malos, sabéis dar buenas dádivas á vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre que está en los cielos, dará buenas cosas á los que le piden?
12 Así que, todas las cosas que quisierais que los hombres hiciesen con vosotros, así también haced vosotros con ellos; porque esta es la ley y los profetas.
13 Entrad por la puerta estrecha: porque ancha es la puerta, y espacioso el camino que lleva á perdición, y muchos son los que entran por ella.
14 Porque estrecha es la puerta, y angosto el camino que lleva á la vida, y pocos son los que la hallan.
15 Y guardaos de los falsos profetas, que vienen á vosotros con vestidos de ovejas, mas de dentro son lobos rapaces.
16 Por sus frutos los conoceréis. ¿Cógense uvas de los espinos, ó higos de los abrojos?
17 Así, todo buen árbol lleva buenos frutos; mas el árbol maleado lleva malos frutos.
18 No puede el buen árbol llevar malos frutos, ni el árbol maleado llevar frutos buenos.
19 Todo árbol que no lleva buen fruto, córtase y échase en el fuego.
20 Así que, por sus frutos los conoceréis.
21 No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos: mas el que hiciere la voluntad de mi Padre que está en los cielos.
22 Muchos me dirán en aquel día: Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre lanzamos demonios, y en tu nombre hicimos mucho milagros?
23 Y entonces les protestaré: Nunca os conocí; apartaos de mí, obradores de maldad.
24 Cualquiera, pues, que me oye estas palabras, y las hace, le compararé á un hombre prudente, que edificó su casa sobre la peña;
25 Y descendió lluvia, y vinieron ríos, y soplaron vientos, y combatieron aquella casa; y no cayó: porque estaba fundada sobre la peña.
26 Y cualquiera que me oye estas palabras, y no las hace, le compararé á un hombre insensato, que edificó su casa sobre la arena;
27 Y descendió lluvia, y vinieron ríos, y soplaron vientos, é hicieron ímpetu en aquella casa; y cayó, y fué grande su ruina.
28 Y fué que, como Jesús acabó estas palabras, las gentes se admiraban de su doctrina;
29 Porque les enseñaba como quien tiene autoridad, y no como los escribas.
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Éxodo 37

1 HIZO también Bezaleel el arca de madera de Sittim: su longitud era de dos codos y medio, y de codo y medio su anchura, y su altura de otro codo y medio:
2 Y cubrióla de oro puro por de dentro y por de fuera, é hízole una cornisa de oro en derredor.
3 Hízole además de fundición cuatro anillos de oro á sus cuatro esquinas; en el un lado dos anillos y en el otro lado dos anillos.
4 Hizo también las varas de madera de Sittim, y cubriólas de oro.
5 Y metió las varas por los anillos á los lados del arca, para llevar el arca.
6 Hizo asimismo la cubierta de oro puro: su longitud de dos codos y medio, y su anchura de codo y medio.
7 Hizo también los dos querubines de oro, hízolos labrados á martillo, á los dos cabos de la cubierta:
8 El un querubín de esta parte al un cabo, y el otro querubín de la otra parte al otro cabo de la cubierta: hizo los querubines á sus dos cabos.
9 Y los querubines extendían sus alas por encima, cubriendo con sus alas la cubierta: y sus rostros el uno enfrente del otro, hacia la cubierta los rostros de los querubines.
10 Hizo también la mesa de madera de Sittim; su longitud de dos codos, y su anchura de un codo, y de codo y medio su altura;
11 Y cubrióla de oro puro, é hízole una cornisa de oro en derredor.
12 Hízole también una moldura alrededor, del ancho de una mano, á la cual moldura hizo la cornisa de oro en circunferencia.
13 Hízole asimismo de fundición cuatro anillos de oro, y púsolos á las cuatro esquinas que correspondían á los cuatro pies de ella.
14 Delante de la moldura estaban los anillos, por los cuales se metiesen las varas para llevar la mesa.
15 E hizo las varas de madera de Sittim para llevar la mesa, y cubriólas de oro.
16 También hizo los vasos que habían de estar sobre la mesa, sus platos, y sus cucharas, y sus cubiertos y sus tazones con que se había de libar, de oro fino.
17 Hizo asimismo el candelero de oro puro, é hízolo labrado á martillo: su pie y su caña, sus copas, sus manzanas y sus flores eran de lo mismo.
18 De sus lados salían seis brazos; tres brazos del un lado del candelero, y otros tres brazos del otro lado del candelero:
19 En el un brazo, tres copas figura de almendras, una manzana y una flor; y en el otro brazo tres copas figura de almendras, una manzana y una flor: y así en los seis brazos que salían del candelero.
20 Y en el candelero había cuatro copas figura de almendras, sus manzanas y sus flores:
21 Y una manzana debajo de los dos brazos de lo mismo, y otra manzana debajo de los otros dos brazos de lo mismo, y otra manzana debajo de los otros dos brazos de lo mismo, conforme á los seis brazos que salían de él.
22 Sus manzanas y sus brazos eran de lo mismo; todo era una pieza labrada á martillo, de oro puro.
23 Hizo asimismo sus siete candilejas, y sus despabiladeras, y sus platillos, de oro puro;
24 De un talento de oro puro lo hizo, con todos sus vasos.
25 Hizo también el altar del perfume de madera de Sittim: un codo su longitud, y otro codo su anchura, era cuadrado; y su altura de dos codos; y sus cuernos de la misma pieza.
26 Y cubriólo de oro puro, su mesa y sus paredes alrededor, y sus cuernos: é hízole una corona de oro alrededor.
27 Hízole también dos anillos de oro debajo de la corona en las dos esquinas á los dos lados, para pasar por ellos las varas con que había de ser conducido.
28 E hizo las varas de madera de Sittim, y cubriólas de oro.
29 Hizo asimismo el aceite santo de la unción, y el fino perfume aromático, de obra de perfumador.
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Proverbios 17

1 MEJOR es un bocado seco, y en paz, Que la casa de contienda llena de víctimas.
2 El siervo prudente se enseñoreará del hijo que deshonra, Y entre los hermanos partirá la herencia.
3 El crisol para la plata, y la hornaza para el oro: Mas Jehová prueba los corazones.
4 El malo está atento al labio inicuo; Y el mentiroso escucha á la lengua detractora.
5 El que escarnece al pobre, afrenta á su Hacedor: Y el que se alegra en la calamidad, no quedará sin castigo.
6 Corona de los viejos son los hijos de los hijos; Y la honra de los hijos, sus padres.
7 No conviene al necio la altilocuencia: ¡Cuánto menos al príncipe el labio mentiroso!
8 Piedra preciosa es el cohecho en ojos de sus dueños: A donde quiera que se vuelve, da prosperidad.
9 El que cubre la prevaricación, busca amistad: Mas el que reitera la palabra, aparta al amigo.
10 Aprovecha la reprensión en el entendido, Más que si cien veces hiriese en el necio.
11 El rebelde no busca sino mal; Y mensajero cruel será contra él enviado.
12 Mejor es se encuentre un hombre con una osa á la cual han robado sus cachorros, Que con un fatuo en su necedad.
13 El que da mal por bien, No se apartará el mal de su casa.
14 El que comienza la pendencia es como quien suelta las aguas: Deja pues la porfía, antes que se enmarañe.
15 El que justifica al impío, y el que condena al justo, Ambos á dos son abominación á Jehová.
16 ¿De qué sirve el precio en la mano del necio para comprar sabiduría, No teniendo entendimiento?
17 En todo tiempo ama el amigo; Y el hermano para la angustia es nacido.
18 El hombre falto de entendimiento toca la mano, Fiando á otro delante de su amigo.
19 La prevaricación ama el que ama pleito; Y el que alza su portada, quebrantamiento busca.
20 El perverso de corazón nunca hallará bien: Y el que revuelve con su lengua, caerá en mal.
21 El que engendra al necio, para su tristeza lo engendra: Y el padre del fatuo no se alegrará.
22 El corazón alegre produce buena disposición: Mas el espíritu triste seca los huesos.
23 El impío toma dádiva del seno Para pervertir las sendas del derecho.
24 En el rostro del entendido aparece la sabiduría: Mas los ojos del necio vagan hasta el cabo de la tierra.
25 El hijo necio es enojo á su padre, Y amargura á la que lo engendró.
26 Ciertamente no es bueno condenar al justo, Ni herir á los príncipes que hacen lo recto.
27 Detiene sus dichos el que tiene sabiduría: De prudente espíritu es el hombre entendido.
28 Aun el necio cuando calla, es contado por sabio: El que cierra sus labios es entendido.
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