8
Con él está sólo un brazo de carne, pero con nosotros está el SEÑOR nuestro Dios para ayudarnos y pelear nuestras batallas. Y el pueblo confió en las palabras de Ezequías, rey de Judá.
9
Después de esto, Senaquerib, rey de Asiria, mientras estaba sitiando a Laquis con todas sus fuerzas, envió sus siervos a Jerusalén, a Ezequías, rey de Judá, y a todos los de Judá que estaban en Jerusalén, diciendo:
10
Así dice Senaquerib, rey de Asiria, "¿En qué estáis confiando para que permanezcáis bajo sitio en Jerusalén?
11
"¿No os engaña Ezequías para entregaros a morir de hambre y de sed, diciendo: 'El SEÑOR nuestro Dios nos librará de la mano del rey de Asiria'?
12
"¿El mismo Ezequías no ha quitado sus lugares altos y sus altares, y ha dicho a Judá y a Jerusalén: 'Delante de un altar adoraréis, y sobre él quemaréis incienso?'