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Entonces el rey se arrepintió profundamente de lo que había dicho, pero debido a los juramentos que había hecho delante de sus invitados, no le podía negar lo que pedía.
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Así que envió de inmediato a un verdugo a la prisión para que le cortara la cabeza a Juan y luego se la trajera. El soldado decapitó a Juan en la prisión,
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trajo su cabeza en una bandeja y se la dio a la muchacha, quien se la llevó a su madre.
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Cuando los discípulos de Juan oyeron lo que había sucedido, fueron a buscar el cuerpo y lo pusieron en una tumba.
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Jesús alimenta a cinco mil Los apóstoles regresaron de su viaje y le contaron a Jesús todo lo que habían hecho y enseñado.