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Ponemos en conocimiento de Su Majestad que fuimos a la provincia de Judá, al templo del gran Dios, y vimos que se está reconstruyendo con grandes piedras, y que sus paredes se están recubriendo con madera. El trabajo se hace con esmero y avanza rápidamente.
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A los dirigentes les preguntamos quién los había autorizado a reconstruir ese templo y restaurar su estructura,
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y cómo se llaman los que dirigen la obra, para comunicárselo por escrito a Su Majestad.
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Ellos nos respondieron:«Somos siervos del Dios del cielo y de la tierra, y estamos reconstruyendo el templo que fue edificado y terminado hace ya mucho tiempo por un gran rey de Israel.