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Como parte de su enseñanza Jesús decía:—Tengan cuidado de los maestros de la ley. Les gusta pasearse con ropas ostentosas y que los saluden en las plazas,
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ocupar los primeros asientos en las sinagogas y los lugares de honor en los banquetes.
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Se apoderan de los bienes de las viudas y a la vez hacen largas plegarias para impresionar a los demás. Estos recibirán peor castigo.
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Jesús se sentó frente al lugar donde se depositaban las ofrendas, y estuvo observando cómo la gente echaba sus monedas en las alcancías del templo. Muchos ricos echaban grandes cantidades.
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Pero una viuda pobre llegó y echó dos moneditas de muy poco valor.